Durante la quinta jornada festivalera, salió el sol, volvieron las sonrisas, y se despejaron las caras de preocupación. Pero este, hasta ahora, festival pasado por agua se habían cortado alrededor de 55 mil entradas. Alentador.

Para quienes llegaron a Jesús María con ganas de ver jineteada, la tarde fue especial porque arrancaron a las 18.30 para completar las montas suspendidas del día anterior y, a ese lote, se les sumaron las 84 del martes. Como para darse una panzada.

El campo que lucía esplendoroso en la inauguración hoy es una sombra. Y el campeonato de jineteada está demasiado verde como para aventurar posibles aspirantes al título.

En la tramo televisivo, fue interesante el segmento de Roxana Carabajal. Su banda tiene las impronta familiar que hizo peculiar Peteco, esto es, acústico-eléctrico y poderoso.

Con el huayno Bombo legüero y una sacha-cumbia, Roxana invitó al baile en un público que parecía guardar energías para la chaya riojana de la madrugada.

Su versión de La Estrella azul fue dedicada a su mamá. Y el final con Alma de rezabaile fue contundente. 

Roxana Carabajal es de las pocas mujeres programadas en horario destacado; Soledad y Bruja Salguero, las restantes. No hay mucho más en la grilla del tramo folklórico. En el lunes extra, la princesita Karina es la otra.

En una noche que esperaba por mucha harina y albahaca, que vendrían con Sergio Galleguillo después de la 1.40, la espera musical con Los Legales y Guitarreros fue acorde a un anfiteatro que recibió alrededor de 17.500 tickets y que ya logró juntar más de la mitad de la gente que necesita para salvar los costos de organizar la edición.

Gente que chaya hasta desfallecer

Y si los riojanos miden los años por febreros -tal el fervor por la chaya carnavalera- Jesús María fue febrero también y fue algarabía y fue felicidad. Por primera vez, ni una nube amenazaba la fiesta y la calidez de la noche invitó a la fiesta.

Para cuando Sergio Galleguillo ingresó al escenario Martín Fierro y la gente ocupó casi todo el campo de doma, el presagio de fiesta era grande y la propuesta del riojano no defraudó. Galleguillo tuvo el coraje de intercalar nuevos temas con su repertorio festivo y ultra conocido y fiel a su genio se despachó en algún momento con un “palito” para los artistas que se acomodan en la grilla cerca del fin de semana. “Hay que llenar Jesús María un martes”, dijo para dejar claro que su propuesta convoca sin importar día.

El de la Rioja fue generoso también con otros artistas como cuando invitó a Camila Molina, finalista del programa de TV La Voz Argentina, a cantar dos temas. O cuando hizo subir al Toba Toledo que se quedó afuera de la programación por llegar sobre la hora a la zona de camarines.

Y en su repertorio no faltó ninguna de las conocidas como Bien riojano, Qué linda que es La Rioja, Niña Chay, Carnaval en La Rioja o El camión de Germán que siempre le sirve de bis para hacer estallar al público festivalero.

Angie Fontana, una DJ local que viene animando las noches entre artistas, se cargó al hombro la responsabilidad de animar el segmento entre Galleguillo y Ulises Bueno que hicieron un feat en Dale, vieja, dale para el delirio de la multitud que no abandonó el anfiteatro hasta que no quedó centímetro sin ocupar ni un paso sin bailar.

Ulises ya estuvo programado para la noche extra de Jesús María, pero ésta era su primera vez que ocupaba la grilla dentro del segmento folklórico. Fue un acierto enorme de la organización. No bailaron los policías porque no los dejó el jefe del operativo, pero estaba para que bailasen todos con ese tunga tunga característico, primitivo, donde bajo, acordeón y teclado van marcando la delantera. 

Por una noche, mucha gente se olvidó del tarifazo, de los precios del súper, de la pérdida del valor adquisitivo, de la inflación del 47% de 2018, y fue feliz entre chayas, huaynos, chacareras y cuarteto cordobés. Después de todo, ser feliz es muchas cosas antes que ecuaciones y números.

Fuente: La Voz del Interior