En el mediodía de este lunes falleció Don Romaldo Storero, un reconocido personaje de la localidad de Freyre. Este vecino prácticamente vivió arriba de una bicicleta durante sus 95 años, ya que el ciclismo fue su gran pasión que comenzó cuando tenía apenas 3 años de vida.

Dueño de una memoria asombrosa y una lucidez envidiable, Don Storero siguió pedaleando cada día hasta sus últimas épocas por las calles de esa localidad. Su velatorio será este lunes en la empresa Rivoira (Sarmiento 863, Freyre), mientras que el sepelio está previsto para las 9:30 del martes.

"Empecé a andar en bicicleta de muy chiquito, metido dentro del cuadro y luego fui andando. Son 90 años que ando en bicicleta, lo tengo propiamente metido en el cuerpo”, aseguró en 2017 en una charla con El Periódico.

Storero había nacido en Balnearia y a los pocos días se mudó junto a su familia a Plaza Luxado. Allí padeció el fallecimiento de su padre cuando tenía 18 años, lo que lo hizo quedar a cargo de la herrería y carpintería familiar.

Falleció Don Romaldo Storero, reconocido vecino de Freyre

Llegada a Freyre

Una vez en Freyre, lugar al que llegó con 19 años, se desempeñó en tres trabajos en simultáneo, una estación de servicio, una telefónica y una empresa fúnebre. “Tenía tres trabajos, me pasaba dos o tres días sin dormir. Aparte teníamos joyería y relojería”, recordó.

A pesar de llevar una vida intensa, y de jubilarse recién con 66 años, nunca dejó el ciclismo.

“Lo mío fue más recreativo, de todas maneras pude intervenir en algunas competencias porque me decía mi papá que tenía que ir acostumbrándome un poco. La que no quería que corriera era mi mamá”, rememoró entre risas.

Falleció Don Romaldo Storero, reconocido vecino de Freyre

“Es un entrenamiento extraordinario”

Storero continuamente incentivó a los jóvenes a practicar ciclismo. “Les digo a todos que se acostumbren a la bicicleta, que es un entrenamiento extraordinario, te obliga a no fumar, a no trasnochar, a llevar una vida bastante regular”, explicó entonces.

No pasaba un día sin que Don Romaldo se subiera a una bicicleta. “Todos los días unos cuantos kilómetros hago siempre. Me levanto y lo primero que hago es sacar la bici y ponerla a tiro, cosa de abrir la puerta y salir aunque sea para hacer siete u ocho kilómetros, diez a la tarde, ya con eso uno se va manteniendo”, relataba.

Desde El Periódico enviamos nuestras condolencias a su familia y especialmente a su hija María Teresa. Buen viaje, Don Romaldo.