“Esa temporada fue muy larga, eterna. Ascendió Gimnasia de La Plata como primero y nosotros segundos. Fue en 1994, en un Final Four y por diferencia de gol. Gimnasia nos ganó por 9 allá y acá les ganamos nosotros por 1. El último partido teníamos que ganar sí o sí con Ciclista Juninense de local, y allá habíamos perdido fiero por 14 o 15…”, arrancó Mauricio Araujo, uno de los integrantes del plantel, sobre la conquista de El Tala que le valió un lugar en el Torneo Nacional de Ascenso.

Mauricio era un goleador de Río Tercero, tenía 22 años por aquel entonces, pero en su corta edad -al igual que sus compañeros- había tenido ya una importante experiencia en planteles profesionales.

“Los más grandes eran Gabriel Andrés, Velázquez, Cavallo y después estaba yo, con 22, y Alemandi; y Sánchez y Versotti que eran un año más chicos. Estaban los juveniles, pero jugábamos siempre nosotros. En aquella época jugábamos 35-40 minutos por partido. No eran planteles largos”, agregó Araujo, un sanfrancisqueño por adopción.

“Hay un silencio, un punto de concentración...”

El día del ascenso fue un día diferente, una mezcla de sensaciones que corrieron por el cuerpo de aquellos jugadores que representaban a un humilde club de barrio que alcanzó llegar a la segunda división del básquet argentino. “No pude dormir. Me acuerdo que comíamos en el club, en la cantina. Había mucha gente, toda la gente que iba y va siempre, más toda la gente del barrio, de la ciudad que se acercaba para apoyarnos. Había un teléfono público y llamaban los medios al mediodía”, contó Araujo.

“Esa mañana fuimos a tirar al aro. Había un silencio distinto, un punto de concentración que no se vive en otros momentos. He vivido muchos momentos en el básquet, pero ese momento es especial. Nos fuimos rápido, me acuerdo. No pude dormir la siesta. Fue muy difícil apartarse de todo el entorno porque era muy lindo”, recordó.

El director técnico Ángel Gallardo les bajaba los decibeles, contó Araujo. “Nos dio esas palabras de motivación, nos metió en marco. Hay que saber manejarlo a eso. Ese equipo tenía un gran carácter, teníamos jugadores con mucha experiencia”, comentó.

“Entrabamos a la cancha con el tema ‘Matador’ de Los Fabulosos Cadillacs. Te ponían ese tema y te colgabas de los techos, era muy motivador. Gallardo nos bajaba los decibeles, éramos jóvenes y teníamos mucha adrenalina”, señaló.

Tras un partido duro, parejo y por momentos tenso, El Tala le ganó a Ciclista Juninense por 91 a 86. “Fue una  noche tremenda de Cavallo, yo había hecho como 20 puntos, Sánchez como 29. Los puntos estaban bastante concentrados siempre entre Sánchez y yo. Gabi aportaba muchas asistencias, Cavallo siempre entraba bien. Era un equipo parejito”, explicó.

“Fue el día que más nervioso estaba, pero los nervios se te van cuando la pelota vuela. Ahí te olvidás de todo. Fue muy lindo pero muy estresante”, recordó con nostalgia el jugador.

El histórico ascenso de El Tala al TNA
Ese año, Mauricio Araujo había sido uno de los goleadores de la Liga.

La temporada

El Tala construyó el ascenso haciéndose fuerte de local, esa fue una cuestión determinante para Araujo. Sin embargo, el logro tuvo sus obstáculos. “Arrancamos perdiendo dos partidos. Son cimbronazos, pero salimos de eso. Fue una temporada muy larga, ese año terminamos de jugar en junio”, mencionó.

También sostuvo: “Cuando te vas haciendo fuerte de local, decís ‘acá hay algo distinto’. De visitante alguno metés, pero de local creo que hemos perdido uno o dos partidos; y te das cuenta también porque tenés las posiciones bien ocupadas. Igual nos fueron varios partidos para arrancar”.

“La gente se empezó a prender, el canal transmitía todos los partidos de local y nos empezaron a seguir las radios. Se prendió mucha gente, sabíamos que generábamos algo”, recordó.

Para Araujo, hubo un día que fue clave y fue cuando El Tala le ganó a Unión de Sunchales el quinto juego del playoff para meterse en el Final Four. “Se definía en Sunchales y Unión tenía un equipazo. Les ganamos y yo nunca vi tanta gente visitante como ese día, éramos más nosotros de San Francisco. Bueno, nosotros (risas). Yo soy de Río Tercero pero me considero de acá. Ahí me di cuenta que teníamos que ascender, teníamos el apoyo de todos”, agregó.

Un estadio abarrotado y un paseo en autobomba

Ese día, el estadio “Luis Rafael Ferreyra” quedó chico, no cabía un alfiler. “Nunca en mi vida vi un estadio tan lleno en esa época. Fue increíble. Estaba abarrotado, no entraba más gente, como cuando vino la selección de Córdoba en el Argentino del 2000”, contó Araujo.

“Fue una de las experiencias más lindas de mi vida, es inexplicable. Nos llevaron en el autobomba, la ciudad estaba muy prendida con El Tala”, rememoró.

El equipo

El mentor de aquel grupo fue Ángel Gallardo de Río Tercero. “Me trae él de Unión de Sunchales.  Ya tenía una base con Cristian Sánchez, Gabi Andrés, Juárez y Cavallo. Viene Fernando Alemandi, Carlos Velázquez...”, mencionó.

A su vez aseguró que “hubo química” desde el primer momento. “Lo más importante es saber jugar al básquet pero también es importante respetar los grupos. Cuando llegamos estuvimos muy bien acompañados por Gabi Andrés y Cavallo que nos fueron llevando, ellos que eran gente de acá”, dijo Araujo.

Y recordó: “Ese grupo fue increíble. Con ese mismo grupo y un americano nos salvamos del descenso del TNA, en la temporada siguiente”.