El paquete de propuestas económicas lanzadas por el nuevo Gobierno nacional, que marca en gran medida el comienzo de la gestión de Alberto Fernández, ya despertó algunas críticas desde el radicalismo y el PRO, a las que se sumaron distintos sectores vinculados al campo, que incluso ya se manifestaron en distintos puntos del país.

Desde la oposición señalan que el megaproyecto de emergencia económica, materializado en el proyecto de Ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva, otorga facultades excesivas al Ejecutivo; mientras que los sectores agropecuarios más críticos cuestionan que no fueron consultados y que los sacrificios deben empezar por bajar el “costo político”.

A nivel local, el contador y ex concejal Ricardo Sapei defendió estas medidas lanzadas por el Gobierno nacional considerando que deben ser entendidas dentro de un contexto determinado, al que no dudó en calificar como de “emergencia económica, social, laboral y alimentaria”.

El país es tierra arrasada. Estamos con un nivel de endeudamiento que va a superar el 90 por ciento del producto bruto al terminar el año, con un programa de vencimientos imposible de cumplir. Incluso Macri tuvo que postergar vencimientos, se los pasó a los primeros meses del Gobierno actual”, explicó Sapei en una entrevista con El Periódico.

El contador agregó cifras alarmantes para graficar la situación actual de la Argentina: “Es un contexto donde más del 40 por ciento de los argentinos son pobres, más del 35 por ciento tiene problemas alimentarios, según un trabajo reciente de las Naciones Unidas; además miles de pymes cerraron o están con gravísimos problemas, hay tarifas que son impagables para mucha gente. Y en ese contexto hay que analizar cómo se actúa ante una emergencia”.

- ¿Cómo evalúa las medidas anunciadas en el proyecto de ley?

El presidente lo planteó en su campaña, fue votado por los argentinos y ahora está cumpliendo con esas promesas. De ninguna de las medidas se puede decir que sea una sorpresa, porque es todo parte de lo que se había planteado. Y lo hizo a partir de un objetivo fundamental, que en ese contexto de emergencia se debía atender primero a los de abajo, a los más pobres. Todas las medidas, en conjunto, están planteadas para aliviar a esos sectores. Ahora hay propuestas de emergencia, pero es fundamental poner en marcha la actividad económica del país, que sigue en caída libre. Este año vamos a tener nuevamente una caída cercana al 3 % del producto bruto. En estos cuatro años de Macri, el producto bruto interno per cápita, es decir por cada argentino, va a haber caído alrededor del 10 por ciento. Es una caída terrible.

- Aunque ese 10 por ciento es en términos porcentuales, la realidad es que la caída no fue igual para todos. ¿Cree que eso fue evaluado por el Gobierno al hacer las propuestas?

Claro, no es igual para todos porque muchos ganaron muchísimo. Pero hubo muchos otros que perdieron mucho más que ese 10 por ciento. Y para eso no hay otra alternativa que empezar a impulsar el consumo poniendo dinero en el bolsillo de la gente. Se necesitan recursos, ¿y quién los puede aportar? Los sectores que ganaron. No hay otra alternativa. Es un objetivo planteado por el Gobierno en sus promesas de campaña y que las está cumpliendo; cumpliendo con lo que votó el pueblo argentino.

- En cuanto a lo técnico, ¿cree que son acertadas las decisiones?

Sí. Siempre este tipo de medidas afectan a un determinado interés. Pero el objetivo superior está por encima de este interés individual, y creo que tenemos que ir en función de eso. Después habrá que ver detalles en particular, todavía no se conocen hasta que no se sancione la ley y seguramente habrá algunas modificaciones. Pero todas las medidas van en el mismo sentido y es el camino exactamente al revés del que se transitó en estos cuatro años, que generó este nivel de pobreza, de marginalidad y de quiebre de empresas. No creo que sean sorpresa para nadie las medidas que tomó el Gobierno, porque es cumplir con el mandato que le dio el pueblo.

- Sectores del campo son los que más han reaccionado hasta ahora. ¿Tantos son los cambios respecto a lo que ya había?

No, no es exageradamente diferente. En realidad lleva las retenciones a valores porcentuales al mismo nivel en que las tuvo Macri en septiembre del año pasado, cuando volvió a poner las retenciones a determinados productos. La única cuestión es que en ese momento había un tope. Si bien nunca estuvieron a favor de las retenciones, en ese momento todos los dirigentes de las entidades manifestaron que frente a las necesidades del país era necesario que el sector hiciera su aporte. Y hoy parece que frente a necesidades que son muchísimo mayores, no lo quieren hacer. Es difícil de entender. Me parece absolutamente necesario que haya solidaridad en todos aquellos que fueron ganadores en este modelo, que son los que más tienen y más pueden aportar. No le podemos pedir más a la gente que no le alcanza para comer.

- Hay críticas que también señalan que los impuestos al dólar también repercutirán en los precios. ¿Cree que puede pasar eso?

No, este impuesto para el dólar turista o para atesoramiento no debiera incidir en los precios. Más del 90 por ciento de las operaciones cambiarias, que son las que tienen que ver con importaciones y exportaciones y que sirven para fijar los precios, se van a seguir haciendo con el dólar oficial. Entiendo que lo otro tiene que ver con cuidar la divisa, que no siga saliendo, porque el país no tiene más un dólar. Tiene vencimiento de deuda y tiene que cumplir con esos compromisos, y no lo va a poder hacer si no toma medidas absolutamente restrictivas. Macri tuvo que tomar medidas mucho más fuertes en restricciones cambiarias porque no tenía para pagar, cuando su crítica fundamental había sido a lo que se llamaba cepo cambiario. La situación siguió empeorando y creo que hasta que no exista una definición sobre la renegociación de la deuda, la disponibilidad de divisas va a ser muy difícil.

- Es decir que en lo que tiene que ver con el dólar considera no habrá muchos cambios o serán menores, sobre todo si se compara con los que hubo desde 2015 hasta hoy.

Así es. Además, Macri optó por una devaluación. Si el Gobierno optara por una medida de este tipo entonces sí sería trasladable a los precios, porque sería parte de los costos de los productos que se importan. Entonces creo que, con buen criterio, el Gobierno grava a la capacidad de atesoramiento o ahorro en dólares, del que no goza la mayoría de la población. En una situación de emergencia, elegir entre alguien que quiere salir a pasear al exterior y alguien que necesita comer. El Gobierno en esto debe decidirse por quien necesita comer.

- Cuando se habla de estos compromisos a pagar a corto plazo, ¿se refieren a una deuda que se generó en gran parte en estos años?

La deuda prácticamente se duplicó en los cuatro años del anterior Gobierno. Era de alrededor del 41 por ciento del PBI y hoy supera el 90 por ciento. Hay una gran responsabilidad. Esa es la deuda que hay que pagar en dólares y que antes era una buena parte en pesos, ahora casi toda en dólares. Tiene un cronograma de vencimientos casi imposible y necesariamente va a tener que refinanciarse porque el país no tiene capacidad para pagar. Creo que va a haber comprensión de los acreedores, porque conocen la situación. El Fondo Monetario fue co-responsable de ese endeudamiento. Desde ese sector creo que el Gobierno va a tener la respuesta menos difícil para superar esta crisis.