Si alguien pudo descifrar el alma del fútbol y su industria fue Dante Panzeri. El periodista argentino murió marginado y cerca del abismo del olvido. Nació en Rosario, el 5 de noviembre de 1921 y al poco tiempo su familia se mudó primero a Las Varillas y luego a San Francisco de donde partió para luego trabajar -entre otros lugares- como director de la popular revista El Gráfico en Buenos Aires.

Sus intervenciones parecen haber sido borradas de la historia del periodismo deportivo nacional por su ácidas críticas al fútbol moderno, para él era inaceptable que un equipo ponderara ganar a una forma atractiva de juego. Le preocupaba, en los setenta, la desaparición del futbolista con desparpajo, el de potrero o de calle. Era un crítico de la espectacularización del deporte. Y eso no era bien visto por la industria ni el Gobierno argentino.

Panzeri escribió Fútbol: dinámica de lo impensado (1967), el cual solo había visto la luz en Argentina y pasaron más de 40 años para que el libro fuese reeditado. Se convirtió en un texto crucial para los periodistas deportivos, o al menos para aquellos que han intentado trascender a solo replicar el marcador de un partido. En El Gráfico, en la que pecó de temerario al criticar que los entrenadores fueran más protagonistas que sus futbolistas o cuando se negó a publicar un texto de opinión de Álvaro Alsogaray, ministro de Economía. Esta decisión le valió su puesto, pero Dante Panzeri se había acostumbrado a renunciar, ser despedido o expulsado de los medios por sus ideas.

"Buscando a Panzeri"

En los últimos meses su nombre volvió a retumbar en periodismo de habla hispana. Sebastián Kohan Esquenazi se encargó de relanzar el trabajo del periodista en 2011 con una nueva edición del libro de Panzeri y un documental que llegó a España y al resto de América Latina. “Tuve que rastrear a la familia, tardé dos años en encontrarlos porque se habían marginado del mundo del periodismo. Panzeri sufrió tanto en sus últimos años enfrentándose a todos”, cuenta Kohan Esquenazi al diario El País de España 

“Me daba la sensación de que la vida de Panzeri era digna de una película: la historia de un hombre valiente que se quedó solo y, también, hablar sobre la mala gestión de la memoria, del olvido, en Argentina”, agrega Kohan Esquenazi, director del documental Buscando a Panzeri (2020). Las páginas de El Gráfico y del resto de medios para los que escribió aún son resguardados, pero sus intervenciones en la televisión fueron borrados, o más bien, reemplazados por otros contenidos para reducir los costos para la televisora TeleOnce, donde también le despidieron.

“Y es que el fútbol, tanto para quienes juegan, para quienes van a ver ganar, como para quienes van a ver jugar... ¡es siempre un fenómeno emotivo! Cuando la emotividad está ausente... Es que estamos ante un mero entretenimiento”, escribió Panzeri en 1967, también enganchado con poner sobre el mapa que el deporte no era el centro de todo. Fue un crítico férreo de la realización de la Copa Mundial de 1978 en Argentina, en plena dictadura, y fue presionado para que dejara de escribir. Un par de meses antes del inicio del campeonato murió a los 57 años, sin vencer al sistema que cada día le doblegaba. “Fue un Quijote luchando, puede ser una figura poética que a algunas personas no les hace justicia, pero a Panzeri sí porque no tenía poder, era de clase media. Era importante rescatar su figura no solo por lo que pensaba, sino por la valentía y coraje que tuvo para ser como él quiso”, apunta Sebastián Kohan Esquenazi.

Un obsesivo Panzeri advertía que el fútbol se encaminaba a una vorágine comercial: “No postuló un profesionalismo pobre. Solamente pagar bien para que se juegue al fútbol, que quiere decir pagar lo que el fútbol recauda y no más. Pero no pagar las exageraciones capaces de convertir al jugador de fútbol en angustiado comerciante de sus pies”. Si el legendario periodista viera el entorno actual del fútbol internacional “se saldría del ataúd cinco minutos y se volvería a guardar. En términos ideológicos todo esto le parecería un desastre y una vergüenza. Quizá habría añorado al Barcelona de Guardiola o a Bielsa”, opina Esquenazi.

Fuente: Diario El País