"Yo estaba caminando por las calles de Once, como hago siempre, y me para un patrullero. Me piden el documento y como no lo tenía me dijeron que me iban a tener que secuestrar la mercadería. Pero me trataron bien", dijo Maxi sobre el episodio con la policía.

El vendedor calculó que ese día tenía unos 45 sándwiches, de 50 pesos cada uno, pero aseguró que lo que más le dolió fue que le sacaran la canasta. La había comprado en Córdoba y por su tamaño es difícil de conseguir en Buenos Aires.

"Cuando me sacaron la foto, la verdad es que estaba triste, me sentí mal, pero quiero aclarar que no me llevaron preso. Yo estaba con las manos para atrás porque es mi manera de pararme", relató.

Un vecino tomó una foto en el momento exacto del decomiso, cuando se veía al joven cabizbajo por la situación. A partir de esa imagen, la historia de Maxi, como le dicen sus amigos, se viralizó, especialmente en Twitter, donde un usuario le pidió permiso para publicar su celular y le llovieron pedidos.

"Me gustaría tener otro trabajo, la calle es muy dura", afirmó Maxi, quien hace diez años que se dedica a la venta ambulante. El joven indicó que le gustaría tener un puesto legal y que a veces trabaja con la familia de su novia en grandes actos como el del sábado, ya que ellos cuentan con libreta sanitaria.