El pasado 10 de noviembre se conmemoró el “Día del utilero” y en ese marco el martes 12 -en la previa al partido con Independiente- San Isidro tenía preparado un reconocimiento muy especial para Franco Amín, el utilero del club. Sin embargo, el comisionado del encuentro solicitó cambiar la indumentaria de Los Halcones a último momento y Franco no pudo recibir el reconocimiento que merecía porque tuvo que abocarse a sus tareas y cambiar toda la indumentaria del plantel a minutos de arrancar el partido.

Son gajes del oficio. Sus responsabilidades son muchas y su trabajo, que para muchos parece invisible, es clave y determinante en la vida diaria del plantel de San Isidro. Franco no le esquiva a esas responsabilidades porque cumplió el sueño de todo hincha: acompañar y trabajar con el plantel todos los días del año.

El hombre contó que se sumó a colaborar en la subcomisión de básquet femenino porque sus hijas Ana Paula y Naiara juegan en Las Linces. Tiempo después dejó su trabajo en el cual estuvo durante 23 años para cumplir su sueño. “Lo único que sabía hacer era eso: mecánica pesada, pero yo ya venía estando en la comisión del básquet femenino, empecé a ayudar en el TNA con la cantina y un día el utilero que estaba antes anunció que renunciaba. El presidente Carlos Berardo y el gerente del club Marcos Basso me ofrecieron de empezar a trabajar de utilero y lo pensé dos o tres días nomas porque me encantaba la idea, es un trabajo muy lindo, muy satisfactorio”, explicó.

“No me arrepiento para nada, conocí mucha gente y estoy muy agradecido. Soy muy feliz trabajando de esto”, dijo Franco.

“Mis tareas en el club son varias. Desde arreglar la red, el aro, hacer una mudanza de los jugadores cuando vienen de afuera, pero básicamente lo que tengo que cumplir sí o sí es preparar la ropa a los jugadores para el entrenamiento. Son 18 jugadores los que entrenan todos los días, ya que al plantel base se le suman todos los juveniles que el cuerpo técnico requiere para el entrenamiento. La idea es que estén cómodos, que lleguen al vestuario limpio, que tenga su ropa para cambiarse lista y limpia; también el agua para entrenar y las toallas”, contó.

Franco Amín, el jugador número 16 de San Isidro

Haciendo el aguante

No solo es trabajo manual, también es psicológico. Franco acompaña al equipo en las victorias y en las derrotas, por ello muchas veces tiene que levantar el ánimo de los muchachos y tirar para adelante. “Compartí trabajo con tres planteles, con el primero fueron solamente dos meses, con el plantel anterior trabajé toda la temporada pasada, y ahora lo que va de esta. Lo primero que me dijo el entrenador desde que estoy es que lo primordial es el buen humor. Tiene que primar eso en los planteles, entonces yo siempre trato de sacar el dramatismo en las derrotas, aunque me duele porque soy hincha del club. Siempre trato de hacer chistes y obviamente cuando ganamos más todavía. Y gracias a Dios los planteles con los que trabajé son excelentes personas”, señaló.

“Para mí ser utilero del club es algo muy hermoso, porque soy hincha fanático del club. Antes venía a la tribuna y miraba, tenía mis ídolos, y ahora estar dentro del club y haber tratado con jugadores como Sciutto, que antes lo veía desde la tribuna, es algo muy lindo, porque quizás muchos quieren estar acá, día a día con el plantel. Es un club muy hermoso y muy lindo, recibir todo el tiempo el cariño de parte de los padres, de los profes, del cuerpo técnico, la dirigencia y en especial de los chicos de prensa que están en el club, que son bárbaros”, concluyó.

Te sigo adonde vas…

Franco es el primero que llega y el último que se va; y cumple con la premisa de todo hincha: con el equipo a todos lados. “En los viajes también llevo toda la ropa de entrenamiento, juego de camisetas para los partidos, todo. Soy el primero que llega, dos horas antes del entrenamiento, y me voy dos horas después, así que son muchas horas”, explicó.

“Hay muchas cosas que dependen exclusivamente del utilero, para que un partido se pueda jugar, si no se juega ese partido por culpa del utilero se pierden los puntos. Por ejemplo, hace poco la selección femenina de Argentina perdió los puntos en el Panamericano por no llevar la ropa correspondiente. Eso es responsabilidad del utilero y no llevaron utilero…”, indicó

Franco Amín, el jugador número 16 de San Isidro

Excentricidades, penas y alegrías…

“Recuerdo todas las cosas raras que te piden faltando tan poco para el partido, por ejemplo, en un partido faltando media hora un jugador me pidió que le compre bananas por $10. Yo agarré la plata y no me di cuenta que eran $10, a lo último terminé pagándolo yo, todo el plantel se le reía”, contó entre risas.

“La anécdota más feliz fue cuando salimos campeones de la Conferencia Norte en la temporada pasada. Eso fue extraordinario, increíble para el club, creo que todavía van a pasar años para tomar dimensión de lo que se logró, y el primer partido que ganamos allá con Platense fue espectacular, se disfrutó mucho y por ende lo más triste fue perder esa final”, señaló.

“Te cruzás en la calle con gente que dice que el club no quería ascender, si supieran todas las ganas de ascender que tenía el club, los dirigentes, los jugadores, la familia. El que estaba dentro del club sabe que queríamos ascender y lo anhelábamos mucho, igual tenemos que estar muy orgullosos de lo que se logró, fue algo increíble”, concluyó.