Cuenta la historia que el primer encuentro oficial de polo en el país se desarrolló en la ciudad de Ranchos, Buenos Aires, el 30 de agosto de 1875 y que el deporte llegó a nuestras tierras de manos de los ingleses, la mayoría hacendados, que recalaron en la Provincia de Santa Fe.

Desde ese momento la disciplina comenzó a tomar un impulso tal que de a poco fue ganando lugar en la sociedad. Así, Argentina se convirtió en una de las potencias en la especialidad, logrando dos medallas de oro en los Juegos Olímpicos y siendo la que más veces ha ganado el Campeonato Mundial con cuatro títulos

A paso cansino pero seguro fue expandiendo sus fronteras hasta llegar, hoy en día, a San Francisco de la mano de un grupo de amantes de este deporte. Uno de ellos es Julián Bossa, quien compitió profesionalmente durante el 2016 en Rafaela, y quien se refirió al inicio de la actividad en la ciudad: “Este proyecto tiene seis años y en su momento no se pudo realizar por diversos motivos, pero hoy tenemos una nueva realidad en la ciudad, con más apoyo en el hipódromo, en el Jockey club y pudimos retomar los sueños de aquel proyecto”, afirmó.

“Cabalgando” de a poco

Actualmente las clases se están llevando a cabo en un predio privado cercano al aeroclub local, mientras se concretan las obras de infraestructura adecuadas en el Hipódromo. “La idea es conformar escuelitas conforme a las distintas edades, es decir para menores de cinco y diez años, para adultos, para mujeres y también clases de verano con cabalgatas”, recalcó.

Sobre el deporte en sí, Bossa manifestó:“Si bien el juego es en equipo, el jugador forma un binomioparticular con el caballo. Y nosotros estamos con las clases para que los chicos y chicas puedan acercar y relacionar primeramente con el animal”, aclaró.

“El desafío a futuro, es que de este semillero que estamos generando surjan profesionales que recuerden con orgullo que se iniciaron en el Jockey Club San Francisco”, cerró

Presencia femenina

Las mujeres han recibido perfectamente el proyecto. Actualmente son nueve las chicas que arrancaron las actividades y ponen su empeño en aprender las reglas y domar a su caballo.

Un ejemplo claro de esa muestra de entusiasmo es el de Marianela, empleada de comercio, que a raíz de una invitación se sumergió en la nueva actividad que ofrece la ciudad. “Juli me comentó su proyecto de armar una escuela de polo y me gustó la idea. Es algo nuevo para mí porque nunca miré polo ni estuve arriba de un caballo, pero la idea es aprender”, reconoció agregando que se armó un grupo muy unido que incentiva mucho a participar.

Contacto

Para mayor información dirigirse a la página de Facebook “Jockey Club San Francisco Polo”, cuyo eslogan es Polo en el Hipódromo.