“Cuesta el doble o el triple ser del interior del interior”, dice Mateo Álvarez (18). El joven tenista de San Francisco, formado en la academia de 9 de Julio de Freyre, se manifiesta muy contento porque cierra un 2019 soñado. Mateo se la jugó. Se fue solo a Europa -primero a España y luego a Francia- con el objetivo de medirse en competencia y encontrar club para seguir su carrera en otro nivel. Y lo consiguió.

“Soy un chico que intenta, pruebo, resisto. Soy obsesivo con lo que quiero, siempre insisto y pienso primero en el tenis. Quiero llegar a ser alguien”, sostuvo. Y agregó: “Fue ampliamente el año más feliz y ahora tengo muchas ganas de arrancar el 2020 porque se van a venir experiencias más grandes”.

Álvarez sostiene que vive para el tenis, que no es fácil, pero que no le molesta porque va detrás de un sueño. “Me he perdido momentos con la familia, con amigos, en la escuela. A los 15 me fui a vivir a Villa María, todo por jugar al tenis. Lo hago porque quiero, porque puedo, porque me divierto y con un placer increíble”, indicó.

En busca de una oportunidad

Después de una dura pretemporada en Freyre, Álvarez emprendió viaje rumbo a Europa con el objetivo de sumar experiencia en competencias de alto nivel y encontrar un club que le abra las puertas para participar del circuito profesional.

Su primera parada fue Valencia, allí le costó arrancar, pero luego se soltó y terminó muy conforme. “Costó mucho adaptarse porque los entrenamientos eran muy duros, eran seis horas de entrenamiento todos los días. A las 7 de la tarde y me dormía sentado”, bromeó.

“En mi primer torneo profesional yo no tenía puntos y la qualy estaba llena. Pero fui preparado para ver si alguien faltaba en la qualy así entraba yo y se dio, faltó uno y entré. No lo podía creer. Tenía miedo, nervios y alegría. Todo junto”, contó con emoción.

“No conocía a ningún jugador, a nadie, no sabía que objetivo ponerme en lo personal. Jugué con un 120 del ránking de España, de un nivel muy grande y me hizo 8 wines seguidos, entré mal. Entonces me calmé y jugué a ganar un punto, fue larguísimo, se lo gané y me solté. Jugué un partido increíble y lo gané 6-2 / 6-0”, señaló.

Sin embargo, en ese primer torneo no pudo seguir avanzando, aunque destacó que por ser el primero su desempeño fue muy bueno, principalmente porque logró soltarse y mostrar su juego. “Me tocó con un chico de Lituania que había jugado en el equipo de la Copa Davis. Le hice un buen partido, pero me mató el saque que tenía, era muy potente, me lo ganó bien”, explicó.

“Fue el primer torneo y fue donde pude probar mi nivel, terminé muy contento. Ya a la segunda semana me adapté mejor a los entrenamientos, a los compañeros, ya empezó a cambiar la cosa”, indicó.

“En Valencia gané un torneo. Tuve partidos muy duros, pero los resolví muy bien, perdí uno en semifinales y en otro perdí la final con un tenista de la academia de Ferrer”, destacó.

Reconocido

El tenista fue galardonado en Freyre por su desempeño y esta semana también será premiado por el Círculo de Periodistas Deportivos de San Francisco como el tenista más destacado de la temporada. “Me pone muy contento por mi familia, porque es gracias a ellos que puedo hacer todo esto. Me ayudan y me apoyan para que yo pueda estar ahí, yo me lo gané, pero es de ellos”, dijo Mateo.

Mateo Álvarez, un gigante en Europa

Tramo final y objetivo cumplido en una superficie complicada

La segunda parte de su odisea fue en Francia. Disputó 14 torneos en poco más un mes en superficie rápida. “En Francia tienen todas canchas rápidas, y yo jugué una sola vez en cancha rápida, fue más complicado”, expresó.

“En Francia me cansé mucho, tuve que lidiar con eso, viajaba entre 100 y 200 kilómetros todos los días, casi sin descansar ni entrenar. Gané dos torneos, perdí tres finales y dos semis. Me fue bien, pero me podría haber ido mejor”, contó.

“El mejor torneo que jugué fue el último donde perdí la final. Fue muy lindo el ambiente y el nivel, por más que perdí, terminé muy contento”, señaló.

El Bourgés Tennis Club

Tras la gira en Francia, Álvarez consiguió su objetivo: en 2020 representará al Bourgués Tennis Club en los torneos interclubes que se realizan en Francia. “Tengo que volver el año que viene, me pagan el alojamiento, los pasajes para ir y volver; y las comidas. Voy a representar a Bourgés, un club que está a 200 kilómetros de Francia. Además, voy a jugar algunos torneos por mi cuenta para ganar unos pesos”, señaló.

“Valió todo el esfuerzo, fue duro, no es fácil, pero lo logré. Lo tenía programado, cumplí los 18 años y me fui. Allá fue complicado por estar lejos de la familia, por estar solo, son costumbres diferentes y dependés sólo de vos”, explicó.

“Desde los 12 años trabajo con psicólogo, pasa desapercibido pero lo principal en el tenis es lo mental. Un jugador con buena cabeza es imparable. Pasa que la carrera es súper solitaria, cada decisión depende de vos”, dijo Álvarez.

La mejor opción

Álvarez contó que este viaje a Europa es la mejor opción para un tenista del interior formado que pretende hacer carrera. “Siempre quise ir a Buenos Aires, allá están los mejores y tenés todo, pero cuesta mucho dinero y después tenés que ir a jugar los torneos, el doble. Acá la primera, y la mejor opción, es la academia de 9 de Julio de Freyre. Yo estoy súper agradecido con el club, con los profes que me formaron, ser del interior se hace muy difícil llegar”, indicó Álvarez.