Días atrás se cumplieron seis meses de aislamiento, y un poco más de clases virtuales. Pese al tiempo transcurrido, algunos alumnos aún no cuentan con conectividad, lo que hace que docentes deban seguir replanteando estrategias para poder garantizar el aprendizaje y evitar la exclusión educativa y sobre todo la deserción.

En la Escuela Nº 1001 “Santiago Puzzi” de Frontera, por ejemplo, los docentes aprovechan la entrega de viandas para acercar cuadernillos a los padres.

Nancy Gandino, la directora del establecimiento educativo, explicó que la pandemia obligó a adoptar una forma de enseñar a la que no estaban acostumbrados. “Tuvimos que poner un montón de cosas en la mesa  y hacer cambios en la marcha”, afirmó.

Durante las primeras semanas, el contacto con los estudiantes comenzó por WhatsApp y cada docente creó un grupo privado de Facebook a los que los padres tenían acceso. “Con el pasar del tiempo nos dimos cuenta de que había muchos niños que estaban fuera de este sistema. No tenían teléfono, no tenían internet. Fuimos conversando con los docentes, que son los que nos dan el dato de la cantidad de niños que no están conectados y decidimos hacer entregas en formato papel de las actividades. Cuando los papás venían a buscar la vianda, encontramos el mejor medio para contactarnos. Íbamos teniendo una conversación con cada uno, quiénes estaban trabajando, quiénes no, y elaborábamos actividades y se las íbamos entregando a los papás”, recordó Gandino.

La directora sostuvo que al principio no era grande la cantidad de cuadernillos que debían entregar, pero que con el correr de los días se iban sumando “Sacábamos fotocopias en nuestra impresora o en la fotocopiadora de la escuela. Con el paso del tiempo, y siempre pensando en que esto se iba a solucionar pronto, que iban a ser unos meses, la cantidad de familias que no tienen acceso a internet y que no tienen teléfono se fue incrementando”, indicó.

Hoy la escuela se ayuda con parte de los fondos que llegan desde la Provincia de Santa Fe para llevar adelante refacciones o comprar elementos de limpieza.

Estudiantes, sin energía eléctrica

Una situación que llama la atención y que pone de manifiesto el enorme trabajo que vienen desarrollando los maestros, una vez más, es el caso de estudiantes que no cuentan, siquiera, con suministro eléctrico, lo que les dificulta en enorme medida poder estudiar.

Marita Vergnano, que es directora en el IPEM Nº 96 “Prof. Pascual Bailón Sosa”, pero también de su anexo rural en Plaza Luxardo y del  Programa de Inclusión y Terminalidad de la Educación Secundaria (PIT), dio un panorama de lo que sucede en algunas escuelas de nivel medio.

“Al comienzo de la pandemia planeamos unas actividades sencillas, simples, con un mensaje de que a la vuelta las corregíamos, y con la idea de llegar a quienes más pudiéramos, porque total al regreso íbamos a retomar. Cuando nos dimos cuenta de que en realidad no volvíamos y de que habían situaciones muy complejas, porque no todos los chicos tienen internet, incluso en Bailón Sosa hay chicos sin luz, se hacía todo muy complejo”, detalló Vergnano.

Así fue que al ver que a las clases virtuales muchas veces se conectaba menos del 30% de los estudiantes, la mejor herramienta que encontraron para trabajar fue el WhatsApp. “Pudimos llegar a todos los hogares y cuando queremos hacer contactos se hacen videollamadas en grupos reducidos. La mayoría de los estudiantes se vinculan perfectamente con WhatsApp”, comentó la directora.

“Después fueron surgiendo algunos inconvenientes, no solo en los que no tienen conexión, sino en las familia en donde son muchos hermanitos y hay un solo celular. A algunos de estos estudiantes les fuimos entregando actividades escritas desde la escuela. Los cuadernillos de Nación tienen actividades muy hermosas y muy bien diseñadas pero por ahí no son accesibles para que los chicos las realicen solos, entonces lo que hacemos con los profesores es tomar esas actividades y transformarlas a como estamos acostumbrados a trabajarlas en el aula. Entonces citamos a los papás y nos llevan los trabajos hechos y les entregamos las actividades nuevas para aquellos que no tienen conexión o se les complica trabajar con un solo dispositivo”, sumó.

En las otras escuelas sucedió algo similar: “En todos los casos apelamos al WhatsApp, tanto en el Anexo como en el PIT. A los estudiantes que no tienen celular con las características necesarias para bajar trabajos o videos se les hace apoyo con material impreso. En el Anexo son muchos menos, son uno o dos casos que buscan en la casa de un profesor el material pero en el PIT hay unos cuantos casos que recibieron material impreso”, aclaró la docente.