“Esto es nuevo en la historia de la empresa, de la ciudad y la humanidad”, señala Gustavo Rosso de la empresa funeraria Rosso Hnos. Y es que la pandemia de coronavirus trastocó todo. No sólo la vida de las personas sino también la muerte.

En San Francisco, las empresas fúnebres debieron adoptar medidas en la velación de las personas fallecidas, rompiendo de esta manera una tradición centenaria al momento de despedir a un ser querido.

“La tradición de la velación era de no mínimo de 12 a 20 horas y esta pandemia lo cambió todo. El cuerpo de la persona fallecida tenía que estar no menos de 12 horas expuesto antes de ser inhumado por una cuestión legal, esto se dejó de lado por el tiempo que dure la pandemia. Una vez que se da el deceso de una persona -que no haya fallecido por Covid-19-, a las cuatro o cinco horas sus restos tienen que ser inhumados”, revela Rosso.

Entendimiento

Desde el decreto de la cuarentena obligatoria, esta empresa realizó alrededor de 20 servicios funerarios aunque con estrictas medidas, como limitar a dos o tres horas la ceremonia mortuoria y también reducir la cantidad de gente que puede estar presente en el lugar.

“Al momento que tenemos un servicio se le explica a la familia cómo es la operatoria, cosa que ya saben porque la información abunda. Pero de todos modos se les comunica que no puede haber aglomeración de personas y que las velaciones se desarrollan en un período de dos a tres horas. Presencialmente participan solo familiares directos o grupos muy cercanos que no deben romper el distanciamiento social de más de un metro y medio y que van rotando. Luego se produce el traslado del féretro al cementerio”, confirma Rosso.

El coronavirus rompió una tradición centenaria: velatorios cortos y solo familiares directos

En otros casos, la firma se pone directamente de acuerdo con la familia a un horario estipulado y el encuentro se produce directamente en el cementerio para la inhumación de los restos.

“Resguardar a la gente y a nosotros”

César Gabrieloni, gerente de la empresa de servicios sociales Di Monte S.R.L., coincide con Rosso en que se está viviendo un momento histórico en la forma de trabajar de las empresas funerarias.

“Desde el decreto presidencial de cuarentena social, los velatorios están suspendidos, lo que se hace con la familia es coordinar para encontrarnos en la empresa. Se permite que las personas hagan una pequeña despedida de su ser querido, de una hora, hora y media y luego se realiza el retiro del féretro y el acompañamiento hasta el cementerio”, aclara.

Gabrieloni admite que en un principio se redujo la cantidad de horas del velatorio con menos personas, “pero ya el decreto presidencial establece que están prohibidas las reuniones de personas en el ámbito de las empresas funerarias”. Y agrega: “Entonces coordinamos una hora antes con la familia para realizar el sepelio, algunos piden poder despedir a su ser querido, verlo, se le trata de explicar para que entiendan que no está permitido, lo vamos manejando caso por caso, no es fácil. Es histórico lo que estamos viviendo y se trata no solamente para cuidar a la gente ante posibles contagios sino para resguardarnos nosotros también”.

El coronavirus rompió una tradición centenaria: velatorios cortos y solo familiares directos

Muertes por Covid-19, sin intervención

En San Francisco, hasta el momento, solo se confirmaron personas con infección con coronavirus, pero ningún fallecimiento. Ante tal situación, desde las empresas funerarias aseguraron que no tienen intervención ante un caso de muerte directa ocasionada por el virus.

Será el Centro Operativo Especial (COE), con un protocolo estandarizado y personal preparado, el encargado de trasladar a la persona fallecida por coronavirus, cuyo destino final sería su trasladado directo a un crematorio de la ciudad de Córdoba o su inhumación en tierra, según disponga la familia del implicado. “Las empresas privadas no vamos a participar de la operatoria”, aclaran.

Despedida

Rosso explica que la pandemia del coronavirus modificó la tradición en la despedida de los seres queridos. “El ser humano necesita ver al ser querido que ha perdido la vida, el velatorio es una forma saludable de aceptar la muerte. La velación entonces cumple dos funciones, hacer que los seres queridos entiendan la desaparición de ese ser querido y que la sociedad se acerque a los deudos en vida para darles un abrazo y contenerlos. Hoy esta última función se está haciendo a medias”, explica.