A diferencia de ciudades como Villa María o Río Cuarto, en San Francisco es notoria la conservación de sus antiguas casonas y edificios de muchas décadas atrás. Esa presencia de antiguas fachadas, principalmente en el área céntrica y barrios cercanos, le da a la ciudad un toque antiguo y hasta nostálgico, si bien muchas de ellas fueron restauradas.

Las arquitectas Cristina Rearte y Aurora Bruno, miembros del Programa de Preservación Ambiental, Urbano y Arquitectónico de nuestra ciudad, hablaron con El Periódico y explicaron que el fenómeno se debe a una serie de factores.

Si bien el programa de conservación patrimonial fue creado en 2012, precisaron que tres factores fueron los que permitieron que lo histórico aún se conserve. En primer lugar hubo situaciones particulares de los propietarios, que en algunos de los casos les impidió poder reformar, o demoler y reconstruir.

Otro motivo fue la herencia familiar, ya que en algunos lugares siguen viviendo los dueños o los herederos de los bienes originales. “Se modificaron las plantas bajas pero no las plantas altas, gracias a Dios”, expresó Bruno, mientras que Rearte afirmó que “se tuvo mucha suerte de que en toda esa zona de 25 de Mayo la renovación urbana no haya sido feroz”.

En tercer lugar, según explicaron las mujeres, sucedió por criterio de los arquitectos, a veces en concordancia con los propietarios, como en el caso del Paseo Colón y de la edificación contigua. “Fue una excelente decisión profesional de un arquitecto conocedor de los valores del patrimonio, ya que en ese momento no estaba obligado por ordenanza”, aseguraron.

Posterior a esto, se creó el programa –en julio de 2012- y en 2016 se sancionó la ordenanza 6655, que establece áreas particulares a preservar. “Hubo situaciones puntuales de demoliciones y ahí se tomó una decisión política muy importante de crear el programa y sostenerlo en el tiempo”, explicó Rearte.

San Francisco, la ciudad que mantiene sus fachadas

Cómo se protege

Ante un pedido para demoler y reconstruir, es necesario pedir el permiso de demolición ante el Programa de Preservación Ambiental, Urbano y Arquitectónico. Esta entidad se encarga de analizar el pedido ante un equipo técnico y un comité evaluador integrado por distintos profesionales y especialistas de entidades relacionadas, y de representantes de cada uno de los bloques de concejales.

En esta instancia se aprueba o se rechaza el pedido, y una modificación sin el permiso correspondiente es motivo de sanción.

“Estamos trabajando en que toda acción y toda intervención urbana en esos sectores que se especifican por ordenanza tengan que ser aprobados. Para eso vemos ese bien o inmueble que se pidió demoler o intervenir y hacemos un diagnóstico para determinar si es factible o no. Si se va a demoler hay que dejar constancia de que ese inmueble existió, con sus características. No todo es conservable, no todo tiene que mantenerse en el tiempo. Pero a nadie se le ocurriría, por más que esté deteriorado, tirar abajo el Palacio Municipal, porque tiene valores que requieren de su restauración”, resaltó  Bruno.

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Incentivar la puesta en valor

Por último, las mujeres contaron que intentan incentivar a quienes conserven y pongan en valor estos espacios: “Estamos intentando, todavía no lo hemos logrado, que aquellos propietarios que conserven su bien, que lo mantengan e inviertan, tengan incentivos fiscales. Así como pensamos que debe haber incentivos, debe ser sancionado el que no lo respete”, cerró Bruno.

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