Daniel Beltramo es actualmente coordinador y entrenador de básquet del club El Tala. Tiene una larga trayectoria vinculada al deporte: fue ayudante de Rubén Magnano y entrenador de las formativas de Atenas de Córdoba; además dirigió varias temporadas los equipos de primera división en San Isidro, Unión de Santa Fe y Echagüe de Paraná, entre otros.

Beltramo supo llevar a San Isidro al TNA luego de conseguir dos ascensos consecutivos y a fines del 2019 se entusiasmó con la propuesta de “volver a los orígenes” como formador, un rol en el que explica que busca ser un “agente de cambio” de la realidad de un jugador, de un equipo y hasta de un club.

En una extensa charla con El Periódico, “Pirincho”, hombre de Oncativo, contó algunos detalles que lo definen en su actividad.

- Entrenador, formador, director técnico. ¿Cómo te definís?

El formador, junto al entrenador, son lo que logran transformar a los jugadores. Yo me considero un formador y entrenador. El DT es la función en el momento, en el partido, el que toma una decisión, el menos incidente, menos preponderante. El formador es quien toma el equipo en un punto A y lo lleva a un punto B; el entrenador y formador tiene que tener una idea de proceso, siempre que se habla de proceso está la palabra tiempo al lado, porque los procesos equivalen a tiempo, creo que esa son las diferencias. El formador y entrenador es un agente de cambio, tiene que tener capacidad de programar, de planificar, cambiar realidades. El DT es más el momento, el presente, meter mano en un partido en una acción y a eso se le da demasiada relevancia. Creo que la verdadera función de uno es lograr transformar a un jugador, a un club o un equipo, es lo que me gusta e hice toda mi vida.

- ¿Cómo se encuentra esa vocación?

Es lo que uno siente, es reconocer adentro de uno eso que lo moviliza. En mi función me moviliza ser un agente de cambio, no me gusta que un jugador o equipo pase por mis manos y no logre transformarlo. Eso lo llevo adentro, es mi parte docente, soy profe de educación física y creo en la docencia, creo que los procesos a largo plazo, tanto en el deporte como en la sociedad. Los que sabemos trabajar en el deporte sabemos que hay cosas que suceden momentáneamente que uno no puede manejar, lo que uno sí puede manejar es lo que sucede a largo plazo porque te podés anticipar, programar, planificar y esa es la función del entrenador y la capacidad de liderazgo.

- ¿Y cómo debe ser ese liderazgo?

El entrenador indefectiblemente tiene que ser un líder, pero hay que tener en claro qué es liderar. El entrenador tiene que ser líder de sí mismo, liderar sus emociones para liderar el conjunto. Es muy difícil, creo que hay que analizar la función del líder así: sobre sí mismo, sobre el equipo, sobre la comunidad, sobre las emociones, todo eso hace al liderazgo; también saber cuándo tomar un rol preponderante y cuándo dar un paso al costado. Hay grandes líderes como Phil Jackson, que ejercía un liderazgo muy centrado en sí mismo, un gran control de las emociones para manejar semejantes egos y siempre un paso atrás del equipo. En cambio, Pat Riley es otro líder, hoy maneja la franquicia de Miami y es un liderazgo más dinámico, de estar presente, de estar en primera plana, por eso hay un liderazgo más controlado y otro más preponderante, pero creo que ambos tienen que tener el control de sí mismo.

- ¿El liderazgo se da a partir del conocimiento?

El conocimiento es central, es difícil liderar sin conocer el área que querés liderar. En mi caso, el conocimiento del juego, la metodología y del cómo para lograr lo que querés es central porque tenés que lograr el convencimiento del jugador. Tenemos que tener credibilidad, que los jugadores y dirigentes sepan que decís la verdad. Después el manejo de las herramientas, de la técnica, es fundamental. Y el otro punto es la capacidad de anticiparse, como dice (Marcelo) Bielsa, es jugar el partido previamente, en este caso es jugar o ver el proyecto sólido institucional antes. El emprendedor ve el árbol y la sombra cuando tiene la semilla en la mano, eso es clave y eso te lo da la planificación, no hay proyecto que no se lleve a cabo sin planificación.

