Una joven mujer de Villa María necesitaba cerrar la historia más terrible por la que tuvo que pasar cuando niña. Durante este mes utilizó las redes sociales para expresar el profundo dolor que siente tras saber que la persona que abusó de ella-y que fue sentenciada en 2012 tras haber confesado ser autor de los hechos- seguía en libertad.

“Hace ocho años este ser tan repugnante se sentó en el banquillo sonriendo para escuchar la sentencia que lo dejaba seguir en libertad a pesar de haber confesado ser el abusador que por varios años me cagó la vida. Que nunca nadie olvide su cara”, expresó en su cuenta de Twitter, Candela Comini, quien obtuvo una gran repercusión, además de muchas respuestas de apoyo y abrazando su valentía.

La foto a la que aludió es la de Mario Gallardo (79), publicada El Diario de Villa María el día siguiente a la finalización del juicio donde, según señaló el portal villamariense, el hombre "se mostró animado y hasta sonriente, sin advertir la presencia de un fotógrafo y tal vez imaginando que su caso no llegaría a trascender”.

Entre los usuarios de las redes sociales que pudieron ver su publicación hubo quienes sintieron la necesidad de llamarla, de confiarle que habían pasado por el mismo calvario. Una de estas personas le hizo saber que la víctima había sido alguien de su entorno.

La joven recordó entonces que uno de los motivos por los cuales la condena a Gallardo había sido condicional, más allá de su edad avanzada, era que no tenía antecedentes. Y sintió entonces la imperiosa necesidad de reabrir la historia que tanto la atormentó, para que tal vez tenga otro cierre.

Con esa intención fue que en la madrugada del lunes llegó con sus afectos hasta la calle Santa Fe al 2100 de Villa María y realizó un escrache. Los postes de distintas compañías de servicios por cable aparecieron empapelados, al igual que el portón de la casa de Gallardo. “Abusador en barrio Ameghino… Viene en… Si no hay justicia, hay escrache”, se lee en los carteles. Una leyenda similar fue pintada en blanco sobre el pavimento y un pasacalle también alertaba: “Abusador libre…”.

Según el matutino, el mismo Gallardo pasó buena parte de la mañana despegando carteles e intentando despintar o tapar las leyendas, pero no fue suficiente: otras cuatro mujeres del barrio se dieron cuenta de que el mismo sujeto que abusó a Comini ahora las acosa a ellas.

Más mujeres se animaron a denunciar

Según señaló Candela en sus redes sociales, cuatro mujeres le escribieron para contarles las situaciones de abuso de este sujeto, que a pesar de estar condenado y en libertad seguía reincidiendo impunemente. Dos de las mujeres que hablaron con Comini tienen 19 años y decidieron contar lo que a ellas les hacía. 

El hecho sucedió cuando Candela tenía unos 11 o 12 años -según recuerda-. "Vivían frente a mi casa; eran los abuelitos buenos, que te ofrecían galletitas y todo lo que un niño puede desear. Sentía que me daban todo el amor del mundo… Tenían una cocina-comedor grande, con una ventana al patio, y ella lavaba los platos mientras él me hacía de todo en la mesa. Yo no sabía qué hacer para que se diera vuelta. Yo la quería. Era como mi abuela. No se me cruzaba por la cabeza que era ella cómplice. Lo pude ver en terapia, también por lo que pude saber del juicio abreviado", relató.

"Lo mío es acoso. Me empezó a parar cuando regresaba del colegio para decirme que, si alguna vez me faltaba algo, no dudara en pedírselo. Después ya me ofrecía dinero para que entrara a su casa. Me llegó a ofrecer ir de viaje juntos. Se me acercaba, me abrazaba… Y empecé a volver a mi casa por otro lado, aunque el camino era ese… Igualmente, no soy la única del barrio que lo sufrió o lo sufre. Sé de una chica de 30 a la que también le pasa", contó una de las jóvenes de 19 años, quien agregó que estos hechos sucedían cuando ella tenía 16 años.

Villa María: escrachó a un abusador y motivó a que varias mujeres cuenten su historia
Las tres mujeres que contaron su historia. Al centro, Candela Comini, quien llevó el caso a la Justicia. (Foto: El Diario) 

Brisa Elizondo, es otra de las jóvenes abusadas por el mismo sujeto. Ella relató que sufrió de abuso cuando ella tenía entre 7 y 11 años. "Todo empezó el día que nació mi hermana. Le pidieron que me llevara a la clínica a ver a mi mamá después del parto y antes me llevó a su casa. Ese día la mujer no estaba, y ahí comenzó mi caso", explicó.

Y agregó: "El miedo te invade, te paraliza. También hay vergüenza, miedo al rechazo, a que no te crean porque él era el viejo bueno y cariñoso para todos".

"Queremos decirles a todas las personas que estén pasando situaciones similares que no se queden calladas, que siempre va a haber alguien que las va a apoyar. Está la familia y si no está la familia, estarán los amigos", señalaron.

"Siento que con el juicio comenzó a pagar algo de lo que hizo. Ahora, si ellas y alguien más quiere ir a la Justicia, yo las apoyo. Que se reabra la causa, no quiere decir que vaya a ir a la cárcel por la edad que tiene, pero a lo mejor le dan domiciliaria y que no pueda salir a repetir esas aberraciones. Porque hoy es un hombre libre", expresó Comini.

Sobre el final, una de ellas dijo: “Lo que nosotras sentimos y lo que pasamos no se borra nunca". Las otras dos lo repiten.

Fuente: El Diario Villa María