Fabián Pérez vive en Capital Federal y es hermano de una de las personas que forma parte de “Dimensión Cielo”, la organización que dirigía Elías Argüello antes de su detención, y que para la Justicia es una secta u organización coercitiva.

No solo su hermana forma parte sino también su cuñado, padres de una niña que cumplirá 7 años y de un bebé de un año y ocho meses que falleció en diciembre pasado, aunque no se conocen las causas.

En diálogo con El Periódico, Pérez contó cómo fue que ellos de un día para el otro decidieron vender todo y dejar su vida en la capital para empezar de nuevo en la ciudad de Córdoba: “Los contactaron por grupos de WhatsApp donde ellos ingresaron, los manipularon para que vendan todo y se fueran directamente para Córdoba por un supuesto trabajo que ofrecía esta persona (por Argüello). Les ofrecía ser vendedores inmobiliarios, pero eso no funcionó o no sé qué paso en el medio”, indicó.

Todo ocurrió hace casi dos años y desde ese entonces la comunicación fue escasa: “Desde ahí dejaron de comunicarse con nosotros, ya no había una comunicación fluida.

Les cambiaron los nombres, nos dimos cuenta cuando vimos sus cuentas de Facebook y les pusieron otros nombres a los cuatro. Les sacaron la identidad, sostuvo Pérez.

Siguiendo con su relato, la pareja terminó trabajando en una panificadora y “más horas que lo que haría un trabajador normal, repartiendo, haciendo pan y viviendo todos apretados y encimados en una habitación cuatro por cuatro”.

Previo a instalarse en Córdoba, su cuñado tenía un trabajo estable y su hermana se dedicaba a la venta de filtros de agua: “Les iba bien, pero un día se metieron en este grupo, este tipo no sé qué les pintó y ellos dejaron todo, con el bebé recién nacido. Ellos iban a la iglesia evangélica de vez en cuando, lo normal. Cuando decidieron irse fue un baldazo de agua fría”, reconoció.

Una muerte y la aparición de una secta

El pasado martes, luego de una investigación que se le sigue desde hace varios meses, Argüello fue detenido en la propiedad que alquilaba en el barrio privado Ayres del Golf, ubicado en la zona norte de San Francisco.

Lo decidió el juez federal de Villa María, Roque Rebak (subroga a Pablo Montesi en San Francisco), tras la insistencia de la fiscal que lleva adelante la causa, María Marta Schianni, quien explicó a El Periódico que la libertad de Argüello significabaun riesgo para la investigación y las víctimas, ya que seguía influyendo en ellas”.

El caso salió a la luz a fines de diciembre del año pasado, cuando se llevaron adelante una serie de allanamientos, entre otros sitios como en Córdoba, en el domicilio del detenido.

Según Pérez, nunca imaginó que su hermana y sobrinos iban a terminar en una secta: “Nos dijeron que recibieron una propuesta para trabajar en Córdoba, que le daban una casa con la promesa de que iban a estar mejor que acá. Pero para eso debían vender todo, no llevarse nada. Eso me hizo sospechar”, manifestó.

En otra parte de la charla, contó que recibió el mensaje de una mujer cuya hermana también recaló en la misma organización (es una de las denunciantes) asegurándole que estaban en una secta: “Ahí fue cuando me cayó la ficha”, reconoció.

La relación siguió siendo fría porque la comunicación era esporádica, hasta que un hecho lamentable los volvió a encontrar.

“El 26 de diciembre nos enteramos que mi sobrino estaba en coma, nos fuimos para Córdoba y llegamos el domingo, el día que muere en un centro de salud. Ahí mi hermana, sin darme precisiones, me pide que vaya a San Francisco a ver a mi otra sobrina que estaba en la casa de Elías porque habían pasado todos juntos las fiestas ahí. Mientras estábamos allá allana la Policía el lugar. Nosotros nunca habíamos hecho denuncias pese alguna advertencia. Mi hermana decía que quienes los acusaban estaban locos, y uno quería creer porque es la familia. Sin embargo, ellos vivían en Córdoba con otras familias en una pequeña casa, con un baño que compartían todos, con el horno donde se cocina cerca de la habitación y lo único que tenían era un turbo pequeño para ventilarse. En cambio, Argüello vive en un country, con pileta, tiene un IPhone y una camioneta último modelo”, comparó.

Sobre la muerte de su pequeño sobrino, Pérez dijo que nunca supo el diagnóstico y quiere saber si la causa fue parte de negligencia de los padres o de quienes lideran la organización. También señaló que quisieron llevarse a Buenos Aires a la niña tras la muerte de su hermanito: “Queríamos traer a mi sobrina y mi cuñado, que parece el más enganchado, no quiso que venga con nosotros porque necesitan estar reunidos. Según me habían dicho iba a venir en estos días, pero con todo esto le bloquearon el celular, no quieren hablar y se quedan a luchar por este muchacho que los tiene sometidos. Algo tiene que los manipula, perder un hijo y no caer, vivir en esas condiciones… el tipo dice A y están todos arrimados, como un líder”, definió.

Imputación

Elías Argüello está detenido en la UCA de Córdoba donde realiza una especie de cuarentena en el marco de la pandemia antes de regresar a San Francisco, donde será alojado en la cárcel. El jueves se abstuvo de declarar cuando le tomaron indagatoria. 

Está imputado por “trata de persona agravada por ser un líder de un culto y también por la pluralidad de víctimas”, ya que son más de tres. Asimismo, se le suma la “explotación laboral”, que es otro agravante. Pero también, pudo conocer El Periódico este viernes se le agregó otra imputación: “trata con fines de uniones de hecho”. Según surge de la investigación, una de sus víctimas habría cumplido el papel de segunda esposa y vivía con él. Cabe recordar, que el imputado tendría ya una familia conformada con esposa e hijos.