Muchos deportistas comenzaron este 2021 con la esperanza de dejar atrás un 2020 que los tuvo lejos de las canchas, sin poder entrenar ni competir, con consecuencias físicas -y psicológicas también- por el aislamiento.

Poco después del inicio de las pretemporadas, allá por enero y febrero, se puso en duda el inicio de los torneos ya que el distanciamiento en los traslados era muy difícil de cumplir y jugar sin público es inviable para cualquier institución de la ciudad y la región.

Hoy el panorama es distinto, pero no deja de ser complejo. Una vez sorteados los detalles protocolares, cuando se alistaban para el inicio de un nuevo torneo llegaron nuevas restricciones que les permiten entrenar, pero no competir con equipos de otra localidad.

Estas restricciones no cayeron para nada bien en algunas asociaciones como la Liga Regional (y en ligas adheridas a la Federación Cordobesa de Fútbol), en clubes que hicieron hasta lo imposible desde lo económico y lo organizativo para respetar protocolos y volver a la competencia; y también en los deportistas que vieron frustrados sus deseos de dejar atrás un año inédito.

En ese marco, las instituciones se las arreglan como pueden para mantener la motivación y sostener la presencialidad, aunque no saben hasta cuándo van a poder seguir de esta manera.

“Hay altibajos en la autoestima”

En el caso del hockey, Mónica Morgan es una de las referentes de Antártida Argentina, jugadora federada y entrenadora de divisiones infantiles. Explicó que a lo largo de los últimos meses notó altibajos en el ánimo de jugadores y jugadoras.

“Volvimos en noviembre con la esperanza de jugar un torneo transición, eso te daba una reactivación porque fue un año difícil y realmente cuesta todavía. Jugamos el torneo y ahora de nuevo volver a la restricción de no poder competir por puntos, y no genera la misma expectativa, no tenés ganas de ir a entrenar porque no sabes hasta cuándo. Hay altibajos en la autoestima y las ganas que una tiene y esto pasa en federadas, caballeros y no federadas. No tenés esas ganas de ir a entrenar porque sabés que no vas a jugar, o solo podrás jugar un amistoso y no por puntos que te genera otra cosa”, comentó la jugadora.

En relación con la presencialidad, Morgan contó que no hay deserción y que por ahora las chicas no faltan tanto, aunque no saben hasta cuándo se va a poder sostener. “Hay muchas nenas que están en el colegio y por ahí notás la ausencia por el estudio, pero sí se ha mantenido un número alto de jugadoras. Faltan un poco más en mayores, se tuvieron que generar amistosos para que se mantenga la iniciativa y las ganas de ir”, señaló.

Por otro lado, el parate de la competencia también atentó contra el crecimiento de los equipos ya que no pueden medirse ante otro rival de la misma categoría y corregir estructuras de juego. “Tratamos de solucionarlo con amistosos, podés rescatar algunas cuestiones para plantear en los entrenamientos, pero la competencia contra los equipos de acá no es el mismo nivel que vamos a enfrentar en Córdoba. Te puede dar algunas cosas, pero no es un parámetro para la B1 porque es una exigencia distinta”, apuntó.

Protocolo. Resulta difícil de entender que se permita el entrenamiento o el fútbol libre en establecimientos deportivos, pero no las competencias enmarcadas dentro de una Federación -de cualquier actividad- que tiene protocolos establecidos mucho más estrictos. “En nuestra cancha la delegación visitante tenía un sector diferente al nuestro, no nos cruzábamos nunca. No hay estadística de cuanta gente se contagia en la práctica del deporte”, dijo Morgan.

Competencia interna

No queda otra. Así tratan de resolver la situación los clubes de fútbol que temen atravesar otro año sin competencia, ingresos disminuidos y chicos cada vez más desmotivados. “La competencia es la motivación principal que tienen para entrenar, hemos hecho entrenamientos los fines de semana para ver si a través de una competencia interna se mantienen motivados, pero no es lo mismo, aunque la idea es que no dejen los entrenamientos. Gracias a Dios no han aflojado, sí las categorías más chicas por el clima y porque algunos papás tienen miedo, pero es lógico y entendible”, explicó Lucio Girardi, coordinador de Proyecto Crecer.

