Uno de cada dos niñas y niños reconoce haber comprado un producto comestible no saludable porque lo vio en una publicidad en los últimos 3 meses, según una reciente investigación de Unicef sobre la exposición de esta franja etaria al marketing digital de alimentos y bebidas en la Argentina, que se encuentra en el primer puesto de la región en sobrepeso en menores de 5 años.

Laura Granado, nutricionista, explicó por qué las personas suelen tener estos comportamientos y cómo se pueden prevenir para lograr llevar adelante una adecuada nutrición, sin caer en las tentaciones. 

"La influencia de la tecnología tiene mucho que ver, porque las publicidades son muy seductoras. Los chicos lo que hacen es consumir colores, figuras, más influenciados por los influencers, que son figuras famosas que no cumplen ninguna función educativa en el plano de la educación nutricional. Esa seducción hace que se caiga en la tentación", sostuvo la profesional.

A la hora de analizar las publicidades, Unicef encontró que la mitad es de productos altos en azúcares, y 4 de cada 10 son altos en grasas saturadas y/o grasas totales. Sin embargo, en ninguna de las marcas se evidencia la presencia de estos contenidos. 

En esa línea, Granado se refirió a las consecuencias: "Muchas veces les pasa a los grandes. Imaginémosnos en la etapa escolar o en los adolescentes. Y esto lleva a consumir alimentos más ricos en azúcares, grasas, sales, ni hablemos de las publicidades de bebidas alcohólicas o bebidas gaseosas. Estos alimentos son carentes en principios nutricionales, entonces consecuentemente con este consumo hay debilidad, hiperactividad, anemia, desgano, cansancio, falta de atención, porque detrás de esa publicidad no hay ninguna información buena acerca del etiquetado frontal, si este producto nos alerta en cuanto al exceso en algún determinado nutriente crítico, entonces el esfuerzo de los nutricionistas para educar acerca de la alimentación saludable es siempre más chiquito que la mega publicidad de los productos, potenciados por el marketing".

Qué se puede hacer

Granado destacó que es muy importante actuar de manera consciente al momento de comer. "No le vamos a echar la culpa a la tecnología porque es muy útil, pero la ausencia de los padres o la falta de supervisión de los adultos en este caso es muy importante. Lo más valioso que tenemos son los niños. En el momento de las compras muchos padres han admitido 'yo les compro ese producto porque me gusta a mí también, yo también me tiento'. Entonces caigo en la seducción. El producto nos manipula, el producto es gigante al lado nuestro, quedamos chiquititos y caemos en esa tentación que en realidad no nos aporta más que calorías vacías. Entonces la presencia de los padres es importante como la mirada de ellos para que no se anestesien los sentidos en ese momento".

"El bombardeo es tan grande, la contaminación visual y sonora nos anula y nos anestesia los sentidos. Por eso la toma de conciencia tiene que venir desde ahí. No naturalizar el consumo, hay que estar atentos en el momento de la ingesta para ver qué es lo que se está comiendo. La infancia es donde se fijan los hábitos alimentarios", agregó.