Desde que comenzó a pasar el ferrocarril por San Francisco, en 1888, el eje de la actividad de nuestra comunidad quedó definido y delimitado. Esa organización urbanística y social superó las barreras del tiempo, y el movimiento que antes generaba el ferrocarril y su estación se transformó y evolucionó en lo que hoy es el centro comercial de la ciudad, que si bien sigue expandiéndose hacia otras arterias y sectores, mantiene como epicentro el Centro Cívico.

Y si bien sobre el tema se puede hablar mucho y con variados puntos de vista, creemos valioso dar la versión de uno de los protagonistas de la concreción de esta obra, el ex intendente Guillermo José Peretti, quien en su libro “Memorias de un intendente”, cuenta cómo sucedieron los hechos que desencadenaron en la realización de un plan de urbanización ambicioso para el centro sanfrancisqueño.

Peretti fue elegido intendente municipal en 1958 y reelegido en 1962. La primera elección la ganó con amplia mayoría. No así la segunda, donde se impuso por sólo 45 votos sobre el candidato peronista, Mario Dante Agodino. “No pudimos asumir por el derrocamiento de Frondizi y fui designado Comisionado Municipal, desempeñándome hasta 1963, adquiriendo una experiencia que luego trasladaría a mi último período como intendente, de 1970 a 1973”, explicó.

La preocupación por los destinos de los predios que eran de ferrocarril era algo que Peretti ya tenía cuando cumplía su labor de concejal. “Los terrenos de la ex playa del Ferrocarril Central Córdoba, luego Ferrocarril Nacional General Belgrano, estaban ubicados en pleno centro de la ciudad y al trasladarse la Estación del Ferrocarril, los terrenos pasaron a depender del Gobierno de la Nación, al ser desafectados de su primitivo destino de Estación. Siempre tuve la preocupación por el destino de esos terrenos, siendo una aspiración constante que los mismos pasaran al dominio municipal. Siendo Concejal por la minoría, como presidente del bloque de la U.C.R., insistía ante el Intendente Visconti, sin obtener resultados positivos. En 1952 propuse un proyecto de Ordenanza pidiendo que se gestionara la obtención de, aunque sea dos manzanas de esos terrenos. Una para plaza pública con la estatua del general San Martín y la otra para asiento de la sede del futuro edificio municipal”, indicó.

“Sin embargo –agregó- mis iniciativas no prosperaron, venían del bloque minoritario y no fueron consideradas. La verdad, no me llevaban el apunte”.

Ya electo intendente, el escenario fue otro

Después expresó que “al ser electo intendente municipal en 1958, cuando me entrevistaban pidiéndome opinión sobre los problemas de la ciudad y mis propuestas en materia del próximo gobierno municipal, en primer lugar siempre destacaba y ratificaba mi determinación de abocarme de inmediato a considerar el problema del baldío céntrico, apenas asumiera la intendencia. Estaba convencido que esos terrenos debían ser transferidos al patrimonio municipal. Contaba con la cooperación del diputado nacional electo, Dr. Francisco Antonio Ravetti, de nuestro departamento San Justo, quien había prometido presentar sin demoras el proyecto de ley correspondiente”.

También nos ayudó mucho el entonces gobernador de Córdoba, un inolvidable amigo, el Dr. Arturo Zanichelli. Nos dio una mano muy importante, haciendo todo el trabajo, como se dice, cuerpo a cuerpo con los señores legisladores para que fuera considerado nuestro proyecto, aún antes que otros que podían ser más importantes en el orden general que el nuestro. Quiero destacar que el Dr. Ravetti se manejó con gran cautela, con un sigilo extraordinario, porque los directivos de Ferrocarriles estaban por rematar los terrenos. Incluso ya salían los avisos en los diarios, en La Prensa y La Nación”.

Tras ser aprobado el proyecto en la Cámara Baja “pasa al Senado y allí tuvimos la suerte que el presidente del Senado Nacional era también un gran amigo, el recordado Francisco Melani. Entonces no hubo inconvenientes para que se aprobase enseguida y así en septiembre de 1958 Senadores aprueba el proyecto para que los terrenos pasaran al dominio municipal”.

Pero mientras en San Francisco se festejaba el traspaso de los terrenos al municipio, llegó la noticia de la intención del gobierno nacional de vetar la ley. Entonces viajaron a Buenos Aires para reunirse con el presidente Frondizi el intendente Peretti, el diputado Ravetti y el gobernador de Córdoba, Dr. Zanichelli. “Antes de la promulgación, los directivos de Ferrocarriles pidieron al gobierno nacional que vetara la ley, para rematar los terrenos y paliar su elevado déficit. Máxime considerando que con posterioridad a nosotros, se habían presentado cuarenta proyectos de la misma naturaleza. Después de San Francisco, que fue la primera, otras cuarenta ciudades de todo el país presentaron proyectos similares y no querían que el Presidente dejara ningún precedente”, explicó el ex intendente en sus memorias.

Frondizi recibió a la delegación de nuestra ciudad junto a los directivos de Ferrocarriles, y el debate no tardó en llegar. Peretti recordó que “Zanichelli los seguía peleando y mientras discutía, en cierto momento, le dice al presidente: ‘Mire, si Ud. les quita esta ley a los amigos de San Francisco, usted señor presidente, tiene acá mi renuncia’”.

