A más de uno transitar por las calles adoquinadas se les vuelve un dolor de cabeza, sobre todo a ciclistas y a motociclistas. Es que el deterioro sufrido durante años hizo que estas arterias, que forman parte del patrimonio histórico de la ciudad, reciban más reproches que halagos de sus propios habitantes. Sí son bien vistas cuando alguno que otro visitante llega a San Francisco y los observa como algo pintoresco.

El domingo, desde el Gobierno local se informó el inicio de obras para mejorar el sector aledaño a la Terminal de Ómnibus, aprovechando la restricción en el servicio de transporte urbano e interurbano de pasajeros.

Según se informó, se realizará la recolocación de unos 23 mil adoquines estimándose que por metro cuadrado se concentran unos 120.

Cuando finalice la tarea de reparación en este sector, los trabajos continuarán en la esquina de Moreno e Independencia.

Patrimonio histórico

Las calles empedradas de nuestra ciudad son patrimonio cultural, y por el tiempo que llevan es difícil imaginar a San Francisco sin ese tapiz cuadriculado que lo identifica sobre todo en el centro.

Si bien los adoquines estaban planteados en el primer proyecto de pavimentación en 1926, durante la intendencia de Serafín Trigueros de Godoy, terminaron apareciendo en San Francisco el 19 de junio de 1931, cuando se pavimentó la primera cuadra habilitada para el tránsito. Según “El libro de las calles de San Francisco”, del historiador José Alberto Navarro, fue en calle Paraguay, entre Sarmiento y Carlos Pellegrini. Era una época marcada por el primer golpe de Estado y en nuestra ciudad gobernaba el comisionado municipal Humberto Álvarez Irgazábal, quien adjudicó una licitación por 325 cuadras de granitullo (tal como se llama el adoquinado que se emplea en San Francisco) a la Compañía Santafesina de Pavimentos y Construcciones.

Fue Trigueros de Godoy quien continuó luego con esta obra, tras asumir por cuarta vez el gobierno municipal el 22 de febrero de 1932. El libro de Navarro precisa que hasta 1936, cuando quedó el gobierno en manos de Raúl Villafañe, esta gestión había pavimentado 208 cuadras, para las que se utilizaron cerca de 25 millones de adoquines de granito provenientes de las sierras de Córdoba, especialmente de las canteras Las Peñas y Los Pozos.

Los adoquines se encuentran presentes actualmente sobre el bulevar 25 de Mayo, entre las avenidas Urquiza e Yrigoyen; sobre bulevar 9 de Julio, desde Juan B. Justo hasta Yrigoyen y Juan B. Justo hasta Salta. En el bulevar Sáenz Peña se pueden ver entre Rivadavia y Avellaneda; también en avenida del Libertador y calles como Independencia, Cabrera, Belgrano, Iturraspe, Garibaldi, Pueyrredón, Alberdi, Moreno y otras más.

Volvieron

Pese a que los siguientes planes de pavimentación que se sucedieron a lo largo de la historia fueron de hormigón simple, dejando atrás el adoquín, en los últimos años el municipio decidió volver a utilizar el empedrado para pavimentar los diferentes pasos a nivel del ex ferrocarril Mitre, como el de Moreno, Alberdi, entre otros. En estos lugares se utilizan adoquines de hormigón.

Más que piedras

El empedrado sanfrancisqueño no son meras piedras, sino que está cargado de historia. A lo largo de muchos años aguantaron de todo: desde los rigores climáticos hasta la circulación incesante de distintos e incalculables vehículos. Se desalinearon, alinearon y en algunos casos se volvieron alinear. En otros siguen mostrándose descuidados. Lo que queda claro es su firmeza, de eso no hay dudas.