La cara de Isabella Gómez se llenó de alegría cuando este jueves salió del consultorio 34 del Hospital de Niños de la Santísima Trinidad de la ciudad de Córdoba. Tras 11 días de recuperación, la médica la autorizó a volver a su casa en la localidad de La Para y reencontrarse con su familia.

“Mami, me duele”, le decía entre lágrimas a su mamá Marisa, quién no se separó nunca de su hija de 6 años desde que ocurrió el incidente.

Un yeso en su pierna derecha le impide a la niña movilizarse con normalidad y por un tiempo permanecerá en una silla de ruedas hasta que pueda empezar la rehabilitación con muletas. Además de la intervención en su pierna, los médicos notaron una evolución en la contusión que sufrió en uno de sus pulmones.

Isabella deberá volver en un mes pero antes podrá disfrutar del pan casero y los churros de su abuela Pelusa y del cariño de su familia y compañeros de escuela que le hicieron carteles de bienvenida de todos los colores. “Extraño”, insiste la niña desde hace varios días, esperando regresar a su pueblo.

La nena había salido despedida por la onda expansiva que generó la explosión de un pozo ciego en la localidad de La Para, en el departamento Río Primero. La tragedia se cobró la vida de su tío Luis y de su primo, un bebé de 10 meses.

“La buscaban por todos lados y no la encontraban. Ella voló al algarrobo y estuvo agarrada de una ramita del árbol”, relató Marisa.

Después fue trasladada de urgencia a Santa Rosa de Río Primero para finalmente ser derivada al Hospital de Niños por la gravedad del cuadro clínico.

La niña que sobrevivió a la trágica explosión fue dada de alta y vuelve a La Para

“Estaba jugando con mi primito bebé y le dije a mi tía que había un pozo lleno de piedras y cuando él las sacó, voló. Y me chocó en el ojo y en la cara”, contó la nena.

Su mamá expresó que la nena estuvo todo el tiempo consciente y sabe lo que le pasó. “Isabella cree mucho en los angelitos. Ella dice que Jeremías, su primo, es su ángel más chiquito y la salvó”, apunta ahora.

Mientras estuvo internada, Isabella ocupó una habitación del segundo piso y le deba a comer a las palomas. El fin de semana aprovechó para dar una vuelta por el hospital y pudo ver una obra de teatro para niños en el patio del establecimiento.

El yeso en su pierna es el espacio de expresión de todas las muestras de cariño de los médicos, enfermeros y de su papá, que le dibujó un escudo de Talleres. Solo faltaba el de Belgrano, del cual Isabella y su mamá son hinchas.

“Ahora tenemos que acompañarla a ella, prepararla para lo que se viene, son muchas emociones juntas. Volver a arrancar de nuevo”, expresó Marisa.

La Para recibe a una sobreviviente muy especial y le dará la bienvenida con mucha emoción, en un pueblo conmovido por una tragedia difícil de explicar.

Fuente: La Voz del Interior