- ¿Y desde ahí se construye el equipo?

Totalmente. El equipo es un conjunto de individuos con una dinámica donde vos tenés que encontrar un punto en común entre todos. Cada uno tiene necesidades y capacidades, tenemos que encontrar lo que tenemos entre todos en común, esta persona con la otra y en común con el proyecto en general porque decíamos que tenemos que llevar un equipo de un punto A un punto B. Y para eso tenés que conocer cómo vas a manejar ese camino y guiar al grupo en ese camino, ser creíble, no mentir y demostrar el conocimiento todos los días, demostrar que lo que vos decís sucede y que la realidad le demuestre al jugador que es lo que va a pasar. Esa capacidad de anticipación no es milagrosa, no es una iluminación de Dios, es estar todos los días en el campo, en la trinchera. Y tener capacidad de programación porque no hay anticipación sin estudio.

- Hablando de la construcción del equipo: ¿el orden es necesario para ser creativo o sin orden se puede ser creativo?

La creatividad debe aparecer a través del orden, a través de un sistema, porque eso los hace más creativos a los jugadores. Yo creo que no hay creatividad a través del desorden, o mejor dicho hay creatividad en el desorden, pero son rasgos individuales de talentos únicos. La creatividad al servicio de lograr cosas importantes tiene que ser producto del orden, de la disciplina y de un sistema -que es un conjunto de cosas que uno pone en orden para lograr un fin-. La creatividad tiene que estar al servicio de ese sistema, por eso duele cuando se dice que Argentina salió campeón del Mundial 86 solo porque tenía a Maradona, creo que es una falta de respeto absoluta. Maradona estaba con su genio dentro de un sistema colectivo bien ajustado, bien engranado que había logrado que todos pensaran lo mismo en un momento determinado, lo mismo Messi en Barcelona. ¿Quién puede dudar que Barcelona no tenía un sistema que propició que el genio apareciera? Creo que es fundamental para que el genio esté al servicio del objetivo, crear un sistema y orden.

“Yo hago énfasis que los clubes y la sociedad necesitan proyectos a largo plazo y disfrutar más el viaje. Carecemos, en el deporte y en la sociedad, de proyectos a largo plazo donde se cumplan etapas para lograr objetivos finales”.

Velasco dijo una vez: “En el deporte de alto rendimiento no alcanza con hacer las cosas bien, tenés que hacerlas mejor que el rival”. ¿Qué opinás?

Es así, tenés un rival que juega, que te contrarresta y no depende todo de vos. Yo aprendí algo también de Bielsa que decía: “Tenemos que entender que el juego es independiente, que no todo lo podemos controlar, el problema es creer que lo controlo cuando gano y no cuando pierdo”. Y es así, no alcanza con hacer las cosas bien, tenés que hacerlas mejor que el rival. Por ejemplo, yo estudio el rival, paso información al plantel y tengo que lograr que estudien la información y le den la importancia. Yo hice lo que me correspondía y pasé la información, el jugador lo ve y por ahí no lo ve. Reconocer hasta dónde es nuestra función y hasta dónde está lo que no podemos controlar y entender que un jugador preste atención a la información que les doy tiene que ver con educar al jugador para eso y educar lleva tiempo, los clubes no están dispuestos a darle tiempo a nadie. Después ves situaciones, por ejemplo, en el fútbol donde entrenadores con 10 partidos ya lo echan sin entrar en juicio de valor si es bueno o malo, o entrenadores que están 3 años en un club porque alguna vez estuvieron cerca y después ves y no hay nada, no cambio nada.

“El éxito del entrenador no se cuenta en cuántas medallas tenés colgadas, sino en cuántas vidas lograste cambiar”

Miedos y equivocaciones, la victoria y la derrota

- ¿Existe el miedo a equivocarse?

