María Laura Ferreyra (42) volvió a nacer hace unos ocho meses atrás. Lo que habría sido un intento de arrebato en octubre pasado casi le roba la vida y no una simple cartera, la que de todos modos no perdió. Estuvo en estado vegetativo por unos días pero por un milagro, tal como lo definen en la familia y desde la medicina, volvió a nacer. Y todo el aprendizaje obtenido en sus cuatro décadas de vida, hoy se convirtieron en un desafío para ella.

María Laura sufrió un grave traumatismo de cráneo, entre otras lesiones, el 25 de octubre de 2019, al caer de su moto durante el mediodía en la esquina de General Paz y Sáenz Peña, en nuestra ciudad. Las primeras informaciones hablaban de un choque con otra moto, cuyo conductor se dio a la fuga mientras la mujer quedó tirada inconsciente en el suelo. Tras ello fue derivada al Hospital Iturraspe, pero por la gravedad de la lesión la terminaron trasladando a la capital provincial.

A poco más de ocho meses, la mujer continúa con su rehabilitación en un centro privado ubicado en barrio Pueyrredón en la ciudad de Córdoba y sus avances, sobre todo luego de una intervención quirúrgica que se le practicó en el mes de febrero, son alentadores. Sin embargo, cada paso que suma en su nueva vida lo hace lejos de sus hijas de 13 y 3 años, las que tuvo con su pareja actual (también tiene otro hijo).

Un pedido al COE

Martín Delgado (36), marido de María Laura, explicó que sus hijas no ven a la madre desde inicios del mes de marzo. En su caso pudo verla unos minutos a inicios de abril, cuando viajó para llevar varias cosas que su mujer necesitaba.

“Nunca imaginé que podía venir algo así (por la pandemia y la cuarentena). Mi hija más chica no ve a la madre desde el 3 de marzo y la más grande desde el 10. Las veía llevando separadas para que la disfruten de a una por vez. Yo la última vez que pude verla fue cuando le llevé algunas cosas que necesitaba a principios de abril y luego el 13 de ese mes fue la última vez que viajé porque tuvo una infección, pero no me dejaron verla”, indicó a El Periódico.

Delgado sostuvo que a medida que se fue agravando la situación por la pandemia y la ciudad de Córdoba se convirtió en zona “roja” al haber circulación del virus, no pudo viajar más porque en el caso de hacerlo deberá cumplir una cuarentena de dos semanas al volver.

“Yo no puedo cerrar el negocio, desde que le pasó a Laura esto debimos poner una empleada, es un negocio chico. Luego, por obras, cerraron un tiempo la calle Caseros y eso también provocó que vendamos menos y después se vino la cuarentena donde había menos horas para atender. Hace ocho meses que los mazazos vienen uno tras otro. Nosotros vivimos del día a día, si tengo que cerrar por hacer la cuarentena directamente tengo que cerrar el negocio”, señaló.

Delgado tiene una fiambrería sobre avenida Caseros al 469. Por la situación económica, además, dejó de alquilar la casa donde vivía y volvió con sus padres junto a sus hijas.

Contó que habló con las autoridades del COE San Francisco y les explicó su situación: “Es imposible que cierre la fiambrería 15 días porque no va a ingresar un peso. Lo que quiero que se entienda es que no queremos ir a Córdoba a pasear sino a que mis hijas vean a su mamá otra vez, la abracen, que ella sepa que están y darle fuerza para que se siga recuperando porque eso la va ayudar. Hoy son solo videollamadas el contacto que tenemos”, manifestó y agregó: “Yo no tengo problemas de hisoparme y quedarme en mi casa hasta que esté el resultado”, dijo.

Recuperación y evolución

A Ferreyra la operaron el mes de febrero. Le hicieron una craneoplastía, un procedimiento quirúrgico en la cabeza tras el severo traumatismo de cráneo sufrido el día en que cayó de su moto.

“Después de la operación en febrero, de ahí en adelante fueron todos avances. Si bien sigue usando pañales es por precaución y ya no por necesidad porque ella se da cuenta cuando debe ir. Las cuatro comidas ya las come por boca, la medicación lo mismo. Camina, aunque no sea un paso continuo lo hace y hasta se la ve bailando en la rehabilitación”, contó Martín sobre su mujer. Respecto al habla resaltó que ya no suena como una “voz afónica” sino que es más clara, aunque todavía no logra una comunicación fluida y consciente.

Al ser consultado sobre si María Laura reconoce a su familia, Delgado respondió: “Sabe que soy el marido, sabe que son sus hijas cuando las ve, pero le cuesta nombrar o reconocer por los nombres. Hay que volver a enseñarle cosas, es un volver a nacer porque su lesión cerebral fue muy compleja”.

El pasado 30 de junio surgió la posibilidad de que María Laura vuelva a San Francisco al cerrarse en Córdoba el centro de rehabilitación donde se encontraba internada. Pero a la familia no le pareció conveniente porque piensan que influiría en su rehabilitación, ya que en la capital provincial viene dando grandes pasos en este sentido: “Pensamos que era un pecado traerla faltando poco para que finalice la rehabilitación. Conseguimos un lugar nuevo, calculo que le faltarán tres o cuatro meses. Ella hizo muy buenos avances en este poco tiempo y seguramente serán mejores en lo que queda”, se esperanzó.

“Los médicos están contentos, una enfermera que la volvió a ver después de dos meses me dice que no puede creer cómo está ahora.

Por último, Martín insistió con su pedido: “Mi hija más chica pide teta en las videollamadas, quiere verla. Es una necesidad muy grande que tienen las dos. Es importante que puedan entender este caso, yo no quiero ir de paseo a Córdoba”, afirmó.


El caso de María Laura 

La causa de Ferreyra recayó en manos de la fiscal Leonor Failla. En un primer momento se habló de un choque entre dos motos, con un conductor que se dio a la fuga. Sin embargo, a medida que avanzaba la investigación policial se determinó que habría sido un intento de arrebato lo que produjo la caída y posterior lesión.

Un joven de 23 años está detenido desde entonces, quien contaba con pedido de detención y podría estar vinculado también a este hecho ya que tenía varios arrebatos en su haber. En un allanamiento en la vivienda donde residía, la Policía secuestró prendas de vestir y al menos 11 carteras, con documentos de mujeres en su interior, relacionadas a tentativas de arrebato, entre otros hechos.