En ese sentido, Girardi contó que trata de hacer una especie de torneo reducido interno y realizar amistosos o bien entrenamientos compartidos. “Tratamos de motivar a los chicos, usar la cabeza, uno tiene la esperanza que esto se revierta. Creo que es más una cuestión política que otra cosa, te dejan entrenar, pero sin competencia y eso complica la motivación, es más de lo mismo. No queremos que sea igual que el año pasado donde no tuvieron competencias en todo el año”, agregó el entrenador.

 “Yo creo que cortan por el lado donde menor costo político tiene. Lamentablemente hay colegas y compañeros, incluso de otros deportes, que al no tener competencias peligra su trabajo. Ya deja de ser solo una cuestión de salud y pasa ser también una cuestión económica. Muchos profes se pueden quedar sin trabajo, algunos clubes reducen la cantidad de profes o bien cierran”, lamentó el entrenador.

Si no se juega, se sale. Días atrás, en una entrevista realizada por este medio, el deportólogo Sergio Vidal explicó una situación que cae de maduro: “Cuando vos suspendés un Gran Prix de vóley, un partido de básquet, un partido de fútbol: ¿A dónde van los chicos que no tienen que jugar? Se van a tomar mates a una casa, a una fiesta clandestina, a tomar una coca por ahí porque total hoy y mañana no juegan. Entonces están echando leña al fuego a lo que querés evitar que son las reuniones sociales, es sentido común, solo eso”, señaló.

En El Ceibo se entrena para jugar

En el caso del básquet, el jugador y entrenador Martín Müller contó que diagraman la semana como si fuesen a competir, aunque no lo hacen, pero reconoció que empiezan a necesitar de ese roce.

“La manera como lo encaró El Ceibo es excelente. La dirigencia está igual que el primer día, con el mismo ánimo, mismo cumplimiento y sé que eso no pasa en todos lados, acá está sucediendo y es muy valioso. Desde los entrenamientos está bárbaro también porque estamos entrenando al 100% siempre pensando que el fin de semana vamos a competir, sea con quien sea, haya o no partido. Preparamos la semana de la misma manera que una semana de competencia, después nos tuvimos que ir adaptando porque hubo casos positivos en el plantel de primera, pero es muy profesional, los que están aislados también tienen su laburo, los que podemos venir a entrenar venimos todos los días. Cuando se incorporaron los chicos que fueron positivos armamos grupos separados también, por eso es muy profesional”, contó.

Y agregó: “Pasa que merma mucho el hecho de la intensidad y la motivación al tener dudas, lo que más te mata es no saber lo que va a pasar, nosotros nos preparamos y el fin de semana no se juega y llega un momento donde necesitás empezar a competir para saber que estás entrenado y que lo que vos laburaste lo tenés que volcar a un partido”.

Sin Respuesta

La Liga Regional, junto a otras Ligas de la provincia -y a través de la Federación Cordobesa- buscan exponer la realidad, que es mucho más compleja de la que estiman, y tratan de explicar que hay varias familias que dependen de esta actividad. Hay jugadores que viven de esto -no todos, claro- y algunos consiguen llegar a fin de mes con el ‘sueldito’ que logran acordar. Ni hablar de los profes y entrenadores que cobran también sueldos extremadamente bajos para no ser una carga en la economía de esos clubes. Hasta ahora no han tenido respuesta clara desde la Agencia Córdoba Deportes.

Al mismo tiempo, la Liga ya trabaja en proyectos como alternativas para asegurar la continuidad de la competencia puesto que con las suspensiones ajustaron el calendario y los torneos podrían extenderse más allá de diciembre si es que la competencia se reanuda tal y como estaba prevista.