El embajador designado en España, Ricardo Alfonsín, reiteró hoy sus críticas a la conducción de la Unión Cívica Radical y aseguró que "se callaron la boca desde 2015 sobre un montón de decisiones que se reclamaban y no se implementaron" en la gestión de Cambiemos. Además, cuestionó por "poco constructiva" la oposición que está realizando la alianza con el Pro y puso como ejemplo la oposición al proyecto de reforma judicial desde antes de que el mismo sea presentado.

Alfonsín, uno de los referentes del radicalismo y con una postura crítica desde hace varios años respecto al rol del partido dentro de la alianza Cambiemos, fue nombrado en febrero por el Gobierno nacional como embajador en España, aunque aún no pudo asumir en el cargo ya que pocos días antes de tratarse su pliego en el Congreso se suspendieron las actividades ante el aislamiento obligatorio por la pandemia de coronavirus.

"No tengo aprobado el pliego porque el Congreso suspendió las actividades unos pocos días antes de tratarse el pliego, para proteger la salud de los trabajadores, y fue una decisión correcta. Fue el Congreso, no el Ejecutivo, como dieron a entender en ese espectáculo que se llamó Travesía por la democracia", aclaró el dirigente, desde Buenos Aires, en una entrevista telefónica con El Periódico.

Alfonsín explicó que decidió aceptar el cargo como una forma de "ayudar a un Gobierno" que en la campaña electoral había propuesto políticas "mucho más radicales que las de Cambiemos", y que sin embargo "la UCR apoyó a quien decía que había que hacer lo mismo que hasta 2019 pero más rápido".

¿Cuáles son los puntos por los que cree necesaria una reforma judicial?

Siempre el radicalismo señaló la necesidad de una reforma judicial para introducir cambios que permitieran que el Poder Judicial funcionara teniendo la confianza de la sociedad, que es uno de los principales problemas institucionales que tiene la Argentina. Creo que el Presidente ha tomado el toro por las astas. Y cuando en marzo anunció que iba a enviar el proyecto de ley, todos aplaudieron y apoyaron. Es para que se discuta en el Parlamento, no es que están obligados a votar. Y ahora sin conocerlo, lo critican. No puedo opinar sobre el proyecto, opino sobre la decisión de discutir un proyecto de ley que intenta resolver el funcionamiento de la Justicia, que tanta desconfianza genera en la sociedad. No sé por qué ahora Juntos por el Cambio no quiere discutir. Me pregunto además por qué no lo trató durante los cuatro años de Gobierno, porque en los cuatro años anteriores fueron muy críticos con el funcionamiento de la Justicia. Ni siquiera se atrevieron a discutir la conformación del Consejo de la Magistratura, que tanto el radicalismo había cuestionado.

Usted mantiene entonces su oposición a que la UCR siga en sintonía con las posiciones del Pro.

Yo tengo las mismas posiciones de siempre, los que no las tienen son los radicales que están conduciendo el partido. Por supuesto no me refiero a Jorge Sappia, Dante Rossi y en San Francisco a Cristian Canalis. Desde la UCR soy consecuente con lo que dijimos hasta el año 2015. Después dejamos de decir muchas cosas que decíamos antes. Lo tendrán que explicar los radicales que se callaron la boca desde el 2015 respecto de un montón de decisiones que se reclamaban y no se implementaron.

Usted insiste en que el radicalismo abandone Juntos por el Cambio, ¿por qué cree entonces que dirigentes del partido insisten en mantenerse? No surgen otros dirigentes con proyección en esa línea.

Creo que hay de todo un poco. Hay que distinguir entre la dirigencia radical y la dirigencia en la conducción, que marca el camino. Es difícil que la dirigencia de base pueda cambiar las cosas si sus máximos dirigentes no quieren hacerlo. Creo que por razones electorales, nada más, porque piensan que la situación económica se puede complicar a raíz de la pandemia, como pasó en todo el mundo, que eso le puede dar une nueva oportunidad de ganar las elecciones. Y para competir con el oficialismo tienen que competir desde posiciones que satisfagan a ese 40 por ciento que tiene preferencias más bien liberales o de derecha en economía. En nombre de resultados electorales, el partido ha demostrado estar dispuesto a renunciar a convicciones históricas de la UCR.

¿La responsabilidad entonces es de Cornejo como presidente de la UCR?

No solo responsabilizo al presidente del partido, porque hay dirigentes que están en posición de tomar distancia y señalar diferencias. Si no lo hacen, es porque no les desagrada demasiado. Así como las manifiesto yo o Sappia, y en Córdoba Dante Rossi o Cristian Canalis, podrían hacerlo otros dirigentes. Lo que pasa es que no sé si esos dirigentes que se callan la boca se sienten cómodos desde el punto de vista electoral en esa posición. Las posiciones que el partido viene asumiendo desde el 2015 hasta ahora tienen muy poco del radicalismo.

¿Sus críticas son tanto por la forma de hacer la oposición que por las posturas ideológicas?

En la oposición hay quienes ejercen la tarea de manera más responsable, constructiva y civilizada. Y otros que son más virulentos y agresivos, aún en la circunstancia de una pandemia. Eso desde el punto de vista de las formas, pero en el fondo el partido está asumiendo posiciones que desde el punto de vista ideológico nada tiene que ver con lo que ha sido la Unión Cívica Radical históricamente.

Después de algunos años alejado de funciones públicas y donde se lo mencionó para candidaturas, ¿por qué aceptó el cargo como embajador?

Nunca ingresé al Congreso por Cambiemos, sino por el Frente Amplio Unen y mi mandato se terminó en 2017. En ese año, el Pro me pide que sea candidato por la provincia de Buenos Aires y no acepté, porque para decir que sí a todo había otros. Entonces me ofrecieron una Embajada y tampoco acepté. En 2019 de nuevo me ofrecieron que sea candidato por la Capital y dije que no. En noviembre de 2019, después de ganar las elecciones, el Presidente me llama, me dice que quería que sea embajador en España y me explica las razones. Le dije que no, pero no porque no quisiera colaborar, al contrario. En diciembre me vuelve a insistir, le dije que yo podía ser más útil desde otro lugar. En febrero me llama desde Alemania y me dice “Pensalo, dame una buena noticia. Voy mañana a España y tengo que llevar una propuesta”. Y ahí hablé con algunos dirigentes del partido y decidí aceptar. ¿Por qué? Desde noviembre a febrero el partido no revisó sus posiciones, no hizo rectificaciones a pesar de que se habían perdido las elecciones, incluso se corrió a posiciones más de derecha. Empezó a ejercer una oposición poco constructiva. Decidí ayudar a un Gobierno que había propuesto durante la campaña las políticas que creo que son necesarias para resolver los problemas que tenemos. Las propuestas que el Presidente anunciaba en la campaña son mucho más radicales que las de Cambiemos, sin embargo la UCR apoyó a quien decía que había que hacer lo mismo que hasta 2019 pero más rápido.

¿Cuáles van a ser sus objetivos en la Embajada de Argentina en España? 

Los da el propio Gobierno, desde la Cancillería. No solo hay lazos culturales históricos muy estrechos, sino también comercialmente hay una relación importante. En términos de inversiones, es el segundo país para la Argentina, después de Estados Unidos. Trataremos de potenciar las posibilidades comerciales para ambos países. En materia de pesca, por ejemplo. También vamos a trabajar por el tema de la soberanía de Malvinas, ellos también tienen un conflicto con Gibraltar; y ahora que se está discutiendo el Brexit puede ser que se den condiciones más favorables en la Unión Europea y lograr apoyos. Me voy a poner a disposición de los municipios de todo el país, de los gobernadores, para servir en todo lo que sea posible. Ojalá pueda responder a la confianza del Presidente.

¿Qué evaluación hace de la gestión del Gobierno nacional sobre la emergencia ante la pandemia de coronavirus?

Ya en diciembre de 2019 la situación era mucho más compleja que en 2015, como lo indican los peores indicadores económicos. Con un elemento que agravaba muchísimo la situación que era la deuda externa, contraída en una magnitud y vencimientos preocupantes, como lo dijo el ex presidente Macri en declaraciones en ese encuentro que tuvo en el sur. Para colmo de males, vino la pandemia, lo que hizo que muchas decisiones tuvieran que suspenderse y definir una estrategia para la emergencia. Se han manejado bastante bien las cosas, desde el punto de vista sanitario nadie lo puede discutir, porque si comparamos el número de muertes y contagios que tenemos en la Argentina con los de otros países que no dispusieron cuarentena y priorizaron la economía, llegamos a la conclusión que la decisión fue acertada porque los contagios y muertes son muchos menos. Y en esos otros países la situación económica también es un desastre. Al mismo tiempo se están tomando medidas económicas y sociales para paliar los efectos. Ahora habrá que ver si hacia adelante hay una actitud de colaboración por parte de la oposición para resolver los problemas que existían y los que generó la pandemia.