Faltaban pocos días para que llegara Juana cuando su papá dio positivo de coronavirus. A las horas pasaría lo mismo con su madre. Todo apenas dos días antes de la fecha programada para la cesárea que era el jueves 22 de abril.

“Nos empezamos a cuidar de no ir a reuniones sociales diez días antes. Organizamos el baby shower, la despedida con los amigos, y después dijimos de guardarnos diez días, salir solo a trabajar, por las dudas”, contó Micaela Sanmartino, quien dio a luz a su bella Juana hace unos días.

Sin embargo, en el final del camino hubo algunas situaciones que pusieron en alerta a la pareja. El lunes anterior, Joel Mercol, el papá, se enteró que era contacto estrecho de un caso positivo. “El lunes me llama y me dice que uno de los chicos con los que trabajaba había dado positivo, que se iba a aislar, así que se fue al departamento de un amigo”, contó Sanmartino.

“Se aisló y el martes se fue a hisopar y dio positivo, así que me fui a hisopar y me dio positivo también. Yo ya había tenido el virus para Año Nuevo, así que pensé que no me iba a agarrar, pero me agarró otra vez”, agregó la mamá.

Así fue que ese mismo martes se comunicaron con el obstetra. “No sabía qué hacer, cuando me dan el positivo lo llamo y me dice que estaba viajando, que después me llamaba, pero que me quedara tranquila porque no era la primera vez que pasaba y que iba a hacerse todo normalmente”, explicó la mujer, que recordó que esas palabras llevaron tranquilidad a la pareja, ya que entre la primera comunicación y la llamada del obstetra habían pasado varias horas.

Las preocupaciones eran varias: primero, si iban a poder hacer la cesárea o tendrían que reprogramarla, pero también saber cómo sería el parto y cómo iba a afectar la enfermedad a la recién nacida.

“Queríamos saber si se postergaba, qué riesgos había, porque yo ya tenía poco líquido amniótico, y después qué le pasaba a ella, o si los primeros días íbamos a tener que estar separados. Era todo incertidumbre”, afirmó Sanmartino.

La experiencia de una familia de San Francisco para dar a luz con coronavirus
Juana es una beba sana y muy cuidada. No tuvo síntomas.

El parto

Finalmente, el parto se hizo sin mayores inconvenientes, con un protocolo especial para casos positivos de coronavirus. Tras el mismo, los tres pudieron quedarse juntos. Pasaron dos días en la sala del sanatorio y ocho días más en su departamento.

“Nos explicaron que no le iban a hacer estudios a ella para evitar el mal momento, ante la duda la consideran positiva. Y que tenemos tantos anticuerpos que si no somos factores de riesgo, prácticamente pasamos la enfermedad sin síntomas”, dijo ella.

Por fortuna, los tres transitaron sin problemas la enfermedad: “Ni fiebre, nada. Teníamos hasta el oxímetro y el termómetro, nos medimos todo el tiempo y nada”.

Sobre cómo fue el procedimiento, Sanmartino detalló: “Todo con protocolo, el equipo quirúrgico con doble guante, las antiparras, máscaras, barbijos, los trajes. Fui la última en ingresar al quirófano porque después tiene que estar como cuatro horas sin uso por desinfección. Si necesitábamos de las enfermeras las teníamos que llamar y esperar 20 minutos hasta que se cambiaran porque se tenían que poner el traje, lo mismo que el pediatra que la tuvo que ver a las 24 horas, y mi ginecólogo, para darme el alta”.

El papá agregó que tenían “terminantemente prohibido” salir de la pieza para llamar a las enfermeras: “Era todo con un timbre”, agregó Mercol, que recordó que al no saber cuántos días se quedarían en el sanatorio, se prepararon por demás. “La madre llevó provisiones, nos podíamos haber quedado un mes y medio”, bromeó.

“Quedamos más que contentos”

Para la pareja se trató de una experiencia distinta, aunque emotiva: “Hubiera sido más lindo compartir con la presencia de la familia y los amigos, pero sabíamos que no se podía. Teniendo en cuenta la previa, que no sabíamos qué iba a pasar, quedamos más que contentos con cómo salió todo. Después fue aguantar ocho días más nosotros tres solos. Y el fin de semana tocó la visita de los familiares, que esperaron para conocerla”, reconoció Mercol.

Sobre el final, el papá agradeció: “El trato fue muy ameno y muy humano, tanto de los doctores, del pediatra, del ginecólogo, como del personal de enfermería, de servicios generales, cada vez que los necesitábamos estaban. Ese trato nos ayudó mucho a poder pasar ese tiempo que estábamos aislados ahí adentro. Y a la familia por esperarnos”.

Juana nació el 22 de abril a las 12.30 y pesó 3,050 kilos. Se encuentra bien de salud, rodeada del amor de su familia que, sin dudas, tendrá un plus para contar la anécdota del nacimiento.