Un importante desafío comenzó a tomar forma desde este jueves en la Asociación Civil La Luciérnaga, con el inicio de las obras de refacción para instalar una moderna panificadora en su sede de calle Avellaneda. Gracias a una beca obtenida de la Fundación Nicolás Losano, los jóvenes de la “Luci” podrán elaborar de manera regular una amplia variedad de productos como alfajores, grisines, lengüitas, además de pan, lo que permitirá trabajar al menos a unos seis chicos que acuden a la institución.

Para ello, este jueves comenzaron con la remodelación de dos antiguas aulas, las cuales ahora serán destinadas a la panificadora, y las adaptaciones necesarias para luego instalar el horno y los distintos elementos adquiridos para el proyecto.

Omar Verra, presidente de la asociación civil, explicó a El Periódico que a fines de marzo ya proyectan estar trabajando con la flamante panificadora, aunque resaltó que necesitan colaboración para los materiales y gastos necesarios para la adaptación del espacio físico.

“Una empresa de Paraná nos proveería de los equipos necesarios y contamos con un presupuesto de más de 110 mil pesos otorgado por la Fundación Losano para la compra, pero la adaptación del lugar corre por cuenta de La Luciérnaga y es por eso que vamos a necesitar apoyo de la comunidad”, señaló.

Equipamiento

Verra agregó que la adaptación del espacio necesita cumplir con los requisitos de Bromatología, y que contarán con muy buen equipamiento, similar al de muchas otras panaderías en la ciudad. “Vamos a tener asesoramiento técnico y pensamos en una proyección, para que el día de mañana pueda ser una fuente de ingreso para esos chicos que van a estar involucrados, que van a ser 6 o 7, de edades entre 16 y 17 años. Esto ya viene funcionando en forma totalmente casera, y ahora vamos a contar con los equipos de una panadería profesional”, detalló.

“La idea es la contención de estos chicos, que puedan aprender un oficio. El objetivo es que puedan abastecer el desayuno y la merienda de los chicos en La Luciérnaga, y luego la venta de los productos. Y que si la venta es importante ellos puedan percibir un ingreso y que la institución también”, precisó.

Necesitan lugar para las aulas

La contracara es que al destinar las aulas para la construcción de la panificadora, necesitan un nuevo lugar para las clases de apoyo que allí se daban. “Vengo de hablar con la Municipalidad para ver si nos pueden ceder algún otro espacio para poder cubrir, aunque sea más rudimentariamente, esa necesidad”, concluyó Verra.