El 10 de noviembre el Club Atlético Antártida Argentina cumplió 69 años de vida, una institución que nació en 1948 en el corazón de barrio Independencia. En los primeros años fue el fútbol que cautivó a la institución, luego llegaron las bochas y hoy ya suma 5 disciplinas: fútbol, bochas, patín, hockey, y pádel.

La familia de Hugo Canello, que junto a su yerno, Mauricio Marquez y su nieta Pilar, tienen una historia muy particular. Son tres generaciones dentro de la institución y en tres deportes diferentes.

Una vida dentro del pingüino

Hugo cuenta que llegó al pingüino a los 14 años, vivía en Plaza San Francisco y en 1961 conoció la institución a través de las kermeses. A los 25 años empezó como dirigente y colaborador, hoy tiene 70. “Mientras las piernas me den para venir, voy a seguir acá”, aseguró.

“En el 71 Antártida se afilió en la asociación de bochas, antes jugábamos de forma amateur con la gente que venía al club. En aquella época eran más de 70 personas que trabajaban todos los días en el club como Jular, Erguanti, Cordero, Muller, Pacheco y atendíamos la cantina una vez cada uno”, comentó.

Canello contó que para jugar había que anotarse en un pizarrón. “Era por turno y esto estaba lleno, se jugaba continuamente a las bochas. Fue mi vida, Antártida y las bochas”, aseguró.

Y efectivamente más de la mitad de su vida la pasó en Antártida. En 1972 fue parte de la restructuración de las canchas y la colocación del techo; y hace unos años, con gran esfuerzo, también participó de la colocación del cielorraso en el estadio.

En 2013, cuando el club festejó los 65 años, le rindieron un gran homenaje al ponerle su nombre al estadio de bochas. “Fue el mejor reconocimiento que tuve en toda mi trayectoria”, indicó.

Hugo representó al club en innumerables torneos, logró muchos campeonatos además de representar también a la selección provincial. Hoy es el entrenador de los seleccionados de la Asociación de Bochas de San Francisco.

El predio, una locura del “chacho” Panero

Antártida posee su sede en Lamadrid 2539. Allí funciona el comedor y se encuentra el estadio de bochas, sin embargo el predio deportivo se encuentra en barrio Las Rosas, donde están las canchas de pádel, hockey, fútbol, el gimnasio y el salón de eventos.

Conseguir ese predio fue obra de un impulso del presidente, en aquel entonces, el reconocido “Chacho” Panero.

“En el 94, un lunes, me llamó el Chacho y me dijo ´en 20 minutos te paso a buscar y vamos a ver un predio para el club´. Este está loco, no tenemos un peso y quiere comprar un predio”, comentó entre risas.

“Lo fuimos a ver, estaba lleno de yuyos, casi abandonado pero tenía muchos árboles. Al Chacho le encantó y al otro día ya lo quería comprar. Estuvo toda la semana juntando la plata para señarlo. El Chacho es así”, relató.

Para juntar la plata, y pagar el predio, la institución comenzó a realizar los corsos. “Durante 15 años hicimos los corsos y pudimos pagar el predio”, aseguró Canello.

Mauricio Marquez, del fútbol a las bochas

Con 17 años, Mauricio arrancó jugando en la Liga Amateur y continuó en la Liga Regional. “Jugué en reserva y al año siguiente debuté en primera”, señaló Mauricio.

Marquez era volante central, jugó hasta los 28 años (hoy tiene 40) y formó parte de la época dorada del pingüino en la década del 90 cuando obtuvo el campeonato Absoluto de Liga Regional, el subcampeonato del Torneo Interligas y tres títulos de zona.

A principios de los 90, en una cena de aniversario, el club realizaba la elección de la Reina. “Ahí conocí a mi señora, la hija de Hugo Canello, era candidata en la elección, íbamos a la misma escuela y ahí empezó nuestra relación”, señaló.

Cuando dejó de jugar al fútbol estuvo algunos años vinculado al mismo deporte en el pingüino pero de a poco se vinculó con el mundo de las bochas. “Pasa que en las familias Canello y Lorenzatti, que son primos, de lo único que se hablaba era de las bochas, comíamos y armaban jugadas en la mesa entre los vasos”, manifestó entre risas.

Marquez se vinculó a las bochas y hoy es uno de los referentes. “Es una historia muy linda porque fui campeón con Antártida en fútbol y campeón con Antártida en bochas, ahora juego y soy tesorero de la subcomisión”, indicó.

100% pingüina

Pilar, de ocho años, juega al hockey en el club desde los 4. “Apenas abrió el hockey en Antártida la llevé, por suerte le encantó, hay un grupo hermoso”, comentó su papá Mauricio.

“Mi hija es 100% pingüina, la madre es de familia pingüina y yo llegué de otro club pero me vinculé y es el club que amo”, aseguró Marquez.