A principios del año 2000, el gobierno municipal de Hugo Madonna presentó el proyecto de implementación del Mercado Concentrador de Frutas y Verduras para San Francisco. Este iba a incluir la participación privada. Se hablaba de una inversión de 500 mil pesos y había sido ideado por la Asociación Defensa Popular, un grupo de jóvenes que desde su lugar aportaba ideas. 

Madonna lo presentó como “beneficioso” para la comunidad y explicó que se iban a poder realizar los controles fitosanitarios, algo que 19 años después sigue solicitando Amad. También hablaba de que este espacio iba a generar microemprendimientos generando fuentes de trabajo.

Rafael Macchieraldo, quien era secretario de Infraestructura y Servicios por ese entonces, recordó que se avanzó bastante con la iniciativa, a punto tal de tener el terreno definido: “Llegamos a la conclusión que debía estar por ruta 158, es una ruta nacional, tiene agua porque viene el acueducto de Villa María; tiene cloaca y las lagunas de tratamiento de líquidos cloacales pegados a ella; tiene luz porque tiene la interconexión con Villa María que le da al Parque Industrial. En eso no había dudas”, destacó.

Para el exfuncionario, la existencia de este mercado iba a ser fundamental ante la posibilidad de poner en marcha varios microemprendimientos además de poder realizarse los controles alimentarios en nuestra propia ciudad

Un mercado en la ciudad: un proyecto que quedó trunco
Rafael Macchieraldo

“En el aspecto impositivo, acá vienen camiones de cualquier parte, se estacionan en cualquier lugar y venden frutas y verduras. Eso no tiene control fitosanitario y además no pagan impuesto, lo que es una competencia desleal al negocio que sí lo hace. No hay control sanitario de ese camión, ¿qué sabemos si se regó con agua correcta o contaminada los productos?”, se preguntó.

“El lugar estaba determinado pero el Concejo Deliberante no aprobó la alternativa de comprar el terreno”, aportó Macchieraldo, para quien se trató de una cuestión política. 

Para el arquitecto, que ocupó durante un año ese cargo, se perdieron 20 años aunque dijo que todavía estamos a tiempo de lograrlo: “Perdimos 20 años pero estamos a tiempo todavía. El terreno está. Hay más alternativas, pero en aquel tiempo la tierra no valía nada comparado con hoy”, aclaró. 

Opiniones encontradas 

El comerciante Samuel Vítola tiene una opinión diferente a la Macchieraldo respecto a la posibilidad de que funcione un mercado concentrador de frutas, hortalizas y verduras en San Francisco. 

“Hace 20 años querían hacerlo y no se pudo porque no podemos producir en la ciudad. Hay factores como en el agua, el microclima, que no permiten hacer la verdura que se necesita. El agua de por sí no sirve”, aseguró Vítola, cuarta generación de verduleros en San Francisco.

“Lo llamativo de cualquier mercado de concentración no es de donde viene la mercadería, sino que debe existir producción propia. En Villa María, por ejemplo, hay un pequeño cinturón verde para la producción. Nosotros no somos una zona de producción genuina”, resaltó.

Un mercado en la ciudad: un proyecto que quedó trunco

La huerta en casa, alimentos sanos 

La creación de huertas propias en el patio de casa, en un terreno cercano o también en instituciones es algo que crece en la ciudad y en eso mucho tiene que ver el programa Pro Huerta que impulsa el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) desde hace casi 30 años en distintas zonas del país, entre ellas San Francisco y Córdoba. 

Graciela Gasparetti, responsable de la delegación San Francisco, aseguró a El Periódico que es cada vez mayor la cantidad de personas que se interesan por producir sus alimentos como una manera de saber y confiar en lo que comen.

Según la entrevistada, existe en el ciudadano conciencia de cómo se produce un alimento: “Cada vez hay más conciencia, por el acceso que uno tiene a la información hoy en día. Es curioso cómo se empezaron a leer las etiquetas. Uno ve una acelga que es perfecta, parece hecha con algún material especial, y si está tan perfecta es porque algo tiene. Entonces más vale que tenga algún agujerito porque eso es señal de que no ha sido tratada con tantos agroquímicos. Y esa acelga se puede hacer hasta inclusive en una maceta en casa”, consideró.

Gasparetti sostuvo que no es necesario tanto espacio para desarrollar una huerta y ejemplificó: “La gente empieza con las macetas, con los tachos, uno llega a algunas huertas y hasta en los bidones de lavandina uno encuentra que lo han transformado en una maceta y que eso tiene a lo mejor una planta de lechuga”.