El expresidente Macri difundió este jueves una carta pública para reclamar que se “abran las escuelas”, cerradas desde marzo del año pasado cuando se instaló la pandemia del coronavirus y aprovechó para denunciar que los derechos individuales de los argentinos están “frenados por un Estado que busca hacer del control temporal algo permanente”.

“Abran las escuelas”, se titula la misiva que el líder del PRO difundió a través de su cuenta de Facebook.

Con el texto, Macri advierte que “las definiciones sobre la apertura de las escuelas aún siguen sin resolverse” y apunta: “Las autoridades del gobierno nacional insisten en condicionar el retorno a clases a la situación epidemiológica”.

 
El exmandatario así lo manifestó tras las declaraciones del jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, quien indicó que el regreso a las aulas depende del refuerzo de las restricciones para evitar un rebrote de coronavirus.

“Quiero llamarlos a la acción”, convocó Macri en su carta y completó: “No dejemos que el debate sobre la educación continúe monopolizado por los líderes gremiales que durante los cuatro años de nuestro gobierno han dejado a los chicos sin clases por ‘luchas’ que ahora parecieron abandonar”.

“En este último tiempo se han convertido en portavoces de las excusas del gobierno y no han sido capaces de disimular que sus intereses políticos son los que guían sus acciones y están por encima de las necesidades de los docentes y del derecho a aprender de los chicos”, agregó.

El dirigente de la coalición opositora Juntos por el Cambio reiteró que, durante la pandemia, “el debate sobre libertades individuales e intervención del Estado se ha intensificado y, tristemente en nuestro país, el péndulo se movió hacia uno que limita al ciudadano en su movilidad, pero también en derechos universales como el acceso a la educación”.

El texto 

ABRAN LAS ESCUELAS

 
Un nuevo año comenzó y las definiciones sobre la apertura de las escuelas aún siguen sin resolverse. Las autoridades del gobierno nacional insisten en condicionar el retorno a clases a la situación epidemiológica, incluso cuando desde noviembre pasado la Organización Mundial de la Salud (OMS) defiende la necesidad de mantener las escuelas abiertas porque se ha comprobado que los niños y adolescentes no son vectores principales de contagio y tienen más probabilidades de contraer el virus fuera del entorno escolar que dentro. Además de los ya conocidos efectos secundarios que produce el confinamiento en su salud mental.

No tengo dudas de que la inmensa mayoría de los argentinos esperamos esta noticia; porque miramos hacia nuestro alrededor y somos plenamente conscientes de que todo está permitido, excepto el ingreso de nuestros chicos a las aulas. Eso responde a un orden de prioridades que debe ser revertido en la inmediatez si deseamos realmente construir un futuro próspero y con oportunidades para los jóvenes. Vamos a perder el potencial de una generación de jóvenes si las aulas siguen vacías.

La Ciudad de Buenos Aires demostró que es posible abrir las escuelas, respetando los protocolos y las recomendaciones que establece el Ministerio de Salud. Ese camino es el que esperamos que tome la Provincia de Buenos Aires, que tiene la enorme responsabilidad de educar a 5 millones de chicos -prácticamente la mitad del país.

Contamos con cientos de miles de docentes que en este último año se han convertido en "héroes sin capa", como les gusta decir a las nuevas generaciones. Su compromiso y vocación permitieron continuar con los aprendizajes a pesar de las distancias y de las dificultades.

Muchas madres y padres de distintas provincias con los que he conversado en estos últimos meses me manifestaron que desean que sus hijos vuelvan a la escuela y, lo que es peor, no entienden por qué esto no sucede si “todo el mundo está en la calle”. Más allá del temor lógico por posibles riesgos, son ellos quienes tienen más clara la importancia de la educación de sus hijos, más aún luego de un año estando involucrados como nunca antes con sus aprendizajes.

Por estas razones es que quiero llamarlos a la acción.

No dejemos que el debate sobre la educación continúe monopolizado por los líderes gremiales que durante los cuatro años de nuestro gobierno han dejado a los chicos sin clases por "luchas" que ahora parecieron abandonar. En este último tiempo se han convertido en portavoces de las excusas del gobierno y no han sido capaces de disimular que sus intereses políticos son los que guían sus acciones y están por encima de las necesidades de los docentes y del derecho a aprender de los chicos.

Dicen que de todo debemos aprender y esta pandemia nos ha dejado más de una lección. El debate sobre libertades individuales e intervención del Estado se ha intensificado y, tristemente en nuestro país, el péndulo se movió hacia uno que limita al ciudadano en su movilidad, pero también en derechos universales como el acceso a la educación.

Tengo la esperanza de que juntos recuperaremos nuestros derechos individuales frenando a un Estado que busca hacer del control temporal algo permanente. Y en esa defensa, la educación y los chicos deben estar primero.