Por Mariana Comba - Licenciada en Educación Inicial

Nuestros niños y adolescentes navegan diariamente por un universo de redes sociales, aplicaciones y plataformas, y muchos lo hacen solos, sin supervisión. A menudo, ya sea por cansancio, falta de tiempo, poca organización familiar, desconocimiento o comodidad, las familias ceden al uso de la tecnología. Y es en este espacio donde nuestros chicos, mientras se conectan en redes sociales, chatean con familiares y amigos, buscan información para la escuela, juegan y se ven expuestos a múltiples peligros.

El desafío es enorme y complejo: educarlos en el uso de Internet. Este mundo globalizado está lleno de amenazas, estafas, contenidos inapropiados, ciberbullyng entre otros. Al mismo tiempo, les permite estar conectados con amigos y familiares. Estas herramientas pueden ser maravillosas para conectarse, aprender y expresarse, pero también traen consigo desafíos. ¿Cómo podemos acompañar a nuestros chicos para que navegar en Internet sea una experiencia positiva y segura? 

El acceso a redes sociales, la comunicación digital, la búsqueda de información y los juegos en línea son actividades comunes en la vida de los menores. Por eso debemos educarlos para que utilicen estas herramientas de forma segura y responsable. En este contexto, el control parental puede ser un aliado valioso para proteger a los niños y adolescentes mientras exploran el mundo digital. El control parental es un conjunto de herramientas y configuraciones que permiten a los padres supervisar, limitar y guiar el uso que nuestros hijos hacen de la tecnología. Mediante su uso podemos activar medidas de seguridad y privacidad en los dispositivos, para proteger datos, limitar el tiempo de uso, filtrar contenido de aplicaciones o de páginas web, evitar que se comparta información en línea. Se implementa seleccionando herramientas adecuadas, revisando y estableciendo, regularmente, configuraciones de privacidad.

Si los dejamos solos frente a las pantallas estamos haciendo todo mal. Tenemos la obligación de interesarnos por conocer el mundo virtual de nuestros hijos, sin olvidar que aprenden de nuestro ejemplo. Y si como adultos usamos las redes sociales de forma respetuosa y positiva, ellos tendrán más probabilidades de imitarnos.

No olvidemos que el mejor control parental es el diálogo y la confianza. Los límites claros y saludables son innegociables, me refiero con esto a definir reglas claras sobre el uso de las redes sociales, el tiempo que pueden pasar conectados y los tipos de contenido que pueden compartir. Ayudemos a nuestros a tus hijos a equilibrar su vida digital con propuestas para realizar en el mundo real, como leer, practicar deportes, hacer arte o pasar tiempo con amigos y familiares. Estas vivencias les ayudarán a desarrollar habilidades sociales y a desconectarse de las redes cuando sea necesario. 

Y, por último, es esencial educarnos como adultos, aprender sobre las plataformas digitales que utilizan los chicos. Solo desde el conocimiento podremos guiarlos para prevenir y asegurarnos que las experiencias de nuestros niños y adolescentes en Internet sean positivas y seguras.

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