La cuarentena ya es seguro que se extenderá, pero todavía no se puede descartar que a las fechas anunciadas se le siga agregando una semana más o 15 días, sucesivamente. Y todo indica que no será igual para todos, ya que se debe evitar que todo el mundo salga a la calle como si nada hubiera pasado.

La carrera contra el coronavirus no es de unas pocas cuadras sino de muchos kilómetros. Que tiene algunos aspectos positivos, pero la mayoría van a ser malos y aún queda bastante por verse. Los gobiernos de todo el mundo toman decisiones, por lo general las que consideran menos peores, pero lo cierto es que la economía y situación de muchas familias tiene plazos mucho más cortos. De pocos metros, siguiendo con el ejemplo de la carrera.

Por eso las principales armas contra los efectos de esta pandemia, que se irán manifestando de forma más cruda con el correr de los días, siguen siendo la organización colectiva para prevenir los contagios y que el virus se desparrame sin control; y además la solidaridad entre la comunidad, entre vecinos, para ayudar a quienes menos recursos tienen para hacerle frente. Que en la situación actual del país no son pocas personas.

Los gobiernos se manejan básicamente entre lo sanitario y lo económico, sin que una cosa pueda separarse de las otra. Lo que se mejora por un lado, se puede perjudicar por el otro. Lo primero es la salud, suele decirse y es indiscutible. Sin embargo, ya sabemos que a nadie le aceptan pagar con “salud” a la hora de los alquileres, los impuestos, el supermercado y las cuentas.

Es lógico que crezca la preocupación por la subsistencia y por pagar las cuentas. Pero conviene recordar también cuál es el problema. Y vamos con los ejemplos: en España la situación está mejorando, pero la noticia positiva es que se mueren 600 personas por día en lugar de las casi mil de una semana atrás. Por si no quedó claro: son 600 muertes por día en un escenario favorable. En Italia lo mismo, que haya 600 muertos por día ya es algo mejor que hace una semana. En el Reino Unido, la cosa va en aumento y con más de 900 muertes por día. Y en Estados Unidos, la meca del llamado primer mundo, la crisis parece descontrolada con casi 2000 muertes por día y en cuestión de horas será el país con más víctimas en todo el mundo. Las consecuencias van a ser dramáticas.

Queda claro que para los problemas más inmediatos en lo económico y todos los demás que genera el coronavirus no hay soluciones mágicas y la respuesta para una situación inédita también irá generando nuevas formas de organización. Dependerá de la tarea del Estado y de toda la sociedad, y de la solidaridad en la comunidad. De muchos sectores que más tienen, como grandes industrias y principalmente el capital financiero y bancos privados, nada bueno puede esperarse.

Hay un punto crucial a tener en cuenta: si las consecuencias económicas de la prevención son altas, varios países ya advirtieron que las de no hacer lo suficiente y que el virus se desbande son muchísimo peores.

El aislamiento social ya demostró su efectividad bajando los casos en países donde el virus se había descontrolado. En cambio, aquellos países en América como Estados Unidos o Brasil, donde al virus se lo consideró una gripe más por sus principales autoridades, hoy se encaminan a convertirse en epicentros de la pandemia con miles de muertes aún por llegar, al igual que el Reino Unido en Europa, que había tenido una estrategia inicial distinta en el Viejo Continente. El virus no negocia con gobiernos, el virus arrasa.

Hay que tomarlo aún con cautela, pero varios indicadores reflejan que en Argentina la situación del virus está todavía dentro de los cálculos más favorables. Por muy trillado que suene, lo principal sigue siendo ayudarnos entre todos.