“Hasta que el presidente pide silencio y dice: ‘Bueno, voy a dar mi veredicto. No voy a promulgar la ley -ahí nos asustamos los tres-, pero un momentito. No la voy a vetar tampoco, y no la voy a vetar porque el trabajo que han hecho los amigos de San Francisco ha sido muy inteligente. El diputado trabajó ahí, sobre el filo, muy bien. Así dejamos transcurrir los días que faltan, porque si dentro de diez días la ley no es vetada queda promulgada de hecho’. Y así paso, el presidente Arturo Frondizi, atendiendo a que San Francisco fue la primera ciudad que presentó el proyecto, no promulgó la ley para no dejar antecedente, pero tampoco la vetó y se convirtió en ley en forma automática. La misión estaba cumplida, desde entonces la meta fue concretar lo proyectado, realizar el centro cívico comercial, la urbanización, la plaza cívica, el monumento a San Martín, etc.”.

La escritura de donación de los terrenos, en presencia del presidente de la Nación, se suscribió en la Casa Rosada el viernes 12 de febrero de 1960. “En marzo de 1960 entramos en posesión de los terrenos”, dijo el ex intendente, tras lo cual se llamó a concurso –con el asesoramiento del arquitecto Magistrello y de la Asociación de Arquitectos de Córdoba- del que participaron los profesionales más importantes del país.

“El concurso constituyó el evento más importante del país, de un éxito destacable, ya que se presentaron 19 anteproyectos y otros dos no pudieron concursar por llegar fuera de térmi¬no. En total intervinieron 88 arquitectos de todo el territorio nacional. El jurado lo integraron eminencias de la arquitectura, como el arquitecto italiano Alfredo Lapadula, de trascendencia internacional, llegado de Italia para ocupar el cargo de asesor y planificador de la gobernación de Córdoba. También integraron el jurado otras eminencias reconocidas en su materia, como el arq. Juan Molinos, el arq. Alfredo Casares, de Buenos Aires; Julio Pinzani de Córdoba; el citado Lapadula representando a la Intendencia, al igual que el Jefe del Departamento Obras Pú¬blicas de la Municipalidad, Juan Carlos de Uriarte”, recordó Peretti.

134 años de San Francisco: ¿Cómo se concretó la urbanización del eje central de la ciudad?
Guillermo Peretti

También destacó “el trabajo del asesor del concurso, arq. Tarán, la colaboración de profe¬sionales de la ciudad, arq. Carlos Magistrello, Dr. Bergero, Nicolás Losano, Juan Carlos de Uriarte, y la ayuda de todos los concejales. Realizado el concurso nacional, obtuvo el primer premio un equipo de Córdoba, integrado por los arquitectos Arias, Cuenca, Pardina, Taranto y Keismajer”.

Presiones y amenazas

“Empezamos los trabajos y lamentablemente tuvimos que soportar muchas dificultades, ya que existieron fuertes presiones para que la urbanización no se realizase. Toda la ciudad conocía el proceso seguido para la urbanización del Centro Cívico-Comer¬cial. Pero a pesar de nuestro empeño, había una oposición fuerte, una resistencia para que no se cerraran las calles, de algunos propietarios. La resistencia de los mismos surgía porque había intereses creados. Quienes no querían que se hubiera hecho el Centro Cívico. Incluso me amenazaron”, afirmó el ex intendente en sus memorias.

“La oposición principal de quienes estaban en contra, era porque no querían que se cerrara el Bv. Libertador, entre 25 de Mayo y 9 de Julio. Presionaban para que no se hiciera el centro cívico como debía hacerse, pedían que se tapara con plantas, sin cerrar calles, pretendían hacer algo del tipo del parque Sarmiento en Córdoba”, señaló. Hay que destacar que esa polémica se mantiene aún en nuestros días.

“Al firmar un contrato le establecimos una fecha de entrega de los primeros trabajos, para fines de marzo de 1961 y dada la insistencia de la municipalidad conseguimos que fueran entregados con casi 15 días de anticipación”, dijo Peretti, y también recordó que “entonces San Francisco tenía 45.000 habitantes aproximadamente y se destacaba por su progreso edilicio, por su expansión comercial e industrial. Según un censo del Banco Industrial de la República, en relación con el número de habitantes, figurábamos en el primer lugar industrial del país, con 400 industrias en funcionamiento”.

“Los trabajos de urbanización no se detenían, estábamos a fines de 1961 y ya teníamos un importante avance en las obras, las playas de estacionamiento, plazoletas, la plaza cívica, pavimentación de Córdoba y Pellegrini, loteo de parcelas y remate de las mismas, el monumento a San Martín erigiéndose con la colaboración de la comunidad en general. A principios de 1962 nos elogiaban periódicos de distintos lugares del país, el centro cívico era mencionado en distintas revistas, hasta en Francia fue destacado. Era un caso único”, dijo.

“Dentro del año 1962, inauguramos el monumento a San Martín. La prensa destacó que nunca acontecimiento alguno había reunido en la ciudad una concurrencia como la que se volcó a la zona céntrica para seguir el desarrollo del acto”, señaló el ex intendente en su libro.

“Durante mi gobierno, además de la inauguración del monumento a San Martín, se efectuaron los planos y cimientos del Gran Hotel Libertador, se realizaron las obras de pavimentación, arbolados, plazoletas, playas de estacionamiento, se remataron lotes, se concretó la vía blanca con gas de mercurio, se cimentó el primer edificio privado (el Belgrano)”, sintetizó el ex jefe comunal, y agregó que “fue mi obra de mayor magnitud, la obra más grande que pude hacer. Una obra que defendimos con responsabilidad, esperando que la ciudad nos juzgara en el futuro. Nos mantuvimos firmes y pudimos lograrlo, la urbanización de los terrenos céntricos fue una magnífica realidad, pese a los intereses que se movieron para que fracasara”.

Texto ya publicado en El Periódico

Fuentes:

- Fotografías y material bibliográfico de consulta: gentileza Archivo Gráfico y Museo Histórico de San Francisco y la Región.