Que Jesús nació en Belén y que fue todo un acontecimiento, Reyes Magos incluidos. Que en su vida hizo o dijo tal cosa. Lo que ya desde la infancia se nos presentan como hechos de Cristo son parte de los relatos bíblicos que dan asidero a la fe cristiana. ¿Pero realmente fue así o son parte de leyendas con fines evangelizadores? El sanfrancisqueño Adrián Taranzano, especialista en el estudio científico de la Biblia, publicó días atrás su primer libro en el que aborda de lleno esta cuestión y concluye en que los relatos del nacimiento de Jesús no son narraciones históricas sino teológicas, es decir, tienen una finalidad evangelizadora o de propaganda religiosa. Incluso, subraya que en la Biblia coexisten dos relatos incompatibles sobre el nacimiento de Cristo, algo que no suele ser advertido por las personas creyentes. 

Taranzano no propone con esto un distanciamiento de la fe religiosa ni tampoco niega la figura de Jesús, sino que desde el campo de estudio conocido como el del “Jesús histórico” aporta elementos para una reconstrucción sobre la figura del cristianismo basada en criterios históricos y no solo en los relatos bíblicos.

El especialista, que en 2016 dejó el sacerdocio mientras cumplía tareas en la Diócesis de San Francisco, acaba de lanzar “Los relatos del nacimiento de Jesús”, el primer tomo de una ambiciosa colección de 12 libros planificada junto a la Editorial Guadalupe sobre las distintas etapas de la vida de Jesús, siempre desde una perspectiva histórica y no confesional. En este primer libro retoma sus investigaciones que inició durante su formación en el Pontificio Instituto Bíblico de Roma y en la Universidad de Múnich (Ludwig-Maximilian-Universität, en Alemania).

¿De qué se trata esta disciplina del “Jesús histórico” y cuál es el objetivo de este primer libro?

Es un proyecto de 12 volúmenes que abarcan los aspectos principales de la figura de Jesús de Nazaret desde un punto histórico, no confesional. Es una disciplina académica que se cultiva desde muchos ámbitos, tanto católicos como protestantes o no confesionales. Abordamos una figura que ha marcado la historia del mundo desde una metodología científica. Lo que presento en el libro se remonta a lo que he estudiado en un centro universitario católico en Roma. No es algo que haya ocultado la Iglesia. Incluso hay colegas agnósticos que se dedican a esta rama del saber porque les apasiona conocer esta figura. Y normalmente todos esos estudios no llegan al gran público. La idea del libro es esa: acercar al gran público descubrimientos de la investigación histórica de Jesús de Nazaret. 

¿Este primer tomo de la colección está enfocada en el nacimiento y plantea diferencias con los relatos conocidos de la Biblia?

Sí. Curiosamente, casi nunca se advierte que tenemos dos relatos diversos del nacimiento. Dentro de la misma Biblia tenemos dos autores, tradicionalmente identificados como Mateo y Lucas, aunque hoy la ciencia bíblica dice otra cosa. Pero no se advierte que se trata de dos relatos divergentes. Si alguien lee detenidamente con algunos criterios históricos el relato de Mateo y luego va al de Lucas, encuentra diferencias irreconciliables. Entonces, si fuesen crónicas históricas uno tendría que ser falso. Porque no concuerdan. Hay tres elementos comunes: el nombre de los padres, el nacimiento virginal y el lugar en Belén. Sacando eso, son divergentes. 

¿Por qué terminan con dos relatos distintos? 

Aquí llegamos a la primera conclusión. Los relatos de la infancia son diversos y no son fruto de un registro histórico sino que son reflexiones teológicas. Allí se percibe lo que diversas comunidades cristianas pensaron, reflexionaron y entendieron sobre Jesús. En el caso de los evangelios, lo que podemos saber a nivel histórico sobre el nacimiento es bastante escaso, porque no había suficientes datos cuando se escriben estos relatos. Por eso tuvieron la libertad de crear, entre comillas, aquello que consideraron oportuno. Esto de ninguna manera niega el hecho histórico del nacimiento de Jesús, que es sostenido por la gran mayoría de estudiosos serios, eso es incuestionable. Pero los relatos no son históricos, no tenemos que interpretarlos como tal. Por ejemplo, en los relatos tenemos dos abuelos distintos paternos. En Mateo es uno y en Lucas es otro. Hoy la mayoría de los estudiosos señalan que los relatos de la infancia son agregados posteriores.

