“Más allá de la tristeza, cuando bajo a la realidad me encuentro con que tomó una decisión. En su momento se podrán ver los motivos, realizar conjeturas es apresurado.

Uno como amigo también falló y me voy a llevar hasta el último momento de mi vida el no haber sabido entender que es lo que estaba pasando”.

La declaración fue de Norberto Vaca a El Periódico el 25 de septiembre último, horas después del hallazgo de su amigo Mauricio Abbá (43), el sanfrancisqueño que apareció muerto en un campo de la zona rural de Freyre. Estuvo 12 días desaparecido y según la investigación se trató de un suicidio.

Lo que transmitía Vaca es común escucharlo en boca de familiares y amigos en la mayoría de los casos donde se produce un suicidio. El no haber advertido las señales que quien llegó hasta el límite pudo haber dado, las cuales existen según aseguran los profesionales de la salud mental.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada 40 segundos se produce un suicidio y cada año cerca de 800.000 personas fallecen por esta causa. Por cada uno hay 20 intentos fallidos.

Cifras preocupantes

Según datos provistos a El Periódico desde el Departamento de Medicina Forense de San Francisco, en lo que va de 2019 en el departamento San Justo 22 personas decidieron tomar la drástica decisión de quitarse la vida.

Asimismo, solo en San Francisco en el mismo período de tiempo se registraron nada menos que 19 intentos de suicidio según estadísticas del Hospital Iturraspe. Personas que ingresaron al centro de salud público con un predominio franco de uso de psicofármacos como método. El 79% eran mujeres mientras que el 21% restante hombres.

Los datos corresponden solamente al hospital de nuestra ciudad, por lo que quedan exentos clínicas privadas y centros de salud de otras localidades del departamento.

Para el médico psiquiatra Carlos Falconi, ex jefe del servicio de Salud Mental del Iturraspe, la mayoría de las veces “el intento de suicidio o el suicidio se produce en estados de intenso estrés y de crisis que muchas veces son transitorios, así que una mirada atenta puede hacer la diferencia para que la persona atraviese su malestar sin recurrir a querer su muerte”.

El suicidio atraviesa a todas las edades y es la segunda causa de defunción entre los jóvenes de 15 a 29 años. “Esta situación afecta a no menos de seis personas en forma directa, y a muchas más si el hecho sucede en una escuela o en un ámbito laboral”, agregó Falconi, y puntualizó: “En un porcentaje muy alto, el suicidio puede ser prevenible. Para ello, conocer que la población más afectada está entre las personas que padecen de depresión, alcoholismo o esquizofrenia ya nos ayuda a poder hablar con estas personas acerca de si han tenido o tienen idea de quitarse la vida”.

Difícil de abordar

Cecilia Silva, presidente del Centro de Asistencia al Suicida Córdoba (CAS), explicó a El Periódico que el suicidio es un tema difícil de abordar social y familiarmente: “En el entorno de las personas que se matan no dejan de sentir cierta culpa. No porque sea real que la tengan, pero es el sentimiento que producen, quedan cargados porque nunca tendrán respuestas a lo sucedido”.

Entre 2009 y 2015 las muertes por autoagresión aumentaron un 80 por ciento en todo el mundo y los especialistas consideran que son insuficientes las medidas que se toman para contener este lamentable fenómeno.

Según Silva, a la hora de hablar de prevención de parte del Estado hacen faltas más programas de trabajo y que en los hospitales haya médicos para este tipo de atención. “Tenemos hospitales generales con departamento de salud mental que no atienden por guardia y la atención en estos casos es urgente”, señaló.

El CAS tiene su origen en el año 1984, con asistencia telefónica de personas con todo tipo de crisis emocionales. Desde el 2003 comenzaron a tratar con adolescentes en riesgo en colegios, ya que es un segmento que no llama por teléfono a una institución de este tipo.

El grupo –se sinceró Silva- es muy reducido para atender toda una provincia. “Todo es tarea voluntaria y lo hacemos convencidos de que sirve. Si todos escuchamos al otro, miramos cómo está el familiar, si hubo cambios de conducta como aislarse o dicen que se van a matar de alguna forma y no se lo toma en cuenta; son muchas las cosas que se deben ir viendo”, manifestó.

Luego, la entrevistada llamó a estar atentos porque de algún modo la persona que está pasando un mal momento lo comunica. “No es cierto eso del que lo dice no lo hace. Muchas veces no lo hacen abiertamente, pero con su conducta también lo dicen. A veces la sociedad no está preparada para escuchar eso”, resumió.

De todos modos, Silva reconoció que a veces “no es tan fácil darse cuenta”, y agregó que una persona puede esconder el problema: “Puede pasar que esté tan metido adentro que se ponen una máscara en su actitud y son casos difíciles de detectar”.

UCES hizo prevención con adolescentes

Bajo el lema "Ponele palabras al dolor" se llevó adelante en San Francisco la campaña Mes de Prevención del Suicidio, con el objetivo de concientizar y hacer prevención primaria. La iniciativa fue impulsada por la carrera de Psicología de la Universidad de Ciencias Empresariales (Uces) San Francisco y este viernes se realizó una conferencia en el salón de actos de la UTN local, con entrada libre y gratuita.

Teléfonos de ayuda

Cabe recordar que existen varios Centro de Asistencia al Suicida, se puede llamar al (0351) 426-5755, (0351) 2266135- gratuito para móviles Claro-, al 135 (ciudad de Córdoba y gratuito para móviles Personal) o al (011) 5275-1135.