Los personajes bien interpretados por Griselda Siciliani, marcan el ritmo de  Educando a Nina , la comedia de enredos que arrancó este lunes por la pantalla de Telefe (Teleocho en Córdoba). La tira diaria enseñó sus cartas en un episodio de un poco más de una hora, sin cortes, con guiños a Córdoba de todos los colores ( ) y resultados diversos.

Según las redes sociales la tonada cordobesa fue la falla en el debut de Educando A Nina.

Mara es una millonaria frívola y descocada, especialista en moda, criada como una reina, siempre de fiesta, con más dinero que cerebro, afectada para hablar (ráfagas de inglés atacan su porteño presidencial) y tan volada como para decidir un viaje a Ibiza en un abrir y cerrar de ojos. Dicho y hecho. Cuando llega a España con la idea de descontrolar una noche y pegar la vuelta, le encuentran una bolsita con pastillas y va a parar a la cárcel.

Nina es bailarina y corista de una banda de cuarteto. Puro impulso y energía, tiene más calle y agallas que dinero y se verá obligada a aceptar la propuesta de suplantar a Mara cuando se lo ofrezcan. 

Imitaciones 
Va a ser un problema serio para la audiencia local asimilar las imitaciones de bajísima eficacia de la tonada cordobesa, sobre todo la que intenta Nicolás Furtado para interpretar al “Bicho” Ludueña, el novio cuartetero de Nina que empieza a tener buena estrella en el mundo de la bailanta en Buenos Aires. El personaje da más Rodrigo que la Mona Jiménez y el Carli, quienes tienen incidencia en la banda sonora y en algún momento aparecerán en la comedia.

Tampoco Jorgelina Aruzzi como Susy Contreras (íntima de Nina) y Enrique Liporace (padre postizo de la bailarina) encuentran el camino para no perderse con el acento. Está mejor Verónica Llinás como la mamá del Bicho y mánager dipsómana de la banda. De todos modos, sería genial si en Córdoba se pudiera emitir una versión doblada y aflojaran con las referencias al fernet sembradas en cada escena en la que aparecen los personajes que hablan con el cantito.

En el primer episodio se escucharon algunos chistes que prometen ir subiendo de tono y funcionaron bien, aunque en algunos momentos la comedia vira hacia el puro esperpento. El guion debería evolucionar para que el estereotipo del cordobés en estado de gracia permanente no asfixie otros aspectos de los personajes. 

La tonada cordobesa fue la falla en el debut de Educando A Nina