Como jugador, Héctor “Chueco” Garay (62), fue un aguerrido volante de los clásicos, de esos que ya no se ven seguido. Un ocho potente, de ida y vuelta, que surcaba la banda llegando a las dos áreas y sobre todo, tenía gol. Contó que a pesar de tener baja estatura hizo muchos goles de cabeza, algo que atribuyó a su velocidad y a la capacidad de anticipar.

Hoy vive desvinculado del fútbol, sus idas y vueltas pasan por trabajar en el archivo de la Municipalidad de San Francisco, disfrutando de ver jugar al fútbol a sus hijos y nietos.

Su trayectoria

A los 7 años Héctor se inició en el Baby Fútbol en el ya desaparecido Vélez Sarsfield. En su adolescencia pasó al Club La Florida, de su barrio, donde jugó en Primera División y a los 17 años lo convocaron de Sportivo Belgrano.

“Para mí fue un cambio muy grande, al principio me costó adaptarme y soy un agradecido con el club. Me marcó no tanto como futbolista pero sí como persona”, rescató Garay.

En total fueron 12 años jugando para Sportivo en distintas etapas. También vistió la casaca de Argentino de Vila, Atlético Rafaela-donde también es muy recordado-; Unión San Vicente de Córdoba, y en Porteña. A sus 35 años, después de consagrase campeón se retiró.

¿Le quedó algo pendiente como futbolista?

Me hubiese encantado jugar en algún equipo de primera división. Además, en aquél tiempo tampoco teníamos la suerte que tienen los chicos de ahora de que si hiciste un gol o venís realizando muy buenos partidos tenés a un tipo que te quiere llevar a jugar a tal lado. Tuve varias oportunidades de ir para otros clubes como Talleres o Racing de Córdoba, pero en esa época no se pensaba tanto en la carrera del jugador y también faltaba esa cuota de suerte. Igualmente soy un agradecido de todos los lugares en los que estuve.

¿Cómo se describiría como jugador?

Era volante, jugaba de 8 o de 5, pero mi puesto natural era la banda derecha. Tenía mucha ida y vuelta. A pesar de ser bajo hice muchos goles de cabeza, siempre tenía la virtud de anticiparme al rival y ganarle.

¿Qué cambios nota en el juego?

Es mucho más físico, son más los que corren que los que piensan, por eso el que es inteligente y le agrega lo físico siempre va a sobresalir. Aunque el fútbol sigue siendo igual, muchas veces lo terminan complicado los jugadores y los técnicos.

 ¿Qué le genera los contrastes que representan el Club La Florida y Sportivo?

Lo de La Florida me genera mucha tristeza, uno que prácticamente ha nacido en la cancha y verlo así, sin fútbol, solamente hay bochas, esas cosas te duelen mucho. Los chicos del barrio tienen que irse a otros lados porque no tienen club y eso me duele. En cuanto a Sportivo me alegra su presente en comparación a lo que era cuando yo jugaba. Antes nos bañábamos con agua fría en pleno invierno porque no había agua caliente, siempre faltaba algo. Ahora está hermoso el club.

Tuvo cuatro hijos y todos futboleros.

Sí, todos salieron con esa pasión, de chiquitos les gustó el fútbol y como en ese tiempo no había tantos entretenimientos ni tanta tecnología, los pibes iban solos a practicar. Hoy tal vez los padres los tienen que llevar de los pelos a práctica, mis chicos no, iban solos.

¿Habló con Diego sobre aquella decisión de volverse del exterior?

Siempre lo charlábamos con Diego, pero después las decisiones las tomaba él, ya era grande. Si por mí  fuese no hubiese querido que vuelva a la Argentina o que lo hiciera para retirarse. Pero bueno había que estar en su lugar, él era un chico muy familiero, le costaba estar lejos. Fueron decisiones que él tomó y se respetaron.