“No encuentra explicación. Está desconsolado. Recién ahora le está cayendo la ficha de todo lo que pasó”, contó uno de los amigos de la familia Stayolo, sobre el padre de Tobías, Emilio, que no salía de su desazón en el sepelio de su hijo asesinado de un balazo en la tarde del jueves.

Decenas de amigos y familiares se acercaron a despedir a Tobías, que era velado en una de las salas de la firma Rosso Hermanos.

El Periódico pudo dialogar con amigos cercanos de la familia, que insistían en no tener una explicación al trágico desenlace. Sí conocían que desde hacía tiempo existía un encono entre Tobías y el presunto asesino (L.T). de 17 años. Incluso se conoció que la misma tarde de la tragedia, los menores habrían tenido un encontronazo que tristemente luego derivó en una balacera fatal sobre Tobías.

 Malestar con la Justicia

Además, amigos de la familia manifestaron su profundo malestar con el juez de Niñez, Juventud, Violencia Familiar y Penal, Andrés Peretti, que demoró más de 15 horas en firmar los papeles para entregar el cuerpo de Tobías a la familia.

Recién en horas del mediodía, la familia y sus amigos pudieron comenzar a despedirse del menor asesinado.

Mientras tanto, según pudo conocer este medio, personal de la División Investigaciones de la Policía local, trabajaba intensamente entre las ciudades de San Francisco y Frontera para dar con el presunto asesino que se encuentra  prófugo y evadiéndose de la Justicia.

El hecho

A Stayolo, de 16 años, le dispararon en la esquina de Florencio Sánchez y bulevar Sáenz Peña, en barrio Sarmiento. Una bala, según confirmó el comisario Héctor Roldán, le dio en la cabeza y cayó tendido al piso en la vereda de la escuela Presidente “Julio A. Roca” sobre Florencio Sánchez.

Según se conoció, una enfermera intentó reanimar al adolescente, que en ese momento se encontraba con signos vitales. Las maniobras duraron al menos 15 minutos. Luego arribó personal de la empresa Cruz Verde que siguió con los trabajos, pero el menor no sobrevivió y murió en el lugar.