La de Edgar Efraín Fuentes (Gary) es una de las historias más recordadas del cuarteto, no solo por su particular canto, la llamada “voz de terciopelo”, sino por su inesperada muerte el 9 de noviembre de 2001. Gary estaba en su punto máximo, en la cresta de la ola, cuando ese día se retiró a descansar y nunca más despertó.

Hasta hoy su música sigue sonando en cualquier rincón de nuestra ciudad y el país. Pero la historia que lo vincula a San Francisco sigue siendo desconocida para muchos. Gary vivió desde desde niño hasta entrada su adolescencia en la ciudad, a la que siempre le gustaba volver.

Nacido en Amboy, un pueblo cordobés del Valle de Calamuchita, el popular cantante llegó a San Francisco a comienzos de los años 70, cuando tenía 11 años, ya que su padre había obtenido trabajo como agrimensor y con su familia se habían instalado en una vivienda de calle Almafuerte. Hizo su último año de la primaria en la Escuela Sarmiento, muy cerca de su casa. Posteriormente, se mudaron a una casa en barrio Consolata, sobre calle Marconi casi esquina Larrea. Al frente vivía Héctor Gariglio, que hoy tiene 55 años y que fue uno de los mejores amigos de Gary durante su infancia.

Gariglio cuenta que en esos años eran muy de jugar al fútbol, pero Gary ya despuntaba como artista. “Nos invitaba al garaje de la casa y tocaba con la guitarra 'El Viejo Matías´ y canciones clásicas. Me decía que algún día lo iba a ver tocar en un escenario”, recuerda Héctor.

Gary, el ángel de San Francisco
Su amigo Héctor Gariglio recuerda con mucho cariño a Gary.

Siempre presente

Gary hizo la secundaria en el Colegio San Martín y tras el fallecimiento de su padre a fines de los 70, a los pocos meses volvieron a Córdoba con su familia, donde años después iniciaría su carrera como cantante, primero en Trulalá y luego como solista a partir de los años 90. Pero nunca perdería el contacto con San Francisco.

“Siempre que venía con los bailes lo íbamos a ver con toda la familia, y una vez se quedó a comer un asado al otro día en la casa de otro de los amigos del barrio, era una persona buenísima, como toda su familia”, relata Gariglio.

Y agrega que también una vez, ya consagrado como músico, invitó a un grupo de amigos de su infancia en San Francisco para que fueran a un evento en Córdoba donde le entregarían un premio antes de un baile.

“Cuando se fue a Córdoba, en los primeros meses venía seguido con su hermano, jugábamos al fútbol o comíamos un asado con los amigos de la primaria y el secundario”, dice Gariglio, quien revela que de chico ya lo llamaban Gary. “Salvo su mamá, que le decía Efraín”, aclara.

“Quería mucho a San Francisco”

Quien también conoció mucho a Gary fue Jorge “Pato” López, el que fue su representante durante toda su etapa como solista. Oriundo de Villa María, pero radicado en San Francisco, López asegura a El Periódico que en los viajes que hacían por toda la región, Gary siempre elegía alojarse en San Francisco. “Le gustaba parar en el Hotel Libertador, decía que venir a la ciudad le traía recuerdos. Llegábamos siempre muy temprano y todavía no servían el desayuno, así que nos íbamos a desayunar a la que era la estación de servicios de Fiore, la YPF de 9 de Julio y Córdoba. Quería mucho a San Francisco”, relata López.

El productor de espectáculos subraya que con el cantante se presentaban en todo el país, pero que a él le gustaba especialmente actuar en el “Gigante” de Bomberos. “Veníamos cada cuatro meses, amaba Bomberos”, manifiesta.

Precisamente Gary batió el record de público en El Gigante: según López, destronó a “Sandro y los de fuego” vendiendo 7.800 entradas.

Gary, el ángel de San Francisco
Gary junto a "Pato" Lopez, de vacaciones en Cancún.

El final

A Gary una muerte súbita lo sorprendió con apenas 39 años. Se cree que fue por complicaciones de una diabetes que sufría desde hacía varios años. "Yo estaba descansando, vino mi hermano y me lo contó. No lo podía creer", cuenta su amigo Gariglio sobre aquella trágica fecha.

Su representante también recuerda ese día de 2001 como si fuera hoy.  Estaba viajando hacía Río Cuarto, porque tenían un baile esa misma noche. “Todavía no me habían avisado y yo iba escuchando la radio. Rony Vargas anuncia que el cuarteto estaba de luto. Pensé en algunos de los históricos del cuarteto, los más viejos, y cuando dijo ‘falleció la voz de terciopelo, el ángel que canta’, tuve que parar porque no lo podía creer”, rememora.

López se muestra contento de haber podido compartir tantos años junto al músico, y menciona los momentos vividos en viajes al exterior que hacían juntos y los días de pesca, otra de las actividades que más disfrutaba el cantante. Lo recuerda como a una persona muy tranquila y tímida. "Cuando veníamos a San Francisco, él se quedaba en el hotel leyendo, viendo televisión y componiendo canciones", asegura.

San Francisco, a su manera, escribió su capítulo en la gran historia de una leyenda que sigue vigente.

Gary, el ángel de San Francisco

Axl Rose le copia a Gary

El año pasado el músico estadounidense Axl Rose fue noticia luego de que en su debut como vocalista de AC/DC decidiera cantar en silla de ruedas por una lesión en su pierna. Pero quien hizo lo mismo muchos años antes fue Gary, y precisamente en San Francisco, en un baile organizado en la Sociedad Rural. ¿Por qué la silla de ruedas? Se había accidentado en su Fiat 128 viajando desde Río Tercero, cuando comenzaba su etapa solista. “Cantó un mes y medio en sillas de ruedas y también en un banquito, porque en el accidente se quebró el tobillo”, cuenta “Pato” López.