Mesitas, banquetas y tablones. Amigos que se divierten. Estas es una escenografía que pinta las tardes sanfrancisqueñas de verano en tiempos de pandemia y donde las actividades al aire libre cobran fuerza. Charla va, charla viene, la cerveza surge como la excusa para reunirse.

Los bares cerveceros se reprodujeron como hongos en los últimos años, algo impensado poco más de una década atrás cuando aturdían los pedidos de mayores opciones para el entretenimiento por parte de los jóvenes, y también de los no tan jóvenes.

Aunque por ahora no se repliquen modelos como los de Córdoba o Rosario, sin ir más lejos, donde existen sectores casi exclusivos para tomar cerveza artesanal, en San Francisco se pudo crear un microambiente similar gracias al espíritu emprendedor. Una especie de ruta cervecera con al menos diez bares para un consumidor que –aseguran- se volvió un poco más exigente.

Claro que siguen gozando de buena salud los boliches tradicionales y cantinas donde el chopp tiene su público fiel. Pero ahora, se les sumó la ‘birra’ artesanal o tirada de marcas reconocidas como Imperial y Patagonia, servida en la clásica pinta.

Mauricio Contreras, dueño de “1516 bar & beer” fue uno de los pioneros en ofrecer cerveza artesanal en la ciudad. Conocedor del rubro ya que vendía barriles de chopp y además tenía una vinoteca, decidió en 2017 emprender y arriesgarse a lo nuevo: “Vendiendo a choperías, que era lo que estaba de moda, vimos que la fábrica a la que le comprábamos tenía varios estilos: Múnich, Negra, IPA, entonces pensamos en poner un bar para darle un valor agregado a la distribución. Además teníamos una vinoteca, lo que iba de la mano”, recordó.

Furor cervecero en la ciudad: se suman más bares y se arma un corredor

Lo que buscó Contreras fue traer el modelo de lo que pudo apreciar en ciudades más grandes, donde los bares funcionan en casonas antiguas. Y eso consiguió: “Antes de poner el bar empezamos a viajar a Santa Fe, Rosario, Córdoba, empezamos a ver esa movida de casas antiguas, patios y nos abocamos a conseguir eso con una casa en la esquina de Independencia y Buenos Aires. Al principio venían muchos chicos que estudiaban en Córdoba, donde esto ya se veía, y después le fuimos a agregando comidas a la cerveza logrando también atraer a las familias”, indicó.

Esta semana, “1516” abrió sus puertas en un galpón ubicado en bulevar Roca 3030, también siguiendo la tendencia en lo que son los edificios donde ahora se instalan este tipo de bares. Ofrece 10 canillas, pero unos 20 estilos, por lo que hay rotación.

Se arma la ronda

Gabriel Fixman se considera “cien por ciento cervecero, un amante de la birra”. Dueño de la cervecería “Yuri” (25 de Mayo 2570), también de una tienda de venta de todo tipo de bebidas, señaló que la ciudad no tiene una zona de bares artesanales como Córdoba o Rosario, pero remarcó que nunca se abrieron tantos bares como en la actualidad.

Fixman, que abrió su local en 2018, reconoció que fue bajo la insistencia de sus amigos: “Venían mis amigos al negocio y me decían ‘ponete un bar’. Yo no quería renegar, pero a todo esto iba a eventos cerveceros, visitaba fábricas que elaboran cervezas. Y me terminé decidiendo”, contó. Así armó, lo que define, su “universo” con 15 canillas y estilos diferentes, también rotativos.

Cuando explica por qué la cerveza tiene un terreno bien ganado, no puede evitar caer en la comparación con el vino: “La cerveza tiene camaradería. Tiene eso que no tienen otras bebidas. El vino pasó a segundo plano porque hay mucha formalidad que a los más jóvenes no le copa. Te dicen que no le podés poner hielo, no le pongas soda… Eso fue dejando gente afuera”, teorizó.

Furor cervecero en la ciudad: se suman más bares y se arma un corredor

Fixman aclaró de todos modos que hay más cultura cervecera que antes: “Sin dudas hay más cultura sobre la cerveza y conocimiento. Argentina tiene cervecerías artesanales destacadas como Juguetes Perdidos, que es bicampeona en mejor cervecería de Latinoamérica y la tenemos acá. Y las redes sociales ayudan a potenciar, con todo esto, el consumo”.

Luego resaltó que la ciudad hoy ofrece opciones variadas, algo que era un anhelo: “Hay un itinerario, por ejemplo, se sale a comer algo a tal lado y se toma una pinta. Después se va a otro bar a tomar algo más, funciona como una especie de ronda de bares y eso es fantástico. Siempre nos quejábamos de que no había propuestas y hoy sí las hay”.

