Emilio Pons tiene 103 años y es un vecino muy querido de barrio Roca, sector donde vive desde 1957. A lo largo de su vida tuvo muchos trabajos y otros tantos pasatiempos, entre ellos la radioafición. Precisamente, este 8 de marzo se cumplirán 80 años de su primera transmisión oficial, si bien él ya solía hacer transmisiones unos años antes. Así, es uno de los radioaficionados más antiguos del país.

Al acercarse la fecha, su nieto, Federico Pons, decidió hacerle una entrevista para su segmento audiovisual "Combinación Vital", en la cual Emilio cuenta sus inicios, se refiere a los equipos que utilizaba a la vez que recuerda los países con los que solía comunicarse.

"En aquel entonces había que cumplir los 22 años para ser mayor de edad, entonces como yo cumplo en julio ahí empecé los trámites y llegó la orden de transmitir la LU9HF (señal distintiva de radioaficionado)", recordó Emilio.

Durante las ocho décadas, el radioaficionado creó numerosos equipos. "Siempre los hice yo, he hecho mas de 50 equipos", rememoró. 

También, habló con personas de múltiples países: "Prácticamente hablé casi con todo el mundo. Tenía un equipo de 120 watts y tengo una antena de tres elementos y la dirigía para el país en que uno quería hablar. Hablaba mucho con España, Italia, he hablado con Rusia, Finlandia, Suiza, Australia, Alemania, Francia, Inglaterra, países árabes".

Su relación con tantas personas extranjeras le valió contar hoy con una enorme colección de unas 200 tarjetas de todo el mundo. "Hablaba algo de inglés, que ahora no me acuerdo más, pero más o menos me defendía y me podía comunicar", manifestó.

Hacia el final de la entrevista, uno de los fundadores del Radio Club San Francisco, entidad que nació el 12 de agosto de 1962 con la licencia LU5HHH, quiso felicitar a todos los radioaficionados argentinos y saludar a todos los radioaficionados del mundo. "Que se acuerden de este radioaficionado,  que estuvo muchos años en el éter, aquí LU9HF", cerró.

¡Emilio: 80 años de Radioaficionado y 103 años de edad!

Sobre Emilio

Emilio Pons es un vecino de nuestra ciudad que el 14 de julio pasado festejó sus 103 años de una vida sana que lo mantienen con una lucidez y vitalidad envidiable.

Padre de dos hijos, Jorge y Carlos, y abuelo de cuatro nietos, también tiene tres bisnietos.

Emilio vivió casi toda su vida en San Francisco, exceptuando dos años en que con su familia se mudó a Italia, y otros tres en que se asentaron en María Juana.

Qué es la radioafición

La radioafición es un servicio de radiocomunicación que tiene por objeto la instrucción individual, la intercomunicación y los estudios técnicos, efectuados por personas debidamente autorizadas que se interesan por la radiotecnia con carácter exclusivamente personal y sin fines de lucro.

La radioafición nace con los experimentos que Guillermo Marconi hizo a fines del siglo XIX para enviar señales de morse a través del éter. Tras los primeros balbuceos, la radioafición adquirió su carta de naturaleza en la Conferencia de Washington de 1927, donde se efectuó un primer reparto internacional de frecuencias y se asignaron unas bandas determinadas a la radioafición. Del puñado de radioaficionados que había en 1900 se ha pasado a casi tres millones en la actualidad.

Los radioaficionados disfrutan de un amplio espacio del espectro radioeléctrico, que utilizan para comunicarse entre sí en todo el mundo, con lo que aprenden a conocerse mejor y, aunque raramente llegan a verse cara a cara, a través de sus contactos en el éter cultivan una amistad que se renueva constantemente y que, a veces, dura toda una vida.

Pero además de fomentar la amistad y buen entendimiento entre las personas, la radioafición es también experimentación; los radioaficionados fueron los descubridores de las ondas cortas, que permiten enlazar todo el mundo por radio con relativamente poca potencia, y a lo largo de los años sus experimentos han contribuido al avance de las radiocomunicaciones.

Los radioaficionados son capaces de transmitir y recibir en las circunstancias más adversas, por lo que la radioafición constituye un medio eficaz de comunicaciones en casos de catástrofe.