¿Y cuál es el fin o el objetivo de construir estos relatos?

En este punto nos encontramos con la teología. De alguna manera, los evangelistas han necesitado llenar un hueco en la biografía del personaje. Es comprensible que con el paso del tiempo hayan querido indagar en su nacimiento. La exégesis científica rastrea el recorrido de las tradiciones antiguas y constata que al principio no hubo ningún interés en la circunstancia del nacimiento. Con el correr de los años, aparece esta necesidad de conocer. ¿Cómo Jesús no va a tener un relato de su nacimiento? Cada uno de los evangelistas va a presentar el nacimiento de Jesús de una manera atractiva para sus oyentes. Por ejemplo, Mateo lo presenta teniendo que huir a Egipto, algo que hoy ningún especialista interpreta como un hecho histórico, pero al auditorio judío le evoca la esclavitud sufrida en Egipto y de la que se tuvo que liberar; entonces Jesús vivió lo mismo que el pueblo. De alguna manera, lo colorean con rasgos teológicos significativos para el auditorio. Desde un punto de vista religioso podemos decir que están al servicio de la evangelización. Desde un punto de vista sociológico, se diría que tiene la finalidad de una propaganda religiosa. Hay muchísimas sorpresas en este libro para la persona que estaba acostumbrada a leer los relatos al pie de la letra.

¿Y esto a las personas creyentes no las deja desamparadas? Porque ciertamente se pueden preguntar cómo creer entonces en relatos que no son ciertos. O bien en qué creer, qué hacer con estas revelaciones.

Ciertamente al creyente lo puede shockear, pero quiero subrayar que no es nada que una persona creyente no pueda integrar en su camino de fe. Porque es una presentación científica que permite comprender mejor a la figura a la cual sigue. Va a encontrarse con determinadas cuestiones que no han sido tal cual se han presentado, porque muchas veces prevaleció una lectura al pie de la letra. Por ejemplo, hay un pasaje donde Jesús tenía que pagar un impuesto, le dice a Pedro que vaya a pescar y en el vientre del pescado hay una moneda, con la que paga. ¿Eso sucedió o es simplemente una leyenda? Al creyente, la investigación histórica le ayuda a tener una fe más fundamentada, más realista. Y al que no es creyente, le permite conocer con mayor precisión una reconstrucción plausible de aquello que hizo Jesús, diferenciándolo de lo que quedó reflejado en los evangelios. En el Nuevo Testamento hay diversas ideas teológicas, muchas veces opuestas entre sí, sobre la figura de Jesús. La Biblia no es unitaria, conviven visiones diversas. Y ante tanta diversidad, es natural que al historiador le surja la pregunta acerca de lo que sucedió realmente a nivel histórico.

Especialista plantea las diferencias entre el Jesús “histórico” y el de los relatos en la Biblia

O sea que no es algo que aleje a las personas creyentes de la Iglesia.

Exactamente, al contrario. Incluso porque todo lo que digo es lo que se enseña en universidades católicas, porque esto es patrimonio de la ciencia. Obviamente, hay grupos más tradicionalistas que tienden a minimizar estas diferencias o a querer explicarlas de manera forzada. Hay una corriente que no acepta esto. Pero aquí vale el dicho “No aclares que oscureces”. No se puede forzar la realidad. Para el creyente es un aporte que le permite comprender mejor y no tener que aceptar simplemente por fe determinadas cosas. 

Una de estas cosas que sorprenderían de su libro es que Jesús no nació en Belén, sino en Nazaret.

Claro. Una de las hipótesis más probables según la mayoría de los estudios serios -si bien no se puede tener una garantía absoluta porque no es el campo de las ciencias exactas- es que Jesús no haya nacido en Belén sino en Nazaret, un pueblo sin ninguna relevancia. ¿Entonces por qué se lo “hace nacer” en Belén? Porque para la finalidad del evangelista de presentarlo como el mesías, era una prueba de su convicción que hubiese nacido en Belén, la ciudad donde había nacido el rey David. Los estratos más antiguos de los textos del Nuevo Testamento nunca mencionan un nacimiento en Belén. Solamente de manera tardía se le atribuye. La hipótesis más probable es que haya nacido en el caserío irrelevante de Nazaret.