Arquitecta sanfrancisqueña fue premiada en un concurso de ideas en Santa Fe
Gisele Daga, junto a dos colegas cordobeses, logró el primer lugar en un Concurso Nacional de Ideas para intervenir la “Plaza de las tres culturas”, en la ciudad capital.
La arquitecta local Gisele Daga resultó ganadora, junto a dos colegas cordobeses, del Concurso Nacional de Ideas para la “Plaza de las tres culturas”, una propuesta organizada por la Municipalidad de la Ciudad de Santa Fe y su Colegio de Arquitectos.
La profesional participó junto a Marco Rampulla y Juan Arriola como coautores, y junto a Genaro Rostan como colaborador.
En diálogo con El Periódico, Daga consideró “muy importante y necesario que la obra pública sea promovida a través de los concursos”, tratándose en este caso de uno nacional porque se presentan propuestas de todo el país y se eligen proyectos (y no autores)”.
También contó que el concurso se sitúa en un importante espacio público de la ciudad de Santa Fe, ubicado en la esquina de San Martín y Tres de Febrero, lo cual fue totalmente atractivo a la hora de decidir concursar.
El objetivo era lograr la puesta en valor de esta plaza y su actualización en términos de espacio público contemporáneo, acorde a los ejes con los que la gestión municipal de esa ciudad se encuentra trabajando a fin de promover la mejora urbana integral.
La propuesta
La propuesta de Daga y compañía atiende al núcleo de edificios históricos y al encuentro de las tres culturas que forjaron la ciudad de Santa Fe: la originaria, la española y la africana.
También repara en el solar ubicado a metros de la Plaza 25 de Mayo, que con su entorno patrimonial se presenta como nexo entre la ciudad, el lago, las plazas y el Parque Sur, siendo parte de un continuo sistema urbano de espacios y usos públicos.
Geográficamente, el espacio representa el remate del Río de Acceso, brazo del Paraná que se une con el Santa Fe, a través del Lago Sur.
La propuesta plantea la conexión del nivel de la ciudad con el nivel del lago en una única acción: “La Explanada de las Culturas”, que a la vez que resuelve las diferencias de nivel, propone un espacio central dilatado y contenido por las preexistencias. La vegetación existente se refuerza actuando como un marco sombreado al vacío central, abrazado por un solo elemento lineal que por momentos es muro de contención, banco o un simple cambio de solado.
Con múltiples abordajes y horizontes, El Paseo integra, abre y posibilita diferentes apropiaciones que relacionen la ciudad, el río, la topografía, las culturas y su gente de manera inclusiva. Una plaza que remite a las orillas, del encuentro del agua con la tierra, presentes desde el origen.