Oferta tremenda

Gustavo Navarro también es de los primeros que apostó en la ciudad a un bar de cerveza artesanal. Abrió “Mitre”, sobre su calle homónima en 2017, y hoy está al frente junto a un nuevo socio de “Lloyd” (Pueyrredón 65), con nueve canillas que en breve se ampliarán. En sintonía con los colegas, afirmó que la oferta actual en bares “es tremenda”, aunque aclaró que algunos están más fuertes que otros.

“Como toda actividad en San Francisco, cuando es furor se empiezan a generar lugares similares. Hoy la oferta es tremenda, algunos son más fuertes que otros y lo bueno es que llegaron a la ciudad marcas que de otra manera no iban a llegar nunca”, definió.

Navarro sostuvo que lo que ocurre en estos años con la cerveza pasó con el vino a inicios del nuevo siglo: “Está pasando lo que ocurrió con en el vino en el 2000, donde se empezaron a conocer los varietales, las mismas bodegas que elaboraban vino común se abrieron a otros mercados para que resurja porque estaba caído y la cerveza le quitaba consumidores a través de sus marcas conocidas (Quilmes, Brahama)”.

Con la aparición de nuevas birras y estilos, según Navarro, la gente empezó a acostumbrar el paladar a otra cosa: “La artesanal es una cerveza que la tomás tibia y seguís sintiendo los sabores, sigue siendo rica, lo que no pasa con la industrial. Son cervezas sin aditivos, sin conservantes, son naturales y eso se nota. Lo mismo cuando se ponen malas”, aseguró.


“El mercado local sigue una tendencia”

Mauricio Barbero, elaborador de cerveza artesanal en San Francisco, explicó que en la ciudad, más allá del público joven que recorre bares, existe otro un poco mayor (desde los 40 años) que busca experiencias de consumo relacionadas al placer y el disfrute: “En esa búsqueda de experiencias satisfactorias fijan sus preferencias en productos y ambientes que ofrezcan calidad y un buen momento. En sintonía con ese público crece la oferta de bares, espacios y productos artesanales que satisfacen esa demanda”, subrayó.

Barbero montó en febrero de 2019 Aries, su microcervecería, iniciando con una producción de 700 litros mensuales hasta superar los mil en la actualidad. Sus cervezas son muy buscadas y pueden degustarse en el bar céntrico Yuri. También están a la venta en su local (José Hernández 4020), donde recarga growler (botellones) de dos litros.

Para el cervecero, el mercado sanfrancisqueño “sigue, aunque de forma tardía, la tendencia de grandes ciudades donde la oferta de bares, cervecerías y afines surgió hace unos años. A nivel local, el público sigue evolucionando y demanda cada vez productos de mayor calidad y especificidad, como determinados estilos de cerveza”.

El precio de la pinta, un dilema

El precio de la pinta es hoy un dilema para los comerciantes. Algunos ya lo actualizaron y otros siguen tratando de mantenerlo, aunque parece bastante complicado de conseguir debido al constante aumento de insumos y sobre todo del transporte.

Gustavo Navarro (Lloyd) reconoció que el precio parte de los 150 pesos: “Lo venimos bancando porque vienen abriendo bares nuevos, hay mucha competencia. Pero hoy ese mínimo debería estar en 200 pesos”, dijo.

Furor cervecero en la ciudad: se suman más bares y se arma un corredor

Mauricio Contreras (1516), por su parte, reabrió su negocio ya con el nuevo precio: 180 pesos la pinta y 200 pesos las especiales: “El sol sale para todos, lógicamente al haber cada vez más bares y lugares la gente se va diseminando, pero están trabajando todos bien y la gente aprovecha la variedad”, dijo sobre la competencia.

Por último, Gabriel Fixman (Yuri), analizó sobre los precios: “En San Francisco seguimos siendo baratos, hay pintas de 150 pesos en adelante pero hay estilos que ya no los podés tener a ese precio”.

Impacto y consumo

En Argentina, la cervecera es una agroindustria que genera divisas para el país. Según Alejandro Berlingeri, Director Ejecutivo de la Cámara de la Industria Cervecera Argentina, esta industria, está entre los primeros 10 agroexportadores de la Argentina, básicamente en la provincia de Buenos Aires donde se siembra el 94% y también hay aportes de las provincias de La Pampa, Santa Fe, Entre Ríos y Santiago del Estero. 

En Argentina, desde 2011 hasta el 2020, el consumo per capita se ubicó entre 41 y 45 litros.