Además de tener una larga trayectoria como voluntario y varias facetas en las que donde se destacó, el jefe del Cuerpo Activo de Bomberos Voluntarios durante 44 años, Juan María Baggio Ferrazi, fue el dueño de alrededor de ocho perros que los acompañaron en toda su carrera bomberil. En los documentos de la institución se registra la historia de estas mascotas que marcaron tanto la vida de “Don Juan” como la del cuartel.

Top, el pionero

Top era un ovejero alemán que desde su llegada, cerca de 1940, permaneció dentro del cuartel desde que era un cachorro. “Era guardián, tranquilo, compañero y sobre todo muy amigo de los niños”, mencionan los escritos.

Se decía que en el cuartel era “el vigilante de la sala de máquinas” y que “siempre estaba entre los camiones, dormía arriba de ellos y hasta en las salidas lo llevaban a los incendios”.

Las reseñas cuentan que parecía “actuar con voluntad” ya que cuando tocaba la campana de la autobomba “corría al servicio”. Top tuvo un final inesperado cuando murió envenenado siendo muy joven.

Bomberos: la historia de Ferrazzi y su jauría de voluntarios

 La mascota que marcó un antes y un después en la vida de “Don Juan”

El “mezcla de doberman”, al cual Ferrazi lo apodó Jack, ingresó al cuartel en 1948. “Era un perro fuerte, no muy alto, inquieto, nervioso, siempre atento a su dueño, era el reflejo de él. Cuidador de los chicos y muy compañero de los voluntarios, su segundo padre era el segundo jefe, Raúl Dosanto, que compartió gratos momentos a su lado”, indican los registros.

Jack marcó la vida de la institución porque en aquel momento se rumoreaba en el cuartel que “tenía actitudes de una persona”. Los escritos señalan: “Presentía las alegrías, las tristezas y todo lo que rodeaba a la familia bomberil y a su alrededor”. También asistía a los incendios y hasta “sacaba cueros de una fábrica en llamas”, sin que nadie se lo ordenara.

Alrededor de 1957 se enfermó de cáncer. Tres años después de luchar contra el dolor, se sentó en las vías del ferrocarril que se encontraban detrás de Garibaldi. En los documentos, se relata: “No dejaba que nadie se le acercara, hasta el mismo Don Juan; pensativo y sufriendo por el dolor de que su vida se estaba yendo, esperó el paso del tren que lo llevó hacia la muerte”.

La sucesión de caninos

En la lista sigue un perro “mezcla bóxer y pitbull terrier”, al cual Ferrazzi también lo apodó Jack. Su aparición fue en 1962 y, aunque es escasa la información sobre su vida, se dice que “tenía la fuerza y el coraje” de su dueño.

El siguiente es un doberman llamado Paul, traído en 1966. Se lo describe con un cuerpo “musculoso, armonioso, fino, con orejas cortadas que le daban una actitud recta”, que a pesar de dar una imagen “temeraria”, era un perro “bueno y cariñoso” con todos los que se le acercaban y convivían con él.

El próximo sería otro doberman al que apodaron Münthe. Su historia es particular, ya que fue rescatado de cachorro por “Don Juan” y su hija Marta, al enterarse que en un campo aledaño a la ciudad estaban regalando “perritos recién nacidos”. En los escritos, se dice que también le decían “El Payaso” porque el jefe le enseñaba monerías. Murió en 1981 y se desconocen las causas de su partida.

En 1987 se contó con la presencia de un perro de raza ovejero alemán. Este canino también fue llamado Jack. En los documentos se lo describe de “color negro con pintitas marrones”. Convivió con los bomberos durante 10 años y algunos integrantes del Cuerpo Activo comentaron que los acompañaba en todos los desfiles y que además salía en más de una foto porque “se paraba arriba de las unidades”. En la historia del cuartel, también se nombra a un bóxer atigrado y un dálmata que estuvieron poco tiempo en la institución por distintos motivos.

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Actualidad

A partir de 2015, se formó oficialmente el grupo especial K-9 para búsqueda y rescate. Nico, un ovejero alemán, fue el primer canino de la institución adiestrado especialmente para exploración de personas vivas en San Francisco.

En la actualidad, el área cuenta con dos golden retriever, Aaron y Daico. Uno de ellos, entrenado específicamente para la busca de cadáveres; el otro, preparado para rastreo. Luego se sumó Sura, que ocupó el lugar que antes tenía Nico y por último se añadió al equipo una pastora belga malinois, Julia, que está siendo educada para la detección de óbitos.