Es de público conocimiento que en nuestro país, al igual que lo que ocurre en gran parte del mundo, sino en todo, las mujeres tienen una menor representación en el mercado laboral que los hombres. En San Francisco, la tendencia es similar, aunque desde adentro reconocen que, si bien falta, se fue ganando terreno. 

Desde Estudio Rocha y Asociados, cuyo departamento de Recursos Humanos se encarga de selección profesional de recursos humanos de una gran cantidad de empresas, su fundadora Sarita Ferreyra afirma que si bien queda camino por recorrer, las mujeres fueron ganando terreno en ciertas áreas como el mercado agrónomo, la salud o el comercio electrónico, entre otras.

"Viene creciendo, no con la dinámica que querríamos las mujeres y las empresas en general, pero viene creciendo en comparación a una década atrás. Antes, en San Francisco tenías un 70 por ciento de búsquedas laborales para hombres y solo el 30 para mujeres. Hoy crecimos un poco más, estaremos 40-60%, tenemos más posibilidades laborales. Todavía nos falta mucho, pero estamos bien encaminados. Se creció muchísimo", aseguró Ferreyra.

Respecto a los rubros en los que se nota esta tendencia, Ferreyra dijo: "La gran novedad es que en el mercado, las ingenieras agrónomas ganaron posiciones en el mercado. Hace años hubiésemos pensado en otra cosa. El mercado tomó y toma agrónomas y técnicas en administración. Se creció en salud, hay más mujeres trabajando en salud y también hay más mujeres en lo que tiene que ver con la venta electrónica o la comunicación institucional. En eso se ha ido ganando".

Sin embargo, agregó: "Nos falta mucho, por ejemplo en perfiles de IT (Tecnologías de la Información). Creo que con la posibilidad del ProA, si se hace un buen trabajo, van a haber más mujeres en lo que tiene que ver con desarrollo IT. Y nos falta en la industria, esto de que las mujeres puedan trabajar en una industria haciendo las mismas tareas que un varón, manejando un torno de control numérico o haciendo cableado. Pueden hacer un montón de tareas que hoy parecen territorio únicamente de los hombres y lo único que está faltando es que las mujeres nos animemos a postularnos a eso, que nos animemos a ir escuelas técnicas y después el empresariado lo va a tomar". También, alentó a las mujeres a adentrarse a las finanzas.

Un cambio de paradigma

Respecto a los motivos que, cree, pudieron incentivar a este cambio de mentalidad, Ferreyra mencionó que la lucha por la igualdad se instaló dentro de los hogares. "Ahí tuvimos una oportunidad, si tenemos que buscarle algunos beneficios a la pandemia ahí hay. Al estar encerrados, al menos en algún momento, se logró que esta discusión, que antes era externa, hoy se conversara. Creo que hay mucho resultado de la lucha, pero también de lo que sucedió puertas adentro. Lo que veíamos era la lucha un poco más dura. Hoy esto está en la casa, hoy la chica ya no le permite al papá decirle 'eso no lo podés hacer' o 'vos no podés elegir esto' o 'cómo se te ocurre que vas a ser mecánica'. Creo que eso fue fundamental, eso se traduce a que el hombre termine preguntándose por qué creo que esto no serviría", reflexionó Ferreyra.

Pero la pandemia también brindó oportunidades, según anunciaron desde la firma. "Creo que la pandemia nos dio la oportunidad de tomar las riendas de la casa. Esto hizo que como tuvo que hacer home office la que estaba trabajando, entrenara a sus hijos para que colaboraran con las tareas de la casa y después para que las hicieran. Armó un esquema de coordinación de trabajo en el hogar, que es una oportunidad espectacular, y que no la tenemos que perder. Realmente hubo división de tareas en el hogar. La que tenía trabajo tuvo que seguir trabajando, y la que no tenía trabajo tuvo que transformarse en una emprendedora. Entonces hizo un curso, se capacitó, armó un emprendimiento, lo puso en marcha. Creo que la pandemia nos permitió ver todo lo que podemos hacer, entonces no lo perdamos, no volvamos a encerrarnos en el nosotras", dijo.

Y añadió: "Esto nos puede permitir saber que si nosotros organizamos bien en el hogar las tareas, que cada uno sea responsable de lo que tenga que hacer, cuando nos vamos a trabajar nos vamos tranquilas de que después no vamos a volver a casa a trabajar el doble porque vamos a estar todos en las mismas condiciones. Creo que realmente ahora hay una igualdad puertas adentro, que vamos a poder lograrla puertas afuera. Yo no tengo hijos en edad escolar pero para todo el mundo ha sido una tarea impresionante. Los hombres tuvieron que aprender a hacerla también. Dentro del mercado laboral, también permitió que se diera que hoy el sexo para ocupar determinadas posiciones sea indistinto, es exactamente lo mismo, por ahí lo dejo muy planteado sobre la mesa".

Reclamar lo justo

A modo de reflexión, Ferreyra pidió "perder el miedo" a reclamar lo justo. "Hay una creencia generalizada en las mujeres, no solo en las de mi generación, de que el dinero que ganamos o los recursos con los que contamos en el trabajo son para ayudar en el hogar. Cambiemos eso, para pensar desde qué lugar le creamos valor a la empresa para la que estamos trabajando o la institución, y a partir de ese momento realmente negociar el ingreso que necesitamos o que queremos. Perder el miedo a ser ambiciosas, a ganar no igual que los hombres, sino más si estamos haciendo más o si estamos más preparadas. Cambiar esa creencia y perder esos miedos y ya no comparar, pensar cuál es el valor que estoy agregando y cuánto vale ese valor", cerró.

En cifras

Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la brecha salarial entre hombres y mujeres es, a nivel mundial, del 23%. Al desagregar algunas ramas de empleo de cobro por hora, la brecha sube al 45% en ciertos países.

Según el INDEC, en nuestro país las mujeres son las que menos ganan. Además, un 35% de ellas trabajan en condiciones de informalidad.

También, la tasa de empleo de las mujeres continúa estando un 25% por debajo de la de los varones a nivel global, pese a que la brecha se achicó con el tiempo. Por otro lado, la ocupación de las mujeres suele quedar relegadas a empleos considerados como feminizados, como la salud y la educación.