Es permanente y diario, todos tenemos temor y a nadie le gusta equivocarse. Hace poco, en una charla que tuvimos con un entrenador decía que “no es lo mismo fallar que equivocarse o errar”. Fallar es tirar al aro y que no entre; equivocarme es cometer un error técnico y errar es tomar una mala decisión y eso los jugadores lo tienen que tener presente. Fallar va a fallar todo el tiempo, lo importante es como uno se va preparando para bajar los márgenes de equivocación y saber que la permanente falla está al lado tuyo todo el tiempo. Lo mejores tiradores de básquet no llegan al 50% de efectividad, ninguno, erran más de lo que meten. Siempre recuerdo una frase de (Roberto) Perfumo: “El jugador y el equipo juegan más mal que bien, lo que pasa es que cuando se juega bien se resalta” y te lo dice un ‘mariscal’, que después de que se retiró se dio cuenta que había jugado más tiempo mal que bien al fútbol, que había cometido más errores que aciertos.

- ¿El jugador lo tiene claro?

Esas experiencias hay que trasmitírselas a los jugadores, hay que convivir con eso y saber que es permanente porque si cada vez que te equivocás creés que se viene el mundo abajo. Bueno, no podés vivir así y creo que bajo ese aspecto hay que formar a los jugadores. Yo aliento a que tomen decisiones, soy enérgico e implacable en eso y no en si la decisión fue bien o mal, sino que la tomen, que se equivoquen porque a partir de ahí viene el crecimiento.

- ¿Qué es saber ganar y saber perder?

Me lo pregunto todo el tiempo, me duele mucho perder y me gusta mucho ganar. Hay que tener en claro qué es ganar, para mí el entrenador gana cuando transforma la realidad que lo rodea, cuando ve el crecimiento de esa realidad, lo que decía de llevar de un punto A un punto B a un jugador, equipo o club, y para mí eso ya es ganar. Es la parte más importante, más duradera, trascendente y más recordada. Después está ganar un torneo que se festeja y al día siguiente vuelve todo a la normalidad, es efímero, algarabía y reconocimiento momentáneo y cortoplacista, al otro día todos se olvidan. Eso hay que tenerlo claro. En cambio, la transformación que uno logra en un proceso de largo plazo, el reconocimiento de jugadores y que en el tiempo reconozcan el paso que tuvieron con vos, ese es el verdadero éxito del entrenador y de los clubes. El éxito del entrenador no se cuenta en cuantas medallas tenés colgadas sino en cuántas vidas lograste cambiar y eso es central, llegar a un lugar y transformarlo y saber que no te lo van a valorar, que rápidamente cambia todo y más como es hoy que si no ganamos en una semana se viene el mundo abajo, después pasa el tiempo y decís: perdimos y no cambió nada.

“Todo debe ser planificado y programado y saber darles dirección a los esfuerzos porque si no todo termina siendo hoy y mañana. Para que las cosas se hagan con calidad y tengan reconocimiento en el tiempo y sean verdaderamente trascedentes llevan un proceso de tiempo porque lo que se logra rápido se pierde rápido”.

Tomás mucho como modelo a otros deportes, el fútbol, por ejemplo. ¿Por qué?

Amo el deporte porque es un fenómeno social inigualable, es una gran herramienta para generar cambios, me da pena que sea utilizado tan mal, yo creo que el deporte es para todos y ahí entramos en un tema del deporte social, deporte inclusivo que va más allá y es más profundo. Yo creo que todos los niños deberían tener acceso al deporte, pero creo que todos los deportes son importantes. A mí me gusta mucho el rugby, la obligación que tienen de ir para adelante. Si no ves el resultado no sabés cómo va el partido porque tenés que atacar siempre, me gusta esa idea. Me gusta ver el liderazgo en los entrenadores, todos los equipos que logran cosas importantes tienen entrenadores líderes y obsesivos: Simeone, Guardiola, Bielsa, Klopp, Velasco, son líderes obsesivos, cómo no vas a aprender de esos tipos. Después lo que yo veo es que el básquet carece del sentido de pertenencia, el fútbol tiene un poco más. Nosotros tratamos de hacerlo en El Tala, tratamos que los más chicos vengan a la cancha. Creo firmemente que podemos tomar cosas de otros deportes.