Pandemia en San Francisco: en un escenario adverso, se cumplen 200 días de lucha

En ese entonces, sobre el virus SARS-CoV-2, un nuevo coronavirus detectado por primera vez en Wuhan, localidad del país asiático, se dijo bastante: desde que era sumamente peligroso y mortal hasta considerarse sólo una “gripecita”.

El 11 de marzo, la Covid-19 escaló a la categoría pandemia. Ya no era joda, aunque para algunos seguía siendo una patología más. La diferencia es que no existía ni existe hasta el momento una vacuna para combatirla.

La cronología de los hechos muestra que al otro día la Municipalidad de San Francisco, tomando nota de la gravedad del asunto, decidió suspender los eventos públicos de alta concentración de personas para evitar la propagación del virus: "Preferimos tomar medidas un poco más profundas tratando de cuidar a nuestra población", declaraba el secretario de Gobierno, Damián Bernarte, mientras informaba que el decreto de emergencia sanitaria incluía la prohibición de festejos de cumpleaños, casamientos o reuniones que impliquen aglomeraciones de personas. Todo hasta el 31 de marzo.

Por ese entonces, la palabra restricción y distanciamiento social se empezaba a usar en ámbitos cerrados como comedores, bares, comercios, hoteles, gimnasios, peluquerías y más. Días más tarde, a partir del 16 de ese mes, se suspendieron las clases en todo el país.

Había que aguantar y acomodarse, eran solamente 15 días. Pero, la llegada de abril, que parecía salvadora, terminó siendo lo que era: el comienzo de un mes más del calendario de la cuarentena.

Vivir aislados, otra forma de vivir

El 20 de marzo entró en vigor el aislamiento social, preventivo y obligatorio decretado por el presidente Alberto Fernández. Desde ese momento hasta hoy pasó de todo en estos 200 días que se cumplen este lunes.

Como primera medida debimos aprender a lavarnos las manos más veces que las de costumbre, toser en el pliegue del codo y darle un protagonismo clave al alcohol (en gel o cortado con agua) para desinfectarnos. A eso se le sumaba la lavandina en casa. Debimos acostumbrarnos a charlar manteniendo la distancia social y más tarde llegaría la obligatoriedad en el uso del tapaboca… y nariz. 

Los chicos empezaron a estar más horas en casa, lugar que se transformó en escuela. Las maestras y profesoras aparecieron desde las pantallas de las computadoras y celulares y las clases se tornaron virtuales. El trabajo para muchos también.

Hicimos mucho pensando en la familia, sobre todo los mayores, aunque no dimos cuenta que este virus también puede ser difícil de sobrellevar para los más jóvenes. Pese a todo, pareciera, resta mucho por hacer.

Nuevos desafíos

A 200 días, San Francisco se enfrenta a un nuevo desafío. Ya no se trata de luchar para que el virus no entre, se trata de convivir con él. La oleada de casos de las dos últimas semanas nos debe poner alertas y más cuidadosos. Usar el barbijo, por ejemplo, debería ser parte de una conducta para cuidarnos y cuidar a los demás, no solo una forma de evitar una sanción económica que pueda llegar a ser onerosa.

El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreysus, manifestó la semana pasada que la principal lección que deja hasta ahora la pandemia es que "no importa en qué fase epidémica esté un país, nunca es tarde para darle un vuelco a la situación". La frase aplica claramente para nuestro escenario actual, que con las flexibilizaciones tan necesarias para la economía vino el relajamiento social, lo que favorece al virus.

También la pandemia puso en relieve las desigualdades económicas y sociales en nuestro país, que son visibles en nuestra comunidad. Datos actuales muestran que la pobreza se disparó y alcanza hoy a cuatro de cada diez argentinos, según el Indec.

Desde Red Solidaria San Francisco recalcan que la situación de los sectores más vulnerables se agravó al detectar por estos días un aumento en la demanda de ayuda. Y lo peor es que –según la Red- bajaron las donaciones.

Por eso, los desafíos pasan por cuidarnos, cuidar a los otros y ser solidarios también porque el de al lado probablemente la esté pasando peor que nosotros.

¿El último esfuerzo?

Por ahora no lo sabemos y todo está supeditado a la aparición de la vacuna.

La OMS se refirió al trabajo de la comunidad científica también por estos días, asegurando que se ha movilizado como nunca antes para desarrollar vacunas, test y terapias para la Covid-19, un esfuerzo que por ahora no ha dado muchos frutos, salvo la constatación de que los corticoides reducen la mortalidad en los casos más graves.

Por lo pronto, la normalidad, esa que supimos tener, aparece lejana. Tanto, como el inicio de la pandemia.