200 días de cuarentena: la escuela siempre está

Desde el día cero, todos los integrantes adultos nos pusimos a trabajar en pos de que las puertas de la escuela permanezcan abiertas en los hogares, actividades, videollamadas, clases virtuales y todo un despliegue de estrategias para llegar a cada estudiante en su situación particular.

Fueron, son y serán muchos los obstáculos que tendremos que saltar para lograr el objetivo de brindar aprendizajes de calidad que sirvan para formar ciudadanos críticos, responsables y capaces de llevar adelante la Argentina que todos nos merecemos.

Los obstáculos son muchos, pero lo que hay detrás no es sólo esfuerzos, es solidaridad, es empatía, es amor por lo que hacemos, es tiempo dedicado a pensar en nuestros estudiantes, es el valor del trabajo que apuesta siempre a la posibilidad del otro.

Es muy valioso y digno de destacar la respuesta del equipo de trabajo que formamos en el IPEM N° 96, en el anexo rural de Plaza Luxardo y en el PIT del IPEM N° 96; la predisposición de todo el personal docente y no docente, la docilidad no como mera aceptación de lo que nos toca sino la docilidad de adaptarse a los cambios, de inventar una nueva propuesta y cien si fueran necesario, de permitirse ser creativo y salir de las estructuras para ponerle el cuerpo a la situación y tener la cintura necesaria para aprender del error, de girar y volver a comenzar sin dar marcha atrás ni una sola vez. Y fue sin prepararnos, con pocos recursos, con mucha incertidumbre, sin hora ni fecha de llegada pero con el destino bien claro: los estudiantes.

Valoramos el esfuerzo de las familias en acompañar y velar por la tarea, además de tomar el compromiso de sostener la comunicación y compartir sus temores y sus necesidades, pero también su agradecimiento para con la escuela que siempre está.

Valoramos el crecimiento de los docentes -en los que me incluyo- en el aprendizaje con la tecnología y el uso de las herramientas necesarias para lograr la retroalimentación necesaria y aceptar que el tan cuestionado celular se volvió el medio más importante entre la escuela y los estudiantes.

Y aunque no sea lo mismo, aunque se complique, nada nos detiene. Por eso creo que más allá de los obstáculos siguen sucediendo cosas maravillosas todos los días.

200 días de cuarentena: la escuela siempre está

María de los Ángeles Vergnano
Directora IPEM N° 96 ‘Profesor Pascual Bailón Sosa’.
Especial para El Periódico