Había pasado aproximadamente un año del nacimiento de su emprendimiento. Andrés Chávez (39) y Gustavo Chiaraviglio (39), dos profesionales salidos de la UTN local, iban a hacer su primer gran negocio: vender un conteiner de su producción de sorbetes y cucharitas biodegradables a Paraguay. Se trataban de 6000 cajas y dentro suyo un millón de unidades en total.

El almanaque marcaba el 18 de marzo, día en que sufrieron un gran golpe como hombres de negocios. Una comunicación desde el país guaraní les informaba que por el momento quedaba suspendida la operación comercial ante el avance del nuevo coronavirus (Covid-19) en el continente. Dos días después, el Gobierno de nuestro país decretaría el aislamiento social y obligatorio. En el medio, el día 19, Gustavo celebró un cumpleaños que jamás olvidará.

Chávez y Chiaraviglio son dos emprendedores locales con conciencia ecológica, quienes apuntaron a los bioplásticos, un mercado que no estaba explotado en San Francisco. Así nació Neo Plast en los albores del 2019, sobre un predio ubicado a la vera de la ruta nacional 19, ya en jurisdicción santafesina.

“En ese conteiner entraba la producción de un mes”, recuerda Chiaraviglio, ingeniero electromecánico, quien lo comenta entre risas, aunque con cierta impotencia ante lo sucedido.

“Nos vemos sobreviviendo y quizás desarrollando unidades de negocios nuevas. Igual la idea es que cuando se normalice la situación sigamos con lo que hacíamos antes”.

Si algo positivo le encontraron a esta crisis sanitaria y económica, es que los agarró sobre “un barco no tan cargado” (es una Pyme familiar) y que pudieron reaccionar rápidamente y apuntar a la elaboración de productos del momento y apuntados a la salud: máscaras faciales, tapabocas de tela y alcohol en gel, porque su mercado, el gastronómico como bares y confiterías –saben- será uno de los últimos en retornar a la actividad normal.

- De plásticos biodegradables a los productos del momento por la pandemia. ¿Cómo se fue dando ese proceso?

Gustavo Chiaraviglio (G.C): Cuando empezamos la idea fue siempre fabricar descartables con productos y materia prima degradable. Nos llevó un tiempo largo el papeleo, las certificaciones y cuando empezamos a salir al mercado y a generar más volumen se vino la pandemia. Entonces pensamos qué hacer y ahí surge la idea de fabricar máscaras faciales y agregamos el alcohol en gel y los tapabocas.

Andrés Chávez (A.C): Nuestro mercado directo es el rubro gastronómico, patios de comida, fast food, cafeterías, confiterías. Está el nicho pero es lo último que va a empezar a funcionar después de todo esto. Vimos que teníamos que reaccionar porque no vemos en el corto plazo una luz para poder vender nuestros productos que no son convencionales, sino que su costo es más elevado que su par de plástico.

- ¿Por qué lo biodegradable en la ciudad?

A.C: Antes de la Covid-19, el tema era la contaminación, el cambio climático que estaba de moda. Tal es así que en noviembre de 2019 se prohíben completamente los sorbetes plásticos en la Ciudad de Buenos Aires y antes ya lo estaba en la Costa. Por eso Neo Plast aparece para brindar una solución a eso.

- Hasta la pandemia.

A.C: Es ahí donde aparece el nuevo mercado, aprovechando la mercadería que teníamos lanzamos la máscara facial, hicimos la visera y a través de proveedores conseguimos la lámina para el frente y luego nos metimos en un rubro que es el alcohol en gel. Tuvimos asesoramiento de farmacéuticos, investigando, prueba y error lo desarrollamos con una calidad muy buena según nuestro criterio y de lo que testeamos en otros lados. Anexamos luego tapabocas, cosas que no tienen que ver con nuestro rubro. Decidimos buscarle la vuelta y producir lo que hoy ser requiere. Al estar en el mercado del descartable trabajamos con distribuidores que le llamamos papeleras. Ellos te distribuyen los distintos productos, ya tenemos un poco el camino hecho con los otros productos y lo que hacemos es anexar lo nuevo.

Según comentaron los entrevistados, lo que se produce depende actualmente de lo que se venda de antemano, aunque en la actualidad el desafío es engrosar el volumen. En el caso de las máscaras tienen capacidad para generar tres mil unidades semanales. Con el alcohol en gel, aseguraron, debieron hacerlo a conciencia porque se trata de un producto totalmente nuevo para ellos y apuntan a producir 200 litros semanales en una primera etapa.

- ¿Cómo fue elaborar alcohol en gel y tapabocas?

G.C: Fuimos a hablar con personal de la salud, hablamos de lo que tiene cumplir cada cosa. El alcohol para las primeras pruebas compramos suelto y nos sirvió. Pero para producir hay que comprar a granel y para eso necesitás un permiso, y en este momento nos fue complejo obtenerlo. En el caso de los tapabocas fue la cuestión del diseño, ver cómo eran los barbijos quirúrgicos, la curva que debe tener, la tela que soporte los líquidos para la desinfección.

- ¿En qué momento los agarra esta pandemia y cómo se ven en los próximos meses?

A.C: Nos salvó no tener una estructura y eso nos generó poder redireccionar el barco. Tenemos la ventaja de que Gustavo es ingeniero y si necesitamos modificar maquinaria nos arreglamos. Si tenés que salir a comprar máquinas para hacer alcohol en gel es difícil. Viendo lo que tenemos, nos reinventamos para seguir.

G.C: Nos vemos pudiendo sobrevivir a esto y quizás desarrollando unidades de negocios nuevas. Igual la idea es que cuando se normalice la situación sigamos con lo que hacíamos y si sigue habiendo mercado para esto nuevo aprovecharlo también.

La pyme que reaccionó: a los bioplásticos les sumó máscaras, tapabocas y alcohol en gel
La pyme que reaccionó: a los bioplásticos les sumó máscaras, tapabocas y alcohol en gel