Es claro que el caso de la denuncia al concejal Angelo Cornaglia por amenazas a su ex pareja tuvo un tratamiento más político que judicial. Porque si bien desde el Concejo Deliberante pidieron respetar los tiempos de la Justicia, lo cierto es que la Justicia ya se expidió: archivó la causa por no hallar delito pero persiste una prohibición de acercamiento mutuo entre Cornaglia y su ex pareja vigente hasta fines de marzo. Así, inevitablemente el caso tuvo un mayor tratamiento político y corresponde que lo tenga porque justamente Cornaglia es un representante político en el Concejo Deliberante, no un convidado de piedra.

La violencia de género no es algo personal y privado, sino que daña a toda la sociedad. No es algo doméstico, sino que es un tema de interés público. Desde Mujeres Unidas, Isadora y otros espacios el mensaje fue claro: ya no se toleran violentos como representantes de gobierno. Se llame Cornaglia o como se llame. Lo investigue o no la Justicia. Y por eso pidieron la capacitación de los funcionarios en perspectivas de género, tal como lo indica la llamada ley Micaela.

Su ex pareja también fue muy clara: dijo que se sintió hostigada y amenazada por el edil, tal como detalló en la denuncia, si bien no prosiguió con la acción judicial y dijo sentirse dolida por la situación que involucró a su mismo espacio político.

Pero en el trasfondo del caso, más allá del archivo judicial de la causa y del presunto accionar violento de Cornaglia que originó la denuncia, sin dudas que en el ambiente político al concejal macrista lo venían midiendo desde hacía tiempo por sus declaraciones públicas ofensivas hacia radicales, peronistas y otros. Llamar “parásitos” en una red social a todos aquellos que se consideren peronistas no le granjeó precisamente simpatías. Su descalificación a Ricardo Alfonsín tampoco. Desacreditar a los votantes no macristas porque “no tienen educación, no conocen la cultura del trabajo y quieren todo de arriba” tampoco le sumó porotos para que ahora alguien salte en su defensa. Cosa que nadie hizo, ni siquiera en su bloque.

No es un barra brava, es un concejal que representa a vecinos. Y quizás su caso esté terminado o quizás falten algunos capítulos. Pero esas posturas, en política, se cobran en algún momento. Ahora o más adelante.