La nevada imposible: así se creó la Buenos Aires apocalíptica de El Eternauta
Con técnicas inéditas, producción artesanal y tecnología de punta, el equipo detrás de la serie El Eternauta transformó la capital argentina en un escenario cubierto por nieve letal. La combinación de ingenio local y recursos visuales sorprendentes marcó un hito para la ciencia ficción nacional.
El desafío de recrear una Buenos Aires cubierta de nieve tóxica no se resolvió con grandes efectos digitales ni presupuestos exorbitantes, aunque sí se utilizó tecnología de última generación. La adaptación de El Eternauta, dirigida por Bruno Stagnaro y protagonizada por Ricardo Darín, logró una hazaña técnica sin precedentes en la ficción argentina, construyendo un mundo devastado con recursos locales, soluciones artesanales y la incorporación estratégica de tecnologías internacionales.
"Fue muy afortunado el hecho de que, justo en el momento en que intentamos hacerlo, se abrió una puerta tecnológica que hizo que estuviera más cerca el poder transformar una ciudad viva en la ciudad de El Eternauta", dijo el director Bruno Stagnaro.
El rodaje se extendió durante 148 días y abarcó 38 locaciones, muchas de ellas intervenidas durante la madrugada y despejadas antes del amanecer. “Se nevaba una calle a la medianoche y debía estar despejada para las 6 de la mañana”, detalló la producción. La logística fue intensa, pero el mayor reto fue técnico: lograr que Buenos Aires se sintiera nevada, desolada y reconocible al mismo tiempo.
Una técnica creada desde cero
El responsable del área de efectos especiales, Nicanor Enríquez, explicó que durante los cinco meses de preproducción se probaron múltiples materiales para crear distintos tipos de nieve, cada uno con una función narrativa precisa. La solución final fue una mezcla innovadora de sal entrefina, celulosa, espuma y jabón líquido prensado. Para planos cerrados, desarrollaron Eco Snow, un material plástico único calibrado para flotar como copos reales sin pegarse a la ropa ni al cuerpo de los actores.
Las caídas de nieve se generaron con turbinas de presión variable, adaptadas según la intensidad deseada en cada escena. Todo fue ajustado constantemente durante el rodaje, manteniendo una coherencia visual que convirtió a la nieve en un personaje más.
Virtual Production: Buenos Aires dentro de una pantalla
Más allá de las soluciones físicas, la clave estuvo en la tecnología de Virtual Production, una técnica que combina escenografía real con proyecciones digitales de alta definición. Usada en producciones como The Mandalorian, esta herramienta permitió replicar calles enteras escaneadas en 3D, con una calidad de detalle que impactó a los especialistas.
Ignacio Pol, supervisor de efectos visuales, remarcó: “Claramente, se necesitaba un desarrollo tecnológico, por las condiciones en sí de la historia, donde todo Buenos Aires está nevado, está todo medio apocalíptico y realmente ciertas locaciones serían imposibles de filmar en locaciones reales”.
Pablo Accame, también a cargo del área visual, agregó: “Esta técnica nos permitió grabar en Buenos Aires sin que sea Buenos Aires. Tenemos a Buenos Aires atrapado en esa pantalla con nieve. Facilita el laburo del actor en el sentido de que vos ves en tiempo real las cosas que tenés que construir. Lo vuelve mucho más realista y mucho más efectivo”.
La actriz Andrea Pietra, parte del elenco principal, describió su experiencia en el set: “Es muy mágico. Parece que circuláramos dentro de esa pantalla”.
Un viaje apocalíptico que respeta su origen
La serie transcurre en una Buenos Aires contemporánea, donde una extraña nevada comienza a caer una noche de verano. En pocas horas, la ciudad queda sumida en el silencio de la muerte. Lo que parece una catástrofe climática se revela como el inicio de una invasión extraterrestre. A partir de ahí, Juan Salvo (interpretado por Ricardo Darín) y un grupo de personas buscan sobrevivir en un mundo devastado.
“El mayor desafío fue crear una historia original que siguiera honrando la esencia del material original, pero reconociendo que necesitaba actualizarse”, señaló Stagnaro, quien imaginó al personaje principal como un excombatiente de Malvinas para adaptar su experiencia al contexto actual. “La participación de Ricardo realmente elevó el proyecto”, remarcó el director.
Para Darín, la experiencia también fue transformadora. “La verdad es que nunca pensé en formar parte de una serie de ciencia ficción. La experiencia fue increíblemente enriquecedora y gratificante”, afirmó. “Me recordó que hay que seguir aprendiendo cada día”.
Además del trabajo actoral, Darín participó activamente del proceso creativo: “Me invitó a sentarnos juntos y repasar el guion, a reflexionar sobre diferentes situaciones, diálogos y todo lo demás. Fue increíblemente enriquecedor. Se lo debo a él. Sinceramente, trabajé con muchos directores, algunos generosos y otros no. Sin duda, él es uno de los generosos”.
La nieve como símbolo visual y narrativo
En El Eternauta, la nieve no es solo un recurso estético: es un símbolo de amenaza y de resistencia colectiva. La visión de Stagnaro fue clara desde el inicio. Cada entorno debía sentirse tangible, vivido, cargado de historia. Buenos Aires, con sus calles nevadas y silenciosas, se transforma en una ciudad reconocible pero desfigurada, una especie de espejo oscuro de sí misma.
Con un elenco que incluye a Andrea Pietra, Ariel Staltari, César Troncoso, Carla Peterson, Marcelo Subiotto, Claudio Martínez Bel, Oriana Cárdenas y Mora Fiszbajn, la serie apuesta a un realismo cargado de dramatismo.
El resultado fue una Buenos Aires nevada y desolada, sin precedentes en la televisión argentina, construida entre turbinas, pantallas gigantes y nieve inventada en laboratorios improvisados. Un esfuerzo colectivo que permitió, por fin, llevar a la pantalla una de las historias más queridas y desafiantes de la cultura popular argentina.