El Grupo Dinámica viene de inaugurar un emprendimiento de alto nivel que pone a San Francisco a la altura de otras ciudades importantes del país. Se trata del Distrito Soho, que cuenta con un hotel de lujo y además un restó para todo público, entre otras actividades, un sitio que viene a romper el molde de lo que ya había en la ciudad.

Félix Ortega, director general del grupo, piensa que este desarrollo puede ser un puntapié inicial para que haya más inversiones de este tipo. En una entrevista con El Periódico, también analiza qué debería mejorar para que estos proyectos surjan y además responde sobre si el sector privado podría ayudar al Estado a paliar el déficit habitacional existente.

- Hace pocos días inauguraron el Distrito Soho, que consta de un hotel de lujo, en un momento donde la pandemia recrudece y viniendo de un año donde hubo cierres de hoteles en la ciudad. Para muchos es una locura: ¿lo es?

Un proyecto de esta envergadura no se concibe de la noche a la mañana, son seis años de trabajo desde lo proyectual, desde comprar los terrenos, conceptualizar el proyecto, con lo cual hay que tener una mirada de largo plazo. Uno no podía estar atento hace seis años de si iba a existir una pandemia. Hemos ido cumpliendo procesos, creímos que San Francisco necesita de un espacio diferente para atender u hospedar a personas que venían de otro lado y no encontraban algo que los convoque, no solo desde el punto de vista de la hospitalidad, sino que tengan otro tipo de posibilidades, amenities, con otra calidad que estábamos convencidos que se reclamaba.

- ¿Qué lugar vino a ocupar?

Quisimos que se comprendiera que con Soho nacía un nuevo espacio urbano, pero no es una cuestión de cliché marketinero. Hay un antes y un después, cualquiera que lo visite se sorprende con la calidad de la construcción, de las instalaciones. Nos elogiaron mucho el lugar, es algo que legamos para la ciudad y queremos que se lo adopte como ese espacio para cuando vos tenés un amigo que te viene a visitar y le digas ‘tenemos un lugar muy bueno para que te quedes’. También opino que el restó gourmet le dará mucha vida y estará abierto al público general.

- Se dice de San Francisco que existe un estancamiento: ¿creés que será un puntapié para que haya más inversiones?

Ojalá que sirva como puntapié inicial. Creo que cuando uno practica un deporte, cualquiera, si vos jugás con alguien que juega mejor que vos, vos vas a jugar mejor. Se beneficia el que menos habilidades tiene. Un espacio como Soho pone una vara alta a nivel constructivo, edilicio, que coloca a San Francisco a la vanguardia. Estos espacios se construyen en Buenos Aires, Rosario, alguno en Córdoba, después no hay mucho más. Creemos que va impulsar que cualquier desarrollador o constructor de la ciudad deba pasar ese umbral.

- ¿Qué expectativa hay sobre el lugar y cómo fue el trayecto desde que se pensó hasta que se ejecutó?

Nadie resiste un archivo se dice, pero he venido sosteniendo esta línea directriz de pensamiento de toda la vida. Soy de San Francisco, amo esta ciudad y lo que tengo lo tengo gracias a ella. Entonces lo que uno intenta hacer como cabeza de grupo económico es devolverle a la ciudad lo que nos dio. Soho es eso, recibimos mucho de los clientes de la ciudad y la zona y Soho es un agradecimiento sincero, esto queda acá.

- Hace poco tiempo también se inauguró un apart hotel de gran nivel: ¿hay demanda en la ciudad para tanto lujo?

Celebro que se haya abierto otro lugar con características similares a Soho, aunque Piazza Piemonte es un apart hotel y está pensando para otro tipo de actividades y apunta a otro público. Respecto a la demanda, San Francisco tiene un parque industrial de lujo, muy potente, nos visitan muchos empresarios que vienen atender a las empresas, ya sea como proveedores, directivos o ceos de las distintas compañías que no se quedaban en la ciudad ante la falta de estos lugares.

- En la génesis del proyecto buscaban incentivar la participación de pequeños inversionistas: ¿hubo respuesta? ¿Es una buena forma de ahorro?

Estoy convencido que es una buena forma de ahorro. En este caso tuvo una cabida media, porque probablemente este tipo de cosas nuevas llevan su tiempo, como si te digo ¿qué opinás de las criptomonedas? Por la idiosincrasia que tenemos somos un poco reticentes a creer que puede tener un buen rendimiento o pensar que puede ser algo como te lo cuentan.

- ¿Con qué trabas se encuentran los inversores o que debería mejorar para que este tipo de proyectos surjan? ¿La Ley de Blanqueo puede ser beneficiosa?

Eso es muy bueno, y lo digo sin hacer un juicio de valor político. Todos sabemos que en este país hay un alto índice de informalidad dada la carga impositiva, si los impuestos fueran más bajos eso se revertiría. La realidad es esa, muchas personas tienen ahorros que no están declarados y eso no podés ponerlo en el sistema productivo o de inversión. Sí creo que es una muy buena oportunidad con un enfoque puntual que es para construcción, es decir, el dinero que exteriorices vas a poder volcarlo para poder comprar un departamento en el pozo o que tenga un avance de obra hasta el 50 por ciento, es muy bueno porque el costo es ínfimo ya que hablamos del 5 por ciento y te permite tener de la noche a la mañana todo normalizado. Pero además está bien porque justamente la construcción es una industria que agrega valor a todo, generando fuentes de trabajo, compra de insumos y materiales, motoriza la producción.

“Con el Soho pusimos una vara alta a nivel constructivo”

- San Francisco tiene un déficit habitacional importante que arrastra de años. ¿Desde la faz privada se puede colaborar en dar soluciones teniendo en cuenta que es algo estatal?

Te diría que es el primer gran déficit. En cualquier país del mundo, el modelo de cómo se desarrolla un Soho es el constructor y desarrollista que va al banco y dice ‘voy a hacer esto, evalúalo, los costos son estos. Dame un crédito para costear la obra’. Los bancos hacen desembolsos parciales según el avance de obra y cuando se termina la construcción se venden rápidamente los departamentos y se calza el crédito que tomó el desarrollador de la obra con los créditos hipotecarios que tomaron los compradores que son consumidores finales. De esa manera, el sistema financiero funciona como tal, financiando; los desarrolladores y constructores construyen y el consumidor final puede acceder a la vivienda a través de créditos blandos. Pero claro, eso funciona con tasas de interés del 3 al 5 por ciento, acá tenemos del 40 por ciento. Los créditos UVA no eran mala opción, pero hoy las personas no saben cómo sacárselos de encima porque no pueden pagar la cuota por la gran inflación. Es muy difícil que con esas variables en juego, no acomodadas, se puedan hacer proyectos de gran envergadura porque se necesita mucho flujo de capital que normalmente no está en manos de los privados. Pero además no es su rol, que es financiar semejante proyectos, sino poner alma, corazón y vida, energía, idoneidad y experiencia, pero no financiarlo. Sin embargo, acá el modelo es al revés.