Federico Giuliani, trabajador de Senasa y secretario general de la Asociación Trabajadores del Estado (ATE) de Córdoba y de la Central de Trabajadores de Argentina Autónoma (CTAA)dialogó con El Periódico y remarcó la necesidad de que exista una política estructural que reduzca permanentemente las desigualdades sociales. También destacó la importancia de vincularla al trabajo, la formación y capacitación. 

Entre otras cosas, Giuliani, oriundo de Río Cuarto, criticó la falta de renovación de nombres en el sindicalismo cordobés.  

La conducción nacional ATE participó de un debate organizado por la Mesa de Encuentro por el Trabajo y la Vida Digna junto al ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo. Una de las conclusiones es que la pandemia obliga a pensar cambios estructurales. ¿En eso hay que avanzar? 

Hay una crisis social en el país desde hace mucho tiempo que se profundizó en el marco de la pandemia. La desigualdad social lamentablemente agrandó la brecha entre los sectores que más acumularon respecto a los que menos tienen. Y es fundamental el Estado en este contexto, la presencia no solo con ayuda paliativa sino con políticas públicas concretas de larga duración. Lo que queda ahora es avanzar sobre los sectores más concentrados, para lo que debe haber una decisión política.  

- El debatido impuesto a la riqueza. 

Creemos que es necesario el impuesto a la riqueza. También hay que dejar de pagar la deuda externa por fraudulenta, ilegítima e ilegal como lo viene planteando el Papa Francisco. En ese marco, nos parece interesante lo de la renta básica, un salario universal que (garantizando el salario mínimo, vital y móvil), a contraprestación de formación y capacitación de los compañeros, se termine convirtiendo en un piso de dignidad para de ahí hacia arriba construir una sociedad al menos más igualitaria. Claramente no vamos a solucionar problemas de fondo del país ya que existe una matriz distributiva desigual que lleva mucho tiempo, pero conseguimos un piso de dignidad entre los sectores que hoy no tienen nada y es un punto de partida importante. 

- ¿Se plantea como algo a largo plazo? 

Nosotros resaltamos dos instancias de construcción política de esta renta básica de carácter universal, que no sea por única vez sino continua. El 1 de Mayo pasado visibilizamos la agenda y las problemáticas que tienen los sectores populares en el país y construimos un programa para la salida a la crisis pos pandemia. Hay sectores que quieren que la crisis la paguen los laburantes, y desde este lado pensamos que esta crisis, que no generamos, no la debemos pagar nosotros. Presentamos formalmente un espacio con más de cien organizaciones sociales y sindicales y entregamos un documento a Alberto Fernández aportando una mirada hacia dónde hay que ir. La segunda instancia tiene que ver con un ámbito de diálogo y concordia entre sectores de la sociedad porque en la mesa de trabajo están las iglesias (evangélicos y católicos), la UIA, pymes, sectores de inquilinos, centrales sobreras y el gobierno. Hay un espacio más allá de la famosa grieta y entendemos que hay que construir un proyecto nacional y popular. Con algunos sectores hay mucho que discutir, pero con diálogo social hay que construir un nuevo pacto de paz social en Argentina sino es imposible caminar para adelante, pero eso no significa ceder intereses. Para nosotros el lugar de disputa es la calle, pero no podemos no estar en lugares de debates con el resto de la sociedad civil. Estamos caminando y apoyando esta medida que no debería demorarse más. La realidad que acecha en las barriadas populares es muy grave. El gobierno tiene la iniciativa pero hay que terminar de darle forma para que salga un proyecto de ley, con respaldo popular. 

- En el plano provincial el Tribunal Superior de Justicia admitió demanda de ATE contra la reforma jubilatoria. ¿Hay fe de que siga prosperando en los pasillos judiciales? 

En primer lugar hay que decir la Justicia de Córdoba como en cualquier lugar del país o del mundo, lamentablemente, tiene connivencia con el poder político. Muchas veces falla lo que el poder político quiere. En este caso, era una gestión que no podemos dejar de hacer y con nuestro cuerpo letrado se armó la demanda de inconstitucionalidad sobre la reforma previsional de (Juan) Schiaretti por considerarla un proceso de ajuste a los trabajadores pasivos, pero que hipoteca además a los activos que hoy hacen sus aportes a la Caja. El TSJ la admitió, siendo que la mayoría de las demandas que se presentan de estas características son rechazadas, y ese rechazo es irrevocable. Ahora tiene la palabra el fiscal general de la provincia. Pero la reforma no solo avanza sobre los derechos civiles, sino que tiene un sesgo de género ya que de cada diez trabajadores afectados, ocho son mujeres. Por eso también vamos a recurrir a la Corte Interamericana y a la OIT. 

- ¿Desde su rol cómo analiza al sindicalismo cordobés? ¿Le hace falta renovación? 

Primero hay que hacer la crítica por casa. En ATE nos costó y fuimos a una elección. Lo que no puede la cúpula con acuerdos hay que ponerlo a disposición de afiliados y afiliadas nos dieron la razón de que era necesaria la renovaciónPero no siempre la renovación tiene que ver con una transformación, ser joven no te da el carácter revolucionario naturalmente. Muchos llegan a la política y se burocratizan, lo que cuestionamos de la política sindical. 

- Hablamos de renovación de cuadros… 

Es necesaria la renovación de cuadros. Primero por una cuestión generacional, los compañeros con más trayectoria en algún momento se van. Si no hay un trasvasamiento natural la que sufre primero es la organización madre y por ende los trabajadores que representamos. El proceso natural hay que darlo con formación, con debate político y con inclusión dentro de los lugares de conducción. Los jóvenes no son el futuro sino el presente. Respecto a Córdoba veo una dirigencia gremial anquilosada, atornillada a los cargos. No decimos que hay que tirar a los compañeros más grandes por la ventana, pero cada uno tiene espacios y otros roles para ocupar, en la formación, en los consejos, para que vayan dejando los lugares de la mejor manera. No puede ser que haya dirigentes que hace 30 o 40 años sean secretarios generales, lo que no habla bien de la democracia y libertad hacia adentro porque la burocracia sindical genera comodidad, el no ir a los sectores de laburo, no expresar lo que la base pide. ATE discute hoy una reforma estatutaria donde no hablamos solo de renovación en la edad sino también en género, lo que nos parece muy importante.