Real Madrid venció 2-1 a Barcelona en el clásico español y alcanzó a Atlético de Madrid en la cima de la tabla de posiciones. Karim Benzema y Toni Kroos convirtieron para los blancos, que terminaron con un jugador menos por la expulsión de Casemiro. Óscar Mingueza descontó para los catalanes, que estuvieron a punto de empatar en la última jugada: Ilaix Moriba estrelló su remate en el travesaño.

Lionel Messi, capitán de los blaugranas, disputó su derby número 45 e igualó a Sergio Ramos: son los dos jugadores con más partidos de esta naturaleza. Sin embargo, el rosarino no convirtió, por lo que alcanzó los 1070 días sin anotarle a los blancos, su peor racha. Pese a todo, La Pulga sigue siendo el máximo goleador de los clásicos, con 26 tantos.

A los 9 minutos, un pase entre líneas encontró a La Pulga libre de marca como un diez clásico, con el arco de frente. El rosarino levantó la cabeza y divisó a Jordi Alba. El lateral entró vacío y tiró un centro de rastrón que forzó la primera estirada de Thibaut Courtois. Fue la primera advertencia de los catalanes.

Pero Real Madrid respondió con un canto a la contundencia. Bastó que Federico Valverde pusiera quinta marcha en la zona de gestación para dejar en el camino a Jordi Alba. El charrúa limpió la pelota y encontró a Lucas Vázquez liberado de marca. El extremo buscó a Karim Benzema, la referencia ofensiva de los dirigidos por Zinedine Zidane y el francés hizo el resto para configurar un golazo. Abrió el pie y definió de taco al prime palo, lejos de las manos de Marc-André Ter Stegen y de Ronald Araujo, su marcador. Los blancos, arriba.

Los blancos encontraron la segunda ventaja en el partido con una carambola. El uruguayo Ronald Araujo tumbó a Vinicius (un problema sin solución por su poder de improvisación) y, en el tiro libre, Toni Kroos convirtió. Doble rebote: Dest-Alba y 2-0 en poco menos de media hora de juego (28 minutos).

Los locales estuvieron muy cerca de sellar el 3-0 en su tercer ataque, lo que hubiera supuesto un 100% de efectividad. Luka Modric limpió la pelota y lanzó a Vinicius al galope, con todo Barcelona en retroceso. La pelota pasó por Kroos y de los pies del alemán terminó en Valverde, sin marca, por la banda derecha. El charrúa armó su pie y remató. El ruido del palo derecho de Ter Stegen fue la señal indudable de la salvación blaugrana.

Sobre el final del primer tiempo, Messi frotó su pie zurdo desde la banda derecha. En un córner se inventó un remate al segundo palo. El caño le negó el gol olímpico, cuando Courtois volaba para la foto. Barcelona tuvo un remate posterior, pero su producción ofensiva fue demasiado pobre para un equipo que pretende ser campeón de España. Monopolizó la pelota, aunque sin verticalidad. Todo lo contrario a lo que hizo Real Madrid, que lastimó cada vez que cruzó la mitad de la cancha.

En el segundo tiempo, el clima se transformó en protagonista principal del clásico. Una lluvia torrencial cruzó Valdebebas, donde está emplazado el estadio Di Stéfano. El agua no alteró los planes de ninguno de los dos entrenadores. Obligado por el resultado en contra, Ronald Koeman quitó a Serginho Dest y mandó a la cancha a Antoine Griezmann. Barcelona se plantó en campo de Real Madrid. Pese a una postura más ofensiva, le siguieron faltando ideas. Los blancos, por el contrario, continuaron agazapados, a la espera del contragolpe que les permitiera cerrar el partido.

Sin embargo, a la hora de juego, Barcelona sacó petróleo de una jugada elaborada: centro de Alba, Griezmann se abrió de piernas y el balón le quedó servido a Óscar Mingueza. El lateral derecho le puso el pie a la pelota y definió de manera poco ortodoxa. Pero valió igual. En Madrid empezaba un partido diferente; empezaba otro partido.

Tras el gol del lateral catalán, el partido entró en una fase de pinball. Al ataque de uno le sucedía la respuesta del otro. Tuvo el gol Toni Kroos, luego de una habilitación del ingresado Marco Asensio. En la jugada siguiente, Messi disparó desde la puerta del área. Le cometieron infracción y el rosarino dispuso de un tiro libre inmejorable. Su disparo explotó en la barrera. Tras otro ataque de los blancos, respondió Mingueza, el goleador impensado. Y a punto estuvo de anotar el segundo tanto de su cosecha. El partido ganó en vértigo.

Los catalanes, volcados en campo rival, reclamaron un penal de Benjamin Mendy sobre Martin Braithwaite, quien había ingresado desde el banco de suplentes. El airado pedido de Sergi Roberto le valió la amonestación.

No hubo más contragolpes de Real Madrid, que se dedicó a cerrar los dientes y defender. Perdió a Casemiro por doble amarilla y casi pierde la victoria. En la última pelota del partido los catalanes estuvieron a punto de empatar: Ilaix Moriba estrelló su remate en el travesaño.

Fuente: La Nación