Las lluvias de febrero en el Departamento San Justo trajeron algo de alivio a los cultivos, aunque no para todos. Para aquellas siembras que llevan más tiempo, las pérdidas son insalvables.

Según indicó a El Periódico el ingeniero agrónomo Matías Ferreyra (MP 5325), asesor privado vinculado al rubro agropecuario, se transita el tercer año consecutivo de sequía: aunque con la particularidad de que este último es el peor de las últimas dos décadas.

De acuerdo a la información, las lluvias llegaron a tiempo para algunos cultivos, pero no para otros. En el caso del maíz, por ejemplo, para los de primera, es decir los sembrados en septiembre, el agua no llegó a tiempo. En esos lotes, la merma de la producción es de aproximadamente el 75 %. Por su parte en maíces tardíos, para los que fueron sembrados en diciembre, estas lluvias sí los benefician.

Para el cultivo de soja, la situación es muy variable. A todas las siembras la lluvia las va a ayudar, pero a algunos lotes más que a otros. A las sembradas en diciembre les va a servir más que a las de octubre y noviembre.

En cuando a las pasturas, las lluvias mejoran la producción de las alfalfas y recargan el perfil para poder sembrar verdeos de invierno como la avena o la cebada.

Pérdidas importantes pero un panorama alentador

Pese a este panorama general, de igual forma en todos los cultivos, ya sean de maíz, soja o girasol, se estiman pérdidas cercanas al 50 % del volumen producido. Primero por la sequía, aunque también por el estrés térmico de las altas temperaturas, principalmente de enero, que en muchos casos el cultivo no soportó. El intenso calor provocó la pérdida de plantas y, en consecuencia, un menor rendimiento del cultivo.

Por contrapartida, al ser la merma la mitad del volumen total producido los ingresos en dólares también se reducirán en un 50 %, por lo que se espera que estas pérdidas afecten a toda la cadena en general.

Las perspectivas es que la baja en la rentabilidad para el productor traerá consecuencias en la cadena productiva, porque serán menores las inversiones en tecnología e insumos. A su vez en muchos casos se tendrán que refinanciar créditos y se retrasarán pagos.

Mientras el sector agropecuario transita por el tercer año consecutivo de sequía, la buena noticia es que los meteorólogos pronostican que desde mayo el panorama podría cambiar, con lo cual los perfiles de recargarían de humedad.