El fenómeno de las peñas folklóricas en nuestra ciudad vive un gran presente de la mano de diversos artistas, pero sobre todo por una creciente juventud que acompaña y le aporta a estos encuentros la vitalidad y la alegría que antaño tenían.

En este sentido Rubén "Culi" Taborda, músico de extensa y reconocida trayectoria, dialogó con el programa “Cansados de ser buenos” que se emite por FM 97.1, donde revalorizó la actualidad del género no sin antes afirmar que hace falta un mejor reconocimiento hacia los artistas.

 ¿Cómo ves en la actualidad la música folklórica?

Esta es una etapa muy linda en cuanto a los espacios para la música popular. Los viernes y sábados pueden llegar a haber tres o cuatro peñas, toda con su gente, cosa que antes no existía. Cada vez que se aproxima el fin de semana la gente me pregunta qué peña hay. Es hermoso ver a los pibes que van a hacer previa en las peñas antes de ir a los boliches y van y bailan folklore. Hoy los que sostienen las peñas son los jóvenes. Por otro lado, si bien la gente respeta al artista local, es como que le cuesta entender que uno le dedica la vida a esto. Y a todos nos afecta más allá del género. Ojo, quizá sea también un poco culpa nuestra, que como somos locales y hacemos cualquier cosa por tocar vamos siempre a menos, es algo que tenemos que revisar.

¿Pudiste llegar a vivir de la música?

Me gustaría pero hay una cuestión medio ambigua en cuanto a eso y que a mí no me cierra. Yo no sacrificaría en absoluto el acompañamiento a mis hijos y a mi familia por vivir de la música. No me molesta sacrificarme y tener un trabajo convencional para estar en casa. Estuve mucho tiempo afuera y sé lo que es, además no siempre vale la pena. Creo que está bueno quedarse en el lugar donde uno vive y hacer las cosas desde acá. Si todo el mundo se fuese a Buenos Aires a buscar su rumbo acá no sucedería nada. Encontré la manera de no irme de acá y generar, junto con un montón de gente, la movida que hoy se está viviendo en la ciudad.

Infancia rodeada de bailarines y músicos

“Culi” también recordó que sus inicios como músico y bailarín se debieron al acompañamiento de su familia, integrada por músicos y bailarines de distintos géneros.

Tuve una infancia preciosa rodeada de familiares bailarines y músicos con una pasión extrema por la música. Y de esas reuniones donde éramos un montón surgieron mis ganas de aprender a bailar y de hacer percusión”, recordó el músico.

 ¿Cuándo te das cuenta de esa búsqueda de la música nacional?

Mi abuelo era un fanático de comprar discos, tenía el combinado (tocadiscos) para poner discos por ejemplo de Cafrune y no volaba una mosca y se escuchaba completo, del lado A y B. Siempre me llamó la atención la imagen de él sentado y de que todo lo que escuchaba lo reflexionaba. Era como un ritual y ahí me llega el hecho de escuchar la letra de lo que se bailaba. Y desde ahí, para poder darle una alegría a “los viejos”, a mi abuelo sobre todo, es que con 12 años formamos el trío La Amistad y desde entonces nunca